miércoles, 12 de abril de 2023

Fiesta de la Misericordia

¡Jesús, sos nuestra Luz!

Encuentro – Celebración fiesta de la Misericordia - Sugerencias

·         Momento de presentación:

Podemos comenzar recibiendo a los chicos y entregarles un corazón para que escriban su nombre y decorar el lugar con ellos. Tener ambientado el espacio con otros corazones ya colocados con nombres o fotos de distintas personas: niños, jóvenes, familias, abuelos, realidades de la comunidad…

·         Puede ir sonando la canción: Un corazón como el tuyo. (www.vicarianiños,org.ar/música/misa arquidiocesana de niños/disco 10/canción 16) Repartir la letra para aprenderla y cantarla juntos.

·                    Cuando estamos todos podemos recibir a Faustina                        (que traerá una imagen grande de Jesús Misericordioso);  la presentamos y le pedimos que nos cuente de manera sencilla y ágil su experiencia de encuentro con Jesús Resucitado. Qué le dijo, qué misión le encargó.


·                    Puede contar qué significan los rayos y los colores de la imagen.        

 

 

 


·         Algunos datos para armar la presentación de Faustina:

 

Sor María Faustina, nació el 25 de agosto de 1905. Fue la tercera hija entre diez hermanos en la familia de Mariana y Estanislao, campesinos de una aldea de Polonia.

Desde muy pequeña se destacó por el amor a la oración, la laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A los 9 años recibió la Primera Comunión. La vivió muy profundamente.

Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajar como empleada doméstica en casas de familias y así mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.

El 1 de agosto de 1925 entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como sor María Faustina, vivió trece años.  Trabajó en distintas casas de la congregación, cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.

El Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstol de su misericordia para, a través de ella, transmitir al mundo su gran mensaje. Le dijo: “Hoy te envío a ti a toda la humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente, sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso” (Diario 1588).

La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:

– Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.

– Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús:

·  la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío.

·  la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia.

·  la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde).

Inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que proclame y alcance la misericordia de Dios para el mundo, formado por personas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.

 

Pueden leer más:

https://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20000430_faustina_sp.html

·         Momento de la Palabra:

Faustina nos invita a escuchar y rezar juntos un texto de la Palabra de Dios:

“Después de haberles lavado los pies, Jesús se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican”. Juan 13, 12- 17

 

O bien:

 

 “Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".  Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?  ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?".  Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Mateo 25, 34- 40

 

·         Conversamos  y compartimos:

¿Cómo  podemos nosotros contagiar el amor de Jesús?

¿Cómo podemos hacer el bien?



·         El Papa Francisco nos decía en distintas homilías sobre la Misericordia:

 

·         […] Jesús le dijo a santa Faustina: «Yo soy el amor y la misericordia misma; no existe miseria que pueda medirse con mi misericordia» (Diario, 14 septiembre 1937). En otra ocasión, la santa le dijo a Jesús, con satisfacción, que le había ofrecido toda su vida, todo lo que tenía. Pero la respuesta de Jesús la desconcertó: «Hija mía, no me has ofrecido lo que es realmente tuyo». ¿Qué cosa había retenido para sí aquella santa religiosa? Jesús le dijo amablemente: «Hija, dame tu miseria» (10 octubre 1937). También nosotros podemos preguntarnos: “¿Le he entregado mi miseria al Señor? ¿Le he mostrado mis caídas para que me levante?”. ¿O hay algo que todavía me guardo dentro? Un pecado, un remordimiento del pasado, una herida en mi interior, un rencor hacia alguien, una idea sobre una persona determinada... El Señor espera que le presentemos nuestras miserias, para hacernos descubrir su misericordia.

·         En primer lugar, la misericordia de Dios da alegría, una alegría especial, la alegría de sentirnos perdonados gratuitamente.

·         No da una paz que quita los problemas del medio, sino una paz que infunde confianza dentro. No es una paz exterior, sino la paz del corazón.

·         Todo nace aquí, en la gracia de ser misericordiados. Aquí comienza el camino cristiano.

·         Y preguntémonos: yo, aquí donde vivo, yo en la familia, yo en el trabajo, en mi comunidad, ¿promuevo la comunión, soy artífice de reconciliación? ¿Me comprometo a calmar los conflictos, a llevar perdón donde hay odio, paz donde hay rencor? ¿O yo caigo en el mundo de las habladurías que siempre mata? Jesús busca que seamos ante el mundo testigos de estas palabras suyas: ¡La paz esté con ustedes! He recibido la paz, la doy a otro.  

·         Sí, la misericordia de Dios, en nuestras crisis y en nuestros cansancios, a menudo nos pone en contacto con los sufrimientos del prójimo. Pensábamos que éramos nosotros los que estábamos en la cúspide del sufrimiento, en el culmen de una situación difícil, y descubrimos aquí, permaneciendo en silencio, que alguien está pasando momentos peores. Y, si nos hacemos cargo de las llagas del prójimo y en ellas derramamos misericordia, renace en nosotros una esperanza nueva, que consuela en la fatiga.

·         Sólo así anunciaremos el Evangelio de Dios, que es Evangelio de misericordia.

·         Este es el tiempo de la misericordia. Es el tiempo favorable para curar las heridas, para no cansarnos de buscar a cuantos esperan ver y tocar con la mano los signos de la cercanía de Dios, para ofrecer a todos, a todos, el camino del perdón y de la reconciliación […]

 

Jesús nos dejó la tarea de hacer el bien y servir a los que nos rodean, sin esperar nada a cambio


 Momento de juego:

Armamos grupos y distribuimos el material para la actividad

 

 

 

 

 

 

Cada uno tiene un trozo de cartón con el que tienen que formar un camino.

Por ese camino deberán pasar unas pelotitas de telgopor que deben tener por afuera las obras de misericordia.

Cada equipo debe recoger en una caja la mayor cantidad de pelotitas evitando que caigan al suelo.

 

 


 

Pueden ser de distintos colores. Así luego podrán clasificar las obras de misericordia en corporales o espirituales.

 

 

 

 


Y después  todos juntos podemos  clasificarlas

La Iglesia inspirada en los gestos y palabras de Jesús nos propone las obras de misericordia.

 

 

 

 

 

Enseñar al que no sabe
Dar buen consejo al que lo necesita
Corregir al que se equivoca
Perdonar al que nos ofende
Consolar al triste
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Visitar a los enfermos
Dar de comer al hambriento
Dar de beber al sediento
Dar posada al peregrino
Vestir al desnudo
Visitar a los presos
Enterrar a los difuntos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

·         Momento de misión

Pensamos juntos y ponemos en común obras concretas, posibles de realizar con       los chicos o acompañados por las familias, según nuestra realidad en la comunidad.

 

·          Momento de oración

Celebramos la fiesta del Amor Grande de Dios, su Misericordia, celebramos a Jesús que es nuestra     luz. El Cirio está encendido en el centro y cada uno de nosotros va a encender una velita.

       Hacemos una oración, le decimos algo a Jesús: puede ser el deseo de un compromiso para vivir con más amor, una acción de gracias, un piropo, contarle una necesidad personal o pedir por alguien….

Podemos cantar un estribillo. Cerramos con un Padrenuestro o una canción. Compartimos una rica merienda para terminar el encuentro.

 


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