Frutos del Espíritu
Objetivo para
nuestro encuentro: Descubrir y reconocer los frutos del
Espíritu!
Motivación: Mostramos
láminas con imágenes de distintos árboles (manzano, limonero, etc.), que los
niños puedan reconocer según sus frutos. Si tenemos árboles alrededor y podemos
salir de recorrida sería aún mejor. Las láminas también las podemos pegar en
algún sitio al aire libre, como por ejemplo un patio, y así poder ir
recorriéndolas, ubicándonos frente a ellas.
Desarrollo: Observemos
las imágenes, ¿qué vemos? Vemos árboles, pero ¿son todos iguales? ¿Cómo podemos
reconocerlos y diferenciarlos? ¿Cuál es uno y cuál es otro?
Podemos reconocerlos por el fruto que hay en cada uno
de ellos.
¿Cuál les gusta más? ¿Les gustan las frutas?
¿Cuáles son tus frutas favoritas? ¿Todas las frutas son iguales? ¿Tienen
el mismo gusto? Las frutas son diferentes, se ven diferentes y se sienten
diferentes.
¿Podrían
ustedes reconocer las frutas por su aroma o sabor? Hagamos este juego:
Juego
motivador.
(Opcional)
Llevamos
al encuentro algunas frutas, peladas y cortadas, servidas en distintos envases.
Con
los ojos vendados convidaremos a los niños un trocito de alguna fruta y deberán
descubrir por su aroma o sabor qué fruta es.
Leemos
y escuchamos:
La Biblia, el Evangelio habla sobre el fruto, pero
es un tipo de fruto diferente, se llama el fruto del Espíritu. Hay varios
frutos del Espíritu y también cada uno es especial y diferente.
Jesús habló
así de unos frutos. Sí! Y lo hizo en el Evangelio de San Mateo en su capítulo
7, versículos 16-18, 20 ¿Lo escuchamos?
Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso
se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno
produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no
puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos… Por sus
frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Es
Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor Jesús
Veamos qué
nos dice la Palabra de Dios hoy…
Parece que
así como nosotros pudimos reconocer a los distintos árboles por sus frutos así
también se nos podrá reconocer a nosotros, por aquellos frutos que damos. Jesús nos dice que nosotros, como los árboles,
por medio del Espíritu Santo, damos frutos y que por los frutos que demos nos
reconocerán.
¿Cuáles serán esos frutos? Vayamos a descubrirlos en la
carta a los Gálatas 5, 22-23
“Por el contrario, el fruto del Espíritu es:
amor, alegría y paz, paciencia, amabilidad, bondad y confianza, fidelidad,
humildad, dominio propio…Frente a estas cosas, la Ley está de más”.
Amor,
caridad.
¿Qué es el amor? El amor es quizás la más
contradictoria de todas las emociones, porque nos puede provocar una sonrisa
gigantesca pero también una cátara de lágrimas. El amor es un sentimiento puro
y cálido.
El amor que viene de Dios, es un amor inmenso, incondicional y
personal, o sea para todos y cada uno de nosotros, que nos invita también a
amar.
¿Y a quienes podemos amar? A nuestras familias, a nuestros amigos…Y
cuando amamos deseamos lo mejor para esa persona, y sus alegrías se hacen
nuestras así como sus tristezas.
Lo contrario al amor es el odio.
Alegría, júbilo o gozo.
¿Qué es la
alegría? También la podemos llamar júbilo o
gozo. La palabra alegría viene del latín alicer
o alecris, y significa vivo y animado. La alegría es una emoción agradable
que te llena de optimismo. Cuando estamos alegres nos sentimos animados, con
energía positiva, llenos de vigor, que te hace sentir ilusión, curiosidad, ganas
de hacer muchas cosas, y de compartirlo con los demás. Cuando nos sentimos
alegres nos movemos como locos y transmitimos buena energía.
Sentimos gozo, alegría como fruto de tener a Dios en nuestras vidas, en
nuestros corazones. También sentimos alegría por todas las cosas lindas que
tenemos y vivimos
Lo contrario a la alegría es la tristeza.
Paz
¿Qué es la paz? La paz es el lazo que
une al Padre y al Hijo. En ese lazo encontramos la calma que permite que nada nos perturbe,
ni en las circunstancias más extremas, porque Jesús vive en nosotros y su
compañía nos ayuda a poder lograr la calma interior.
La paz nos trae calma y tranquilidad. Cuando estamos en paz
podemos conectarnos mejor con lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Estar
conectados con lo que pensamos, sentimos y hacemos. Estar en paz nos ayuda a
ver las cosas con mayor claridad y sentirnos más serenos y relajados.
La paz se contagia, por eso Jesús nos saluda y nos invita a
hacerlo deseándonos la Paz.
Paciencia
¿Alguna vez han escuchado o les han dicho que tengan
paciencia? La paciencia es
el fruto que nos permite hacerle frente con confianza y calma a
situaciones de tristeza, desánimo, situaciones duras, que parecen no terminar, e
incluso algunas permanentes. Ser pacientes es saber esperar los tiempos de
Dios.
Amabilidad
El Papa Francisco dijo: «Quien no conoce la
ternura de Dios está perdido». La amabilidad habla de esa
dulzura y ternura con la que Dios nos trata personalmente y como en presencia
de su Espíritu esta misma ternura brota de nosotros y nos permite relacionarnos
con los demás con esa misma delicadeza, dulzura y ternura, reflejo de Dios.
Este fruto es uno de los sentimientos más hermosos que podamos sentir, ya que
actúa contra la dureza y la rigidez del corazón.
Este fruto nos despierta las ganas de proteger, abrazar, y cuidar.
Nos provoca cercanía, afecto y compasión. Ser suaves, atentos y comprensivos.
Bondad
¿Qué
es la bondad? La palabra bondad
viene del latín “bonitas” derivado de
“bonus” que significa bueno y el
sufijo “tat” que al pasarse al idioma español se convierte en “dad” que
significa “cualidad”, por lo que la bondad es la cualidad de ser “bueno” .
El fruto de la bondad es una virtud que se caracteriza por la compasión actuando
siempre en beneficio del prójimo sin ningún tipo de interés personal, haciendo sentir
al otro, seguro, feliz, y querido. A la persona que practica la bondad se le
llama “bondadoso”, ser bondadoso significa estar atento con quienes nos encontremos
a nuestro alrededor, buscando siempre el beneficio del prójimo.
Si pensamos en personas bondadosas, realmente buenas, podemos
nombrar entre otras a la madre Santa
Teresa de Calcuta y también al Papa San Juan Pablo ll, ellos
han sido fiel ejemplo de lo que significa ser bondadoso.
El amor de Dios es un amor que empuja a que salgamos al encuentro.
El encuentro con Dios, nos empuja a salir a
encontrarnos con el otro y transmitir lo que nos ha sido dado.
Nos empuja a un trato caritativo, bueno, especialmente con los más necesitados
física y espiritualmente.
Fe,
confianza, fidelidad.
¿Qué es la fe? El termino fe proviene
del latín fides y significa confianza
o seguridad en una cosa o persona.
La fe genera emociones, sentimientos y
sensaciones y pensamientos positivos que aumenta nuestro auto estima.
La fe nos permite experimentar
vivencias emocionales como la confianza, la convicción, la seguridad, la
esperanza, la certidumbre.
Tener confianza, es tener la
tranquilidad y la certeza en las cualidades de una persona o en el funcionamiento
de una cosa.
Esa persona será entonces Jesús y esa
cosa, su mensaje de amor, esperanza y salvación.
Cuando confiamos nos sentimos seguros.
Nosotros también debemos ser confiables.
Confiar en Jesús es saber que Dios
cumple sus promesas. Así nosotros también debemos cumplir las nuestras. Confiar hace que nuestro amor sea perdurable.
Humildad,
mansedumbre.
La mansedumbre, es la capacidad especial
que tenemos para controlar la ira y sus efectos. Es una forma de evitar todo
resentimiento o acción violenta, dejando de lado la irritabilidad y la
venganza, para dar lugar a una actitud más asertiva, y controlada.
En el sermón del monte Jesús habla de
que los mansos son bienaventurados (felices), porque ellos recibirán la tierra
como herencia (Mateo 5,5). También en Mateo 11,29 Jesús nos invita a que
imitemos su mansedumbre. Dice: “…aprendan
de mí, que soy manso y humilde de corazón”
La mansedumbre se opone a la ira y al
rencor, se opone a la ira que quiere imponerse a los demás; se opone al rencor
que quiere vengarse por las ofensas recibidas.
La ira también llamada rabia surge de la
necesidad de diferenciarnos, quitarnos al otro de encima, de apartarlo de
nuestro camino, de distanciarnos.
Sentir rabia por sí solo no es malo,
porque es un mecanismo de defensa, nos permite poner límites a situaciones por
ejemplo abusivas, el problema viene en el modo que la expresamos.
Dominio
propio.
Fruto también llamado templanza
o auto control es la capacidad de poder controlarse en todos los aspectos
de la vida, es ser capaz de auto controlarse. El dominio propio se trata de
resistir la tentación de quebrantar la ley de Dios y reaccionar ante otros.
El dominio propio no nace, se construye a través de buenos
hábitos, que poco a poco se vuelven muy importantes y nos previenen de cometer
errores.
Toda acción comienza en la mente y, por lo tanto,
tener dominio propio implica tener control absoluto de nosotros mismos.
Este fruto nos ayuda a controlar nuestros
sentimientos, nuestros deseos, debilidades, optando siempre por el bien,
teniendo el control también de lo que decimos y hacemos, para vivir según el
plan de Dios.
1.
¿Se animan a nombrar los frutos del Espíritu Santo?
2.
Descubriremos lo que cada uno de ellos significa, buscando decir
todo lo que podamos de cada uno, preguntando qué les dice la palabra, y cómo y
cuándo ese fruto podrá vivirse y cuándo no. Podemos encontrar varios sinónimos
para cada uno de ellos.
3. A medida que los
vayamos nombrando iremos armando una cartelera, que nos servirá de ayuda
memoria. Podremos hacer grandes frutas para colocar sobre la
imagen de un árbol o dentro de una canasta.
4. Jugar con
frutas: Buscaremos distintas frutas de plástico, a cada una le asignaremos el
nombre de un fruto, podemos escribirlas con marcador indeleble o pegarles un
papel. Haremos dos grupos. Nos ubicaremos en dos filas y al otro extremo de
cada fila colocaremos una canasta por grupo.
A la orden de
comenzar, los participantes deberán llevar los frutos a las canastas, en el
camino pondremos todo tipo de obstáculos. Ganará el equipo que obtenga la mayor
cantidad de frutos en el menor tiempo. Otra opción: podrá ser armar un árbol y
pegar los frutos allí.
5. Y por qué no
armar un Bingo!
Compromiso:
Hemos conocido o recordado
los frutos del Espíritu, todos son regalo de Dios. El Espíritu quiere dárnoslos
y es verdaderamente bueno poder tenerlos a todos en nuestro corazón. Pero
necesitamos de su ayuda para poder usarlos apropiadamente. Es por ello que se
los vamos a pedir con una oración, hoy y cada vez que sea necesario.
Oración:
Querido Jesús te pedimos que vivas
en nosotros, y que el Espíritu Santo venga a nuestro corazón colmándolo de ese
fruto especial.
"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del
servicio es la paz"
Santa Madre Teresa
de Calcuta
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