viernes, 3 de mayo de 2019

Encuentro de Los Frutos del Espíritu Santo


Frutos del Espíritu

Objetivo para nuestro encuentro: Descubrir y reconocer los frutos del Espíritu!

Motivación: Mostramos láminas con imágenes de distintos árboles (manzano, limonero, etc.), que los niños puedan reconocer según sus frutos. Si tenemos árboles alrededor y podemos salir de recorrida sería aún mejor. Las láminas también las podemos pegar en algún sitio al aire libre, como por ejemplo un patio, y así poder ir recorriéndolas, ubicándonos frente a ellas.


Desarrollo: Observemos las imágenes, ¿qué vemos? Vemos árboles, pero ¿son todos iguales? ¿Cómo podemos reconocerlos y diferenciarlos? ¿Cuál es uno y cuál es otro?




Podemos reconocerlos por el fruto que hay en cada uno de ellos.
¿Cuál les gusta más? ¿Les gustan las frutas?  ¿Cuáles son tus frutas favoritas?  ¿Todas las frutas son iguales? ¿Tienen el mismo gusto? Las frutas son diferentes, se ven diferentes y se sienten diferentes.
¿Podrían ustedes reconocer las frutas por su aroma o sabor? Hagamos este juego:

Juego motivador. (Opcional)
Llevamos al encuentro algunas frutas, peladas y cortadas, servidas en distintos envases.
Con los ojos vendados convidaremos a los niños un trocito de alguna fruta y deberán descubrir por su aroma o sabor qué fruta es.

Leemos y escuchamos:

La Biblia, el Evangelio habla sobre el fruto, pero es un tipo de fruto diferente, se llama el fruto del Espíritu.  Hay varios frutos del Espíritu y también cada uno es especial y diferente.
Jesús habló así de unos frutos. Sí! Y lo hizo en el Evangelio de San Mateo en su capítulo 7, versículos 16-18, 20 ¿Lo escuchamos?

Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos… Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
 Es Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor Jesús


Veamos qué nos dice la Palabra de Dios hoy…

Parece que así como nosotros pudimos reconocer a los distintos árboles por sus frutos así también se nos podrá reconocer a nosotros, por aquellos frutos que damos.  Jesús nos dice que nosotros, como los árboles, por medio del Espíritu Santo, damos frutos y que por los frutos que demos nos reconocerán.

¿Cuáles serán esos frutos? Vayamos a descubrirlos en la carta a los Gálatas 5, 22-23

 “Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, paciencia, amabilidad, bondad y confianza, fidelidad, humildad, dominio propio…Frente a estas cosas, la Ley está de más”.


Amor, caridad.
¿Qué es el amor? El amor es quizás la más contradictoria de todas las emociones, porque nos puede provocar una sonrisa gigantesca pero también una cátara de lágrimas. El amor es un sentimiento puro y cálido.
El amor que viene de Dios, es un amor inmenso, incondicional y personal, o sea para todos y cada uno de nosotros, que nos invita también a amar.
¿Y a quienes podemos amar? A nuestras familias, a nuestros amigos…Y cuando amamos deseamos lo mejor para esa persona, y sus alegrías se hacen nuestras así como sus tristezas.
Lo contrario al amor es el odio.

Alegría, júbilo o gozo.
¿Qué es la alegría? También la podemos llamar júbilo o gozo. La palabra alegría viene del latín alicer o alecris, y significa vivo y animado. La alegría es una emoción agradable que te llena de optimismo. Cuando estamos alegres nos sentimos animados, con energía positiva, llenos de vigor, que te hace sentir ilusión, curiosidad, ganas de hacer muchas cosas, y de compartirlo con los demás. Cuando nos sentimos alegres nos movemos como locos y transmitimos buena energía.
Sentimos gozo, alegría como  fruto de tener a Dios en nuestras vidas, en nuestros corazones. También sentimos alegría por todas las cosas lindas que tenemos y vivimos
Lo contrario a la alegría es la tristeza.

Paz
¿Qué es la paz? La paz es el lazo que une al Padre y al Hijo. En ese lazo encontramos la calma que permite que nada nos perturbe, ni en las circunstancias más extremas, porque Jesús vive en nosotros y su compañía nos ayuda a poder lograr la calma interior.
La paz nos trae calma y tranquilidad. Cuando estamos en paz podemos conectarnos mejor con lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Estar conectados con lo que pensamos, sentimos y hacemos. Estar en paz nos ayuda a ver las cosas con mayor claridad y sentirnos más serenos y relajados.
La paz se contagia, por eso Jesús nos saluda y nos invita a hacerlo deseándonos la Paz.


Paciencia
¿Alguna vez han escuchado o les han dicho que tengan paciencia? La paciencia es el fruto que nos permite hacerle frente con confianza y calma  a situaciones de tristeza, desánimo, situaciones duras, que parecen no terminar, e incluso algunas permanentes. Ser pacientes es saber esperar los tiempos de Dios.

Amabilidad
El Papa Francisco dijo: «Quien no conoce la ternura de Dios está perdido». La amabilidad habla de esa dulzura y ternura con la que Dios nos trata personalmente y como en presencia de su Espíritu esta misma ternura brota de nosotros y nos permite relacionarnos con los demás con esa misma delicadeza, dulzura y ternura, reflejo de Dios. Este fruto es uno de los sentimientos más hermosos que podamos sentir, ya que actúa contra la dureza y la rigidez del corazón.
Este fruto nos despierta las ganas de proteger, abrazar, y cuidar. Nos provoca cercanía, afecto y compasión. Ser suaves, atentos y comprensivos.

Bondad
¿Qué es la bondad? La palabra bondad viene del latín “bonitas” derivado de “bonus” que significa bueno y el sufijo “tat” que al pasarse al idioma español se convierte en “dad” que significa “cualidad”, por lo que la bondad es la cualidad de ser “bueno” .
El fruto de la bondad es una virtud que se caracteriza por la compasión actuando siempre en beneficio del prójimo sin ningún tipo de interés personal, haciendo sentir al otro, seguro, feliz, y querido. A la persona que practica la bondad se le llama “bondadoso”, ser bondadoso significa estar atento con quienes nos encontremos a nuestro alrededor, buscando siempre el beneficio del prójimo.
Si pensamos en personas bondadosas, realmente buenas, podemos nombrar entre otras a la madre Santa Teresa de Calcuta y también al Papa San Juan Pablo ll, ellos han sido fiel ejemplo de lo que significa ser bondadoso.
El amor de Dios es un amor que empuja a que salgamos al encuentro. El encuentro con Dios, nos empuja a salir a encontrarnos con el otro y transmitir lo que nos ha sido dado. Nos empuja a un trato caritativo, bueno, especialmente con los más necesitados física y espiritualmente.

Fe, confianza, fidelidad.
¿Qué es la fe? El termino fe proviene del latín fides y significa confianza o seguridad en una cosa o persona.
La fe genera emociones, sentimientos y sensaciones y pensamientos positivos que aumenta nuestro auto estima.
La fe nos permite experimentar vivencias emocionales como la confianza, la convicción, la seguridad, la esperanza, la certidumbre.
Tener confianza, es tener la tranquilidad y la certeza en las cualidades de una persona o en el funcionamiento de una cosa.
Esa persona será entonces Jesús y esa cosa, su mensaje de amor, esperanza y salvación.
Cuando confiamos nos sentimos seguros. Nosotros también debemos ser confiables.
Confiar en Jesús es saber que Dios cumple sus promesas. Así nosotros también debemos cumplir las nuestras. Confiar hace que nuestro amor sea perdurable.

Humildad, mansedumbre.
La mansedumbre, es la capacidad especial que tenemos para controlar la ira y sus efectos. Es una forma de evitar todo resentimiento o acción violenta, dejando de lado la irritabilidad y la venganza, para dar lugar a una actitud más asertiva, y controlada.
En el sermón del monte Jesús habla de que los mansos son bienaventurados (felices), porque ellos recibirán la tierra como herencia (Mateo 5,5). También en Mateo 11,29 Jesús nos invita a que imitemos su mansedumbre. Dice: “…aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón”
La mansedumbre se opone a la ira y al rencor, se opone a la ira que quiere imponerse a los demás; se opone al rencor que quiere vengarse por las ofensas recibidas.
La ira también llamada rabia surge de la necesidad de diferenciarnos, quitarnos al otro de encima, de apartarlo de nuestro camino, de distanciarnos.
Sentir rabia por sí solo no es malo, porque es un mecanismo de defensa, nos permite poner límites a situaciones por ejemplo abusivas, el problema viene en el modo que la expresamos.

Dominio propio.
Fruto también llamado templanza o auto control es la capacidad de poder controlarse en todos los aspectos de la vida, es ser capaz de auto controlarse. El dominio propio se trata de resistir la tentación de quebrantar la ley de Dios y reaccionar ante otros.
El dominio propio no nace, se construye a través de buenos hábitos, que poco a poco se vuelven muy importantes y nos previenen de cometer errores.
Toda acción comienza en la mente y, por lo tanto, tener dominio propio implica tener control absoluto de nosotros mismos.
Este fruto nos ayuda a controlar nuestros sentimientos, nuestros deseos, debilidades, optando siempre por el bien, teniendo el control también de lo que decimos y hacemos, para vivir según el plan de Dios.


Actividad:

1.       ¿Se animan a nombrar los frutos del Espíritu Santo?
2.       Descubriremos lo que cada uno de ellos significa, buscando decir todo lo que podamos de cada uno, preguntando qué les dice la palabra, y cómo y cuándo ese fruto podrá vivirse y cuándo no. Podemos encontrar varios sinónimos para cada uno de ellos. 
3.       A medida que los vayamos nombrando iremos armando una cartelera, que nos servirá de ayuda memoria. Podremos hacer grandes frutas para colocar sobre la imagen de un árbol o dentro de una canasta.
4.       Jugar con frutas: Buscaremos distintas frutas de plástico, a cada una le asignaremos el nombre de un fruto, podemos escribirlas con marcador indeleble o pegarles un papel. Haremos dos grupos. Nos ubicaremos en dos filas y al otro extremo de cada fila colocaremos una canasta por grupo.
A la orden de comenzar, los participantes deberán llevar los frutos a las canastas, en el camino pondremos todo tipo de obstáculos. Ganará el equipo que obtenga la mayor cantidad de frutos en el menor tiempo. Otra opción: podrá ser armar un árbol y pegar los frutos allí.
5.       Y por qué no armar un Bingo!


Compromiso:
Hemos conocido o recordado los frutos del Espíritu, todos son regalo de Dios. El Espíritu quiere dárnoslos y es verdaderamente bueno poder tenerlos a todos en nuestro corazón. Pero necesitamos de su ayuda para poder usarlos apropiadamente. Es por ello que se los vamos a pedir con una oración, hoy y cada vez que sea necesario.

Oración:
Querido Jesús te pedimos que vivas en nosotros, y que el Espíritu Santo venga a nuestro corazón colmándolo de ese fruto especial. 
"El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la paz"

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