NAVIDAD
Guión
Pesebre Viviente 4
REYES
MAGOS - Año 2007
PERSONAJES: Los Reyes
Magos y un ángel - María - José y el Niño
Aparecen
los Reyes Magos preparando sus bolsas de regalos y de paquetes, cuando de
pronto viene un ángel con una gran lista.
Melchor: ¿Y? ¿Cómo
va eso, Gabriel? ¿Ya preparaste la lista de pedidos?
Ángel: No, esta
vez preparé una lista de deseos.
Gaspar: Bueno...
pedidos, deseos, es más o menos lo mismo...
Ángel: De ninguna
manera. Son cosas muy diferentes.
Gaspar:
¿Diferentes? ¿De qué manera? Mirá... nosotros siempre recibimos listas de
pedidos, así que no nos vengas a cambiar las cosas después de 2000 años.
Ángel: Bueno, no
se enojen, les voy a explicar. Los pedidos son demandas, exigencias, que tienen
que ver con las necesidades de las personas, y las necesidades están afuera de
nosotros. En cambio, los deseos son otra cosa, mientras que las necesidades
nacen afuera, los deseos nacen adentro de cada uno, en lo más profundo. Las
necesidades se gastan o cambian de moda. Los deseos son eternos.
Yo
puedo calmar tu necesidad con un poco de pan, pero tu deseo, deseo de amor, de
amistad, de paz, no es tan fácil. Para las necesidades se necesita alguien a
quien pedirlas; para los deseos, no.
Baltasar: Y bueno, a
nosotros siempre nos hacen pedidos, y ya ves, somos alguien, somos nada más y
nada menos que los Reyes Magos...
Ángel: ¡Pero...
será posible! Nunca me dejan terminar... Los deseos muchas veces no van
dirigidos a nadie, nacen en el corazón y van creciendo hasta convertirse en
sueños y, si se juntan con otros, con los deseos profundos de otros, se
convierten en “la esperanza”.
Gaspar: ¿Y para qué
complicarnos tanto? Los pedidos son más fáciles de realizar...
Gabriel: Porque hoy
la gente tiene muchísimos pedidos, infinidad de reclamos, pero están perdiendo
los deseos y con ellos están perdiendo la esperanza.
Melchor:
Esperanza... esperanza... sí, esa palabra la conocemos muy bien, es la que hace
dos mil años nos unió a los tres.
Baltasar: Sí, lo
recuerdo muy bien, fue cuando todos teníamos el mismo deseo.
Gaspar: Era un
deseo-locura, un sueño imposible, hallar en el desierto una fuente, en el mar
un faro en el mundo a un Dios.
Ángel: ¿Vieron?
Ahora me entienden, ustedes lo vivieron mejor que nadie, cada uno, lejos del
otro tuvieron ese mismo deseo y mirando para arriba se unieron en un mismo
destino, seguir a una estrella, así nació la esperanza, y lo que es más
increíble, nació el Dios de esa esperanza.
Baltasar: Sí, y nuestros
regalos fueron tan poco al lado de lo que recibimos...
Ángel: Por favor,
recuérdenlo nuevamente.
Melchor: Pero te lo
contamos mil veces.
Ángel: Sean
buenitos... ¡cuénteme otra vez!
Gaspar: Bueno... te
lo contamos si vos después nos das esa lista de deseos...
Ángel: ¡Hecho! (se
acomoda para que le cuenten la historia)
Gaspar: En ese
entonces los reinos de la Tierra estaban muy enemistados, había guerras y
luchas tontas de poder. La vida se había vuelto una noche para muchos. Y
entonces, nosotros, cada uno en su reino concluyó con la misma respuesta: SI
TODO PARECE NOCHE, HABRÁ QUE MIRAR LAS ESTRELLAS.
Y
así fue. Los deseos se unieron en ese punto, en esa estrella, no teníamos nada
más, ni mapas, ni planos, ni rutas, ni estrategias. Teníamos sólo una mirada,
una mirada de esperanza que descansaba en las alturas.
Melchor: La gran
sorpresa fue encontrar el tesoro en un lugar muy diferente al que cualquiera podría
imaginar. No estaba en un palacio, ni en una residencia cuidadosamente
custodiada, ni en un banco ni en una caja de seguridad, ni en un shopping, ni
en una Casa de Gobierno. Estaba en el seno humilde de una familia, en los
brazos de una madre, bajo la mirada protectora de un papá trabajador.
(En
este momento se prepara el pesebre, van apareciendo los distintos personajes:
María con el bebé, José, algunos pastores y ángeles.) PONER MÚSICA ADECUADA.
Baltasar: Nosotros le
llevamos oro, incienso y mirra, pero ese niño nos dio lo que realmente se necesita
para vivir. Nos dio una sonrisa, un “ajó” balbuceado, Él que es la Palabra, no
nos dedicó un discurso, nos regaló la ternura, la sencillez, el candor y sobre
todo, la certeza de saber que los tesoros se encuentran en donde está el amor.
Gabriel: Ay... Cómo
me gusta esta historia... la escucharía siempre. ¿Y? ¿Ahora se dan cuenta de la
diferencia? Se piden “cosas”, necesidades, caprichos, gustos... pero se desean
verdades, paz, justicia, libertad, alegría, unión, amor...
Gaspar: Uf... pero
eso es muy difícil de llevar...
Gabriel: Sí, pero
por otro lado, no pesa nada. A ver... hagan una cosa, resúmanlo en una sola,
por ejemplo, la esperanza.
Melchor: Sí,
llevaremos la esperanza, pero vestida de alegría.
Baltasar: ¿Cómo es
eso?
Melchor: (comienza a
sacar de una bolsa elementos de payaso, narices, gorros y maquillaje, podría
ser ropa también)
Miren,
es muy fácil y, además, nos pintamos una gran sonrisa contagiosa, después una
lágrima plateada para guardarnos todas las lágrimas del mundo, nos ponemos un
sombrero galera de mago para sacar las palomas de la esperanza, y un traje
remendado para mostrar que los parches y las heridas también son parte de la
felicidad.
Gaspar: Y, como la
alegría es contagiosa, tal vez dejemos cientos de reyes magos payasos
repartiendo esperanza y estrellas en esta noche del mundo.
Baltasar: Y también
cientos de miles de niños de Belén en los rostros de cada niño, para que los grandes
vean que el tesoro está en la ternura.
Gabriel: Bueno,
ensayemos, rápido, que la noche comienza, preparemos el corazón y que empiece
la música. Hagamos cantar a los niños para curar tanta soledad, tanta angustia,
tanto rencor, tanta rabia...
(Pasar entregando
caramelos con narices de payasos para contagiar la alegría y acompañar con
música adecuada).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario