Para rezar a la entrada o salida del colegio
Proponemos que tengan alguna imagen de
un paisaje- el mismo los 5 días o uno lindo distinto al anterior cada día. Si se pudiera, resaltando lo que se
resalta en nuestra oración.
1ª Día Una
prueba de su maravilloso Amor
Leemos
(Gn. 1,1; 11; 24; 27; 29-30; 2, 1- 3)
Al principio Dios creó el cielo y la tierra. Dios
dijo: «Que haya un firmamento en medio de las aguas, para que establezca una
separación entre ellas». Y así sucedió. Dios llamó Tierra al suelo firme y Mar
al conjunto de las aguas. Y Dios vio que esto era bueno. Entonces dijo: «Que la tierra produzca vegetales,
hierbas que den semilla y árboles frutales, que den sobre la tierra frutos de
su misma especie con su semilla adentro». Y así sucedió. Dios dijo: «Que la
tierra produzca toda clase de seres vivientes: ganado, reptiles y animales
salvajes de toda especie». Y así sucedió. Y Dios creó al hombre a su imagen; lo
creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Y continuó diciendo: «Yo les doy
todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que
dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento. Y a todas la fieras de
la tierra, a todos los pájaros del cielo y a todos los vivientes que se
arrastran por el suelo, les doy como alimento el pasto verde». Y así sucedió. Así
fueron terminados el cielo y la tierra y todos los seres que hay en ellos.”
(Podemos sacar imágenes de una caja de regalo,
envuelta y decorada con un hermoso moño y papel llamativo. Si no tuvimos el
tiempo para hacerlo es mejor que las imágenes aparezcan con sencillez de
nuestra mano o de adentro de un sobre)
Dios
Padre, Creador de nuestro planeta y del Universo, hizo todo con Amor, hizo todo
con detalles que nos muestran la delicadeza y la grandeza de ese Amor.
Pensemos
en la belleza de un paisaje y de un ambiente que tiene determinados animales y
plantas para ese lugar, diferente a la belleza y autenticidad de otro. (Puede
ser un o terrestre y otro acuático, por ejemplo) Igualmente bello, pero único.
Pensemos en diferentes adaptaciones de los seres vivos. La maravilla de los
canguros que llevan y alimentan su cría dentro de esa bolsa y lo hacen a la
perfección. O de las plantas que para defenderse tienen el mecanismo de expedir
un olor fuerte que genera temor en sus depredadores o, también en el sapo
vientre de fuego que se muestra rojo sangre cuando se interpone una amenaza y
así las asusta y ahuyenta…. O la lámpara que poseen unos seres que habitan las
oscurísimas profundidades oceánicas
Ni
qué hablar de la maravilla que es el sol, como fuente de vida y de calor para
todos los seres de este planeta…. Y la maravilla del funcionamiento del
organismo humano, por ejemplo, ante un embarazo. Todo lo pensó Dios. Todo lo
pensó y lo concretó de un modo
maravilloso. Todo lo soñó y, al concretarlo, nos lo regaló. Para que gustáramos
de cada detalle. Y, nosotros al mirar
tanta maravilla, no podemos más que dar gracias a Dios por tanto Amor.
Porque no es un regalo comprado a las apuradas. Porque no es algo que tenía en
su casa y nos lo entrega para no quedar mal. Es un regalo artesanal, lo hizo
para nosotros, cada cosa con su detalle, hecho y pensado con dedicación para
todos los seres que habitamos el planeta, y en especial para los seres humanos
creados a su imagen y semejanza. Dios nos hizo a cada uno con dedicación y Amor
y nos creo también esta hermosa Casa Común al que llamamos planeta para que
viviéramos allí felices.
Por
eso los invitamos ahora a cerrar los ojos, recordar alguna maravilla de la
naturaleza. Si son más, también dejo a
esas imágenes que vengan a mi mente y a mi corazón y agradecemos al Padre por
la maravilla de la Creación diciendo 3 veces “Alabado sea mi Señor”…
2ª Día Jesús, otro regalo para nosotros
Leemos ( Jn 3,16)
“Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su
Hijo único para que todo el que cree en él no muera”
Tanto nos ama Dios que, además de regalarnos una
Casa Maravilllosa con seres maravillosos
y únicos, elige que su Hijo se haga hombre. Y, al ser Jesús un ser humano como
nosotros, nosotros tenemos la esperanza de compartir con Dios no solamente esta
hermosa Casa que nos regaló sino también su Casa Celestial.
Que Jesús se haya hecho hombre
también es un regalo, es otra muestra más de Amor hacia nosotros, los seres
humanos, sus hijos. Porque nosotros ahora sabemos aun más, cuánto nos ama Dios
Padre. Y tenemos la posibilidad de ver cómo comportarnos en este mundo con los
otros seres vivos y con los otros seres humanos que también son Creación de
Dios y regalo para nosotros.
Tomémonos de las manos y pensemos
las veces que nos comportamos como dueños o superiores a los otros seres
humanos, a nuestros compañeros de colegio a familiares, o a vecinos de nuestros
barrios. Maltratándolos, cargándolos, pegándoles o incluso insultándolos. Pidamos
perdón por eso y digámosle a Jesús que
nos recuerde antes de actuar el modo correcto para cuidarnos entre nosotros,
como hermanos e hijos de un mismo Padre. Recemos juntos “Padre nuestro….” Y, por último, alabemos a Dios,
agradeciéndole el Regalo de Amor tan grande que nos hace al darnos a Jesús.
Agradecemos juntos, diciendo 3 veces “Alabado sea mi Señor”
3ª Día Disfrutar los regalos (de Dios)
Leemos (Mc 6,6)
“Miren los pájaros del cielo:
ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre
que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?”
Los regalos son gratuitos. No hay obligación de
hacer regalos. Porque si fueran obligación recibirían un nombre diferente, por
ejemplo” obligados”… Los regalos son porque si. Aunque se acostumbre a hacerse
en los cumpleaños o fechas especiales de nuestras vidas. Son una muestra de
amor gratuitas, “porque si”.
Además, sabemos que los regalos no son para mirarlos
sin tocarlos, sin usarlos. Los regalos se hacen para que el que los recibe los
disfrute. Pero ojo, no recibimos un perfume para usarlo de cualquier modo, por
ejemplo, abrirlo y tirarlo para la cañería. No recibimos una pelota y la
pateamos para que se cuelgue o la pise un auto que pasa. Recibimos un regalo
para usarlo y disfrutarlo bien, como lo que es. No para malgastarlo perderlo u
olvidarlo…
Lamentablemente muchas veces pasa esto con la
naturaleza. La malgastamos. Se cortan más
árboles de lo que realmente hace falta cortar o de los que podemos
reponer. ¿Por qué? Por codicia. Porque queremos ganar y acumular plata. Porque me
preocupo de mí y no del otro que venga después o del que descansa a la sombra
de ese árbol mientras tiene un recreo en su trabajo. O no piensa que hay muchos
pajaritos, bichitos que viven en ese árbol que cortó por egoísmo, como dijimos
antes.
Lo mismo pasa con algunos animales que el hombre
mata, supuestamente, para comer. Si solamente nos sirviéramos de lo que
necesitamos para comer seguramente muchos menos animales morirían cazados por las
personas. Y ni qué hablar de los que
cazan por deporte. Por demostrarles a sus amigos qué fuertes, astutos o
valientes fueron para cazar a ese animal que nada les había hecho… Y también
sucede con aquellos que matan para venderlos y obtener riqueza a cambio.
Estos son los casos en los que no somos dignos del
regalo que Dios nos regala. Que no usamos correctamente ese regalo y que
además, no confiamos en nuestro querido Dios que nos lo regalo, no confiamos en su Amor, en cuanto nos conoce
y que nos quiere y que se preocupa que no nos falte nada.
Por eso los invitamos a pedirle a Dios que los
hombres que hacen esas cosas puedan cambiar su corazón y que nosotros tampoco
hagamos cosas parecidas en casa, por ejemplo, al derrochar el agua, cuando
dejamos la ducha o la canilla prendida mientras hacemos otra cosa. Y que,
recordemos separar la basura para poder reciclar y aprovechar mejor lo que la
naturaleza nos brinda. Que podamos, así, dar gracias a Dios por todo lo que
la naturaleza nos ofrece para vivir mejor y la usemos bien, sin malgastarla.
Sigamos agradeciéndole a Dios su presencia en todo
lo que Él creó, confiemos en que el Amor de Dios no nos abandona y nos dará lo
que necesitemos y digamos tres veces, “Alabado sea mi Señor”
4ªDía Como Jesús nos mostró
Leemos (Jn 15,12)
Dice Jesús: “ Este es mi mandamiento:
Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.”
Si Jesús nos muestra cómo ser buenos seres humanos
con los demás seres creados por Dios e, incluso, con los otros hombres y
mujeres que son tan creaturas de Dios como yo, como nosotros… Debemos recordar
que Jesús se ocupó de los que eran pobres, de los que se sentían débiles, de
los que muchos se aprovechaban o no tenían en cuenta. Se ocupó muchas veces de
aquellos que no sabían defenderse por sí solos. Se ocupó de los enfermos, de
los débiles de la sociedad. De los que estaban perdidos…
Por eso ahora vamos a pedirle a Dios que los que
gobiernan no se ocupen solamente de cuidar el medio ambiente y los animales que
son más débiles porque están en cautiverio y en peligro de extinción. Sino que
es muy importante que cuiden también a los
hombres, a las mujeres, a los niños que están solos, tristes, enfermos… Los
débiles de nuestra sociedad.
Para que así, cuidando el Planeta y cuidándonos
entre nosotros, toda la Creación unida y en paz podamos dar gracias ay alabar a
Dios diciéndole: “Alabado sea mi Señor”. Repitámoslo tres veces…
5° Día San Francisco pudo vivir así
Hoy vamos
empezar hoy repitiendo tres veces la oración con la que terminamos cada día.
Digamos entonces “Alabado sea mi Señor”
¿Por qué hacemos hoy este cambio?
Porque hoy vamos a mirar a San Francisco que fue el
autor de esta frase en una alabanza que El escribió para Dios y su Creación.
Con San Francisco a nuestro lado escuchemos una parte de una oración que
aparece en la Biblia y se llaman Salmos y que, perfectamente, San Francisco nos
enseña con el modo de vivir que eligió y
nos invita a decirlo. Escuchemos, entonces el Salmo:
Leemos
(Salmo 145, 21)
“Mi boca proclamará la alabanza del
Señor: que todos los vivientes bendigan su santo Nombre, desde ahora y para
siempre.”
San Francisco fue un santo que vivió disfrutando a
Dios porque lo veía y encontraba en la naturaleza y en los pobres y débiles de
su época. Pero no solamente podía encontrarse con Dios en todo eso sino que
además disfrutó tanto de ese regalo de amor de Dios que vivió para cuidar los
animales, las plantas, la Creación de un
modo particular, cuidando de cada detalle de la Casa Común de todos los que
habitamos este planeta. Pero además de todo esto, dedicó su vida entera a
cuidar, alimentar, darle abrigo y protección a las personas pobres y olvidadas
de su sociedad.
Por eso hoy, pedimos a Nuestro Padre, a través de
este querido santo, que nos conceda la gracia, el regalo, de poder amar como
San Francisco para vivir como Jesús cuidando todos los regalos del Padre, en
esta Casa Común.
San Francisco vivía dándole gracias al Señor por
cada detalle de su amor. Agradezcámosle nosotros también a Dios, diciéndolo
otra vez 3 veces “Alabado sea mi Señor”
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