San Tarcisio
Proponemos realizar un encuentro
con los monaguillos.
Esquema de reunión sugerida:
1. Comenzamos con una oración.
2. Juego recreativo.
3. Trabajamos con la vida de San
Tarcisio
4. Cierre con una oración
Alrededor del año 350, gobernaba
el imperio Romano el emperador Valeriano, que era cruel y bestial. Se había
convencido de que los cristianos eran los enemigos del Imperio Romano y había
que acabar con ellos.
Los cristianos para poder
celebrar sus oraciones se veían obligados a esconderse en las catacumbas o
cementerios romanos. Era frecuente que mientras estaban los cristianos rezando
o celebrando la misa, llegaran los soldados, los sorprendieran de improviso, y,
allí mismo, sin más juicios, los decapitaran o les condenaran a otros
martirios. Esta forma de morir por Jesús ellos la consideraban como una
confesión de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Tarcisio estuvo presente cuando
en una de estas ocasiones mataron al mismísimo Papa mientras celebraba la
Eucaristía en una de estas catacumbas. La imagen macabra quedó grabada
fuertemente en su alma de niño, y fue entonces cuando decidió seguir la suerte
de los mayores, si en alguna oportunidad le tocaba la misma situación.
Un día estaban celebrando la Misa
en las Catacumbas de San Calixto. El Papa Sixto recuerda que hay muchos
cristianos en las cárceles de Roma que necesitan la fuerza que Jesús les da con
su presencia en la Eucaristía para enfrentar su muerte. Pero hacía falta
alguien que les llevara la comunión. Muchos levantaron su mano, grandes y
chicos, contentos de poder servir a Dios y de ayudar a sus hermanos. Era una
situación de mucho peligro.
Uno de esos niños era Tarcisio.
Ante tanta inocencia y ternura exclama, lleno de emoción, el anciano Sixto:
"¿Tú también, hijo mío?" —"¿Y por qué no, Padre? Nadie
sospechará de mis pocos años".
Ante tan intrépida fe el anciano
no duda. Toma con mano temblorosa las Hostias Consagradas y en un relicario las
coloca con gran devoción a la vez que las entrega al pequeño Tarcisio, de
apenas once años, con esta recomendación: "Cuídalas bien, hijo mío".
—"Descuide, Padre, tendrá que pasar sobre mi cadáver quien quiera
quitármelas".
Sale contento de las Catacumbas y
poco después se encuentra con unos niños de su edad que estaban jugando.
—"Hola, Tarcisio, juega con nosotros: Necesitamos un compañero".
—"No, no puedo. Otra vez será", mientras apretaba las manos con
fervor sobre su pecho. Y uno de ellos exclama: — "¿qué llevas ahí escondido?".
Y otro: - "Debe ser eso que los cristianos llaman …", e intentan
verlo. Lo derriban a tierra, le dan golpes, lo lastiman. Así y todo, Tarcisio
por nada del mundo permite que le roben a Jesús Eucaristía a quien ama más que
a sí mismo...
En ese momento pasa por allí un
soldado romano, que estaba haciendo la catequesis y conoce a Tarcisio. Los
niños agresores huyen del lugar. El soldado pregunta a Tarcisio ¿te han hecho
mucho daño? El débil y agonizante Tarcisio le contesta: No te preocupes por mí.
Pero escucha: llevo la Sagrada Eucaristía.
El soldado lo carga en sus brazos
y lo lleva hacia las Catacumbas de San Calixto, en la Vía Appia. Al llegar, ya
estaba muerto.
Preguntas:
¿Qué nombre tenía el santo?
¿Cuál era la situación de los
cristianos en el imperio Romano?
¿Qué pide el Papa Sixto?
¿Por qué había que llevarle la
comunión a los que estaban presos?
¿Cuál es la reacción de la gente
ante el pedido del Papa?
¿Qué le pasó al niño?
¿Qué pensás de toda esta
historia?
Oración a San Tarcisio
San Tarcisio: mártir de la Eucaristía,
pedile a Dios que todos
y en todas partes
demostremos un inmenso amor
y un infinito respeto al
Santísimo Sacramento
donde está nuestro amigo Jesús,
con su Cuerpo y su Sangre,
su Alma y su Divinidad
Amén.
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