Siguiendo
en clave sinodal hoy trabajaremos la escucha,
que venga de lo más profundo de nuestro corazón.
Pero…
¿qué es la escucha? La escucha
es la capacidad para poder utilizar el oído de una manera
atenta, con el fin de aprender y comunicar, escuchar es más que oír. En la
escucha está la verdadera comunicación. Escuchar es estar presente. Es una
recepción. Sin escucha, no hay una correcta comprensión y posterior integración
de los mensajes recibidos.
La
actitud
de escucha está relacionada en cómo nos posicionamos frente al acto de
escuchar. Este posicionamiento nos permitirá llevar a cabo las acciones necesarias para
practicar una escucha eficaz.
Este
tiempo de Pentecostés, en clave
sinodal, será entonces una buena
oportunidad para disponernos a escuchar… Porque el Espíritu Santo viene cargado
con un montón de palabras de Amor.
Pero
cómo podemos lograr una escucha atenta en medio del ruido constante en el que
vivimos, de la distracción permanente, cómo podremos detenernos ante el mundo
veloz en el que se vive, donde parece que todo es a toda velocidad, en una
prisa constante, atropellando todo lo que nos rodea.
Será
cuestión entonces de hacer un alto en el camino, detenernos un instante, para
ralentizar el tiempo y escuchando, disfrutar de la palabra para luego
transmitirla.
Y
¿qué pasa si no podemos percibir la
Palabra de Dios con nuestros oídos?
Entonces lo
haremos con nuestras manos, nuestros ojos, con nuestro cuerpo y sobre todo con
nuestro corazón.
Porque
Dios comunica su Palabra de infinitas maneras. Por eso la Biblia está llena de
signos y gestos.
DIOS nos habla
susurrándonos al oído y al corazón.
Lo susurros de Dios son la cosa más linda que podremos sentir.
¿QUÉ SON LOS
SUSURRADORES?
Los susurradores son tubos de cartón que sirven para transmitir poesías o
coplas que se recitan al oído.
¿PARA QUÉ SE
UTILIZAN? “La acción de susurrar es -de alguna
manera- la pretensión de ralentizar el tiempo, una irrupción que nos invita a
detenernos un instante en este apresurado mundo para gozar de la palabra”.
¿CÓMO SURGEN LOS
SUSURRADORES?
Surgen a partir de un grupo francés; Les souffleurs, desde el año 2001, pensando en
desacelerar la locura del mundo, salieron a susurrar poesía en ámbitos académicos
de París. El grupo, que popularizó este gesto llegando a susurrar entre cientos
de personas por todo el mundo, está conformado por poetas, artistas plásticos,
músicos. Ellos se visten de negro y esgrimiendo largos tubos de cartón o de
fibra, a veces con sombreros o paraguas también negros.
¿CÓMO SE UTILIZAN? Un extremo del tubo se coloca en
la oreja del oyente y por el otro extremo los susurradores comienzan a relatar
poesías, coplas o frases. El cartón logra un efecto sonoro similar al colocarse
un caracol al oído y esto juega con las sensaciones del espectador.
PRIMER MOMENTO
Entonces, el día de encuentro previo a la fiesta de Pentecostés buscaremos en
nuestras parroquias o colegios un lugar para congregarnos con los niños y
jóvenes. Allí todos juntos nos dejaremos invadir por los diferentes ruidos que
nos rodean, incluso los que provocamos nosotros mismos con nuestras
conversaciones y movimientos. Podremos provocar una conversación espontánea
entre ellos. Una vez sumergidos en el ruido, nos veremos sorprendidos por los susurradores. Que serán personas de
nuestra comunidad, previamente elegidas; quienes podrán venir vestidas de manera especial.
En
cuanto a la vestimenta si no queremos respetar el color negro original, lo
podremos hacer vistiendo de rojo, ya que es el color que nos acompaña en este
tiempo, también podrán entrar con paraguas decorados, sombreros y todo aquello
que los haga atractivos, para una primera impresión, siempre, por supuesto de
manera positiva. Y si lo que traen son palabras de amor, por qué no colocar
corazones en su vestimenta o llamitas. ¿Qué les parece?
Y
por supuesto con sus susurradores.
Pero
¿Cómo hacemos los susurradores? Muy
fácil.
Necesitaremos: tubos
de cartón, preferentemente de los que vienen en las piezas de tela o sino los
de rollo de cocina. Si usamos los de tela el impacto será mayor.
·
Materiales
para la decoración: pintura acrílica o temperas, telas, papeles, lana, etc.
·
Adhesivo.
·
Mucha
imaginación, la impronta de cada uno.
Y
manos a la obra!
Entonces
bien, irrumpen los susurradores con el objetivo de susurrarnos al oído. Como es
un susurro deberemos escuchar atentamente y para poder escuchar, necesitaremos
del silencio. Para lograr el clima será muy importante el rol que tenga quien
guíe este momento.
Dependiendo
como se predispongan los niños o jóvenes, los susurradores le preguntarán si
pueden susurrarle algo al oído o lo harán directamente. Con la palabra vendrá
la emoción en los ojos, la alegría en la sonrisa, el secreto de lo
escuchado, el silencio y la calma que fluye mágicamente. El susurro también podrá venir acompañado de gestos y señas.
Recuerden
que la manera de trasmitir la palabra será susurrando, solo así. Por lo cual si
hay actitud de escucha no quedará otra opción que el silencio, pues si no se
perderán los susurros.
Y ¿qué vamos a
susurrar?
El
Espíritu de Jesús no tiene un mensaje distinto que decirnos que el de Jesús. Es
quien nos recuerda (“re-cordar”, significa "volver a pasar por el corazón)
lo que Jesús nos dijo, la sustancia de su mensaje. Y eso será precisamente lo que a vamos a transmitir, a
susurrar.
Dejemos
que el Espíritu Santo se convierta en memoria de Jesús. Que nos traiga el
recuerdo del Evangelio... Como el Espíritu
ha sido derramado en nuestros corazones y se une a nuestro propio
espíritu, también podremos susurrar aquellas palabras que salgan espontáneamente del corazón.
SEGUNDO MOMENTO
Fuimos
susurrados, ahora nos toca susurrar a
otros, ahí está nuestra misión. Anunciar la Palabra de Dios. ¿A quienes? A todos!
Familia, amigos compañeros, vecinos. Sean
adultos, jóvenes o pequeños.
Para
ello, cada niño confeccionará su propio susurrador, ahí recomiendo utilizar los
de rollo de papel, usando la técnica qué les parezca más adecuada. Luego cada
niño o joven se llevará su susurrador.
Buscaremos
con ellos que susurrar. Eso dependerá de las edades. Busquemos un texto breve y
fácil de recordar. Para ello pensaremos con ellos qué queremos transmitir.
También al
susurrador le podremos colocar un colgante de corazón y dentro del corazón
escribir el mensaje a transmitir.
Con el
mensaje listo y los susurradores llenos de color, a susurrar a todos! Será una forma distinta de dar y
recibir un regalo.
TERCER MOMENTO
Fuimos
susurrados y susurramos a otros, ahora llegó el momento de susurrarle a Dios
elevando nuestras intenciones.
Pero... ¿qué
queremos susurrarle a Dios? Busquemos en nuestros corazones, pensemos juntos
nuestras intenciones, apuntémoslas, y luego llevémoslas a la gran fiesta de la
Misa, para allí ser presentadas.
Te puedo
susurrar algo al oído? Sumergite en los susurros de Dios,
porque ellos están llenos de Amor. Jesús por medio de su Espíritu Santo, tiene
algo que decirte, con su Palabra y sus
gestos.
Nos gustaría saber cómo quedaron los susurradores en tu comunidad, te invitamos a enviarnos fotos de los mismos a nuestra página.
Nos gustaría saber cómo quedaron los susurradores en tu comunidad, te invitamos a enviarnos fotos de los mismos a nuestra página.
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