martes, 28 de noviembre de 2017

Tiempo de navidad

Coleccionista de corazones
Tiempo de Navidad...
¡Jesús re nace en nuestros corazones!

¿Alguna vez has coleccionado algo? 
La colección es un conjunto de cosas de la misma clase reunidas y clasificadas.
Hay colecciones de todo tipo y a los niños les encanta coleccionar cosas.
Los niños tienden a coleccionar figuritas, autitos, muñecas, juguetes  de esos que vienen en la cajita con en el menú infantil de las más conocidas casas de comidas rápidas y un montón de otros objetos que para los mayores pasarían totalmente desapercibidos pero que para ellos tienen ciertas características exclusivas; por su parte los adolescentes también buscan coleccionar juegos, Cds, fotografías, libros, revistas, etc.
Esta costumbre nos puede acompañar a lo largo de toda la vida, encontrando  en algunos de estos elementos un significado distinto, algo sentimental, o mágico, o simplemente un detalle de carácter estético que le dé un cierto valor añadido al objeto en cuestión, un significado nuevo frente al resto.
Se han coleccionado Pokemones, Gogos, y años atrás figuritas que venían con brillantina, muñequitos de un famoso chocolatín, también chapitas y soldaditos.
¿Recuerdan alguna colección en particular?
También se puede coleccionar monedas, billetes y hasta estampillas y sellos, a esto último se le llama Filatelia.
Dios también es un gran coleccionista.  Es una gran coleccionista de corazones...
Pero... ¿por qué coleccionaría corazones..?
Porque Él ama a los corazones.
 Sí, sí fue Él mismo quien al hacer al Hombre a su imagen y semejanza, se encargó de ponerle dentro un corazón, porque Él ha formado el corazón a cada uno (Sal 33, 15),  con el gran deseo: que el hombre ame de corazón, y que lo ame con todo el corazón. El corazón sólo le pertenece a Dios pero ha querido compartirlo con el hombre (Jr 7, 17; Ba 2, 31). Él conoce el corazón de todos los hombres (1R 8, 39; 2Cro 6, 30).¡¿?
 ¿Y qué tipo de corazones colecciona?
Colecciona corazones de todo tipo, corazones como piedra, esos que son bien duros, corazones contentos, de esos que no paran de sonreír, corazones dulces como un puñado de caramelos, corazones aventureros, esos que sienten que nada los puede parar y hasta desean tocar las nubes, también corazones enojados, que gritan, patalean y parecen que están siempre  a punto de explotar, corazones tranquilos, que parecen flotar en el aire, corazones dolidos , tristes, donde las angustias y preocupaciones ocupan mucho lugar, corazones miedosos, que laten más fuerte, corazones impacientes, que no pueden quedarse ni un minuto quietos, corazones solitarios, que buscan esconderse; corazones como de goma espuma,  que todo lo absorben; corazones alegres, que siempre buscan el lado positivo de las cosas, corazones entendidos, agradecidos, apacibles, amables y agradables; algunos son limpios pero otros están tan llenos de polvo, que necesitan una buena barrida.
Colecciona todo tipo de corazones...
Para Él todos son de igual importancia  y no los deja exhibidos como en un museo sino  por el contrario cada día observa maravillado su colección y se ocupa personalmente de cada uno de sus corazones, "porque cuando Dios mira a una persona no se fija en las apariencias sino en el corazón" (1S 16, 7), mimándolos, abrazándolos, animándolos, sanándolos, reparándolos. Reparando corazones tiene mucho trabajo porque hay personas a las que les duele el corazón porque alguien lo lastimó o por desamor. Tiene recetas para reparar los corazones rotos por el motivo que sea y receta jarabes de perdón, anteojos para ver las cosas de otra manera o tiempo para estar con uno mismo y quererse. De esta manera, Dios sondea el corazón humano porque sólo Él lo conoce (Si 42, 18; Sal 17, 3; 44, 22; Jdt 8, 14)
¿Y cómo es tu corazón?
Un día Dios vio que el corazón del hombre estaba endurecido, cerrado y andaba por caminos equivocados entonces decidió hacer algo para transformar esos corazones y llenarlos de Paz, Luz y Amor.
Pensó y creó una fórmula mágica que cambiaría para siempre los corazones de las personas.

Esa fórmula más que mágica sería Divina! Y diseñó un plan, al que llamó Salvación.
Para llevar a cabo ese plan iría  buscando corazones de personas buenas, justas, personas de fe, abiertas a su Palabra y por suerte ¿Saben qué? Las encontró!
Así que el plan empezó...y duró muchos años.
Hasta que encontró un corazón más que especial, un corazón Inmaculado, amoroso, humilde, virgen, puro, capaz de escuchar su Palabra, practicarla,  guardarla y meditarla.
Entonces a este corazón, de los más lindos de los corazones que hemos visto,  le pidió ser parte de este maravilloso plan y él respondió con un Sí  grande, convirtiéndose en un corazón de Madre.
Y así fue como un 25 de diciembre la historia de los corazones de toda la humanidad cambió  para siempre. Porque el corazón de Dios descendió hasta un establo y el Cielo vino  a la Tierra, y la Tierra se lleno de Luz y Alegría. Y la Tierra se vio renovada.
Dándonos la oportunidad de tocar el corazón de Dios y dejarnos alcanzar por esa alegría y hacer de este mundo, un lugar mucho más luminoso. Y poder decir: "Jesús vive en mi corazón, y yo vivo en su corazón"
y...¿ Cómo hacemos para tocar el corazón de Dios y dejarnos habitar por él?
Tendremos que poner manos a la obra!

Preparamos nuestro corazón para hacer de él,
una cunita para Jesús.



   Paso 1: Mirar cómo está nuestro corazón.
Recordemos que en esta Navidad, Jesús quiere nacer en él. ¿Pero nuestro corazón está en condiciones de recibirlo?
Cuando con amor se recibe a un bebé se le prepara la cunita, se busca un lugar acogedor, cálido, así como lo hizo San José. Bueno lo mismo tendremos que  hacer con nuestro corazón, para que así Jesús pueda nacer en él.
También recordemos el lugar donde Jesús nació, era un lugar sencillo, tranquilo, humilde.
Para esto vamos a buscar un momento especial animado por el Catequista o Guía, que nos lleve a mirar nuestro interior. Dividiremos el momento en dos partes, la primera será a modo grupal donde desarrollaremos el tema, podemos ayudarnos y ayudarlos con diferentes imágenes de corazones,  y jugando siempre con la metáfora, se van mostrando ideas para gestionar actitudes, sentimientos y emociones y ver con cuál o cuáles nos identificamos, (podremos leer qué tipo de corazones colecciona Dios). Tomaremos todas las expresiones sin invalidar ninguna de las emociones que pudieran surgir,  y haremos un buen discernimiento.
Para el segundo momento cada uno deberá tomarse un tiempo personal y a solas para mirar su corazón.
Este encuentro lo podremos plasmar realizando dibujos de los corazones de cada uno o poniéndoles colores a corazones prediseñados, según los sentimientos y emociones expresados.

   Paso 2: Ahora que ya sabemos cómo está nuestro corazón, vamos a ponerlo en forma.
Para ello podremos hacerlo rezando, entre otras oraciones con la oración Sinodal para niños que pueden encontrar en www.viacarianiños.org.ar, o con la jaculatoria: "Jesús vive en mi corazón y yo vivo en su corazón", practicando alguna de las obras de Misericordia, podemos aprovechar para repasar lo trabajado en el Año de la Misericordia, recordar también el lema de la Jornada Mundial de los Pobres: "No amemos de palabra sino con obras", y participando del Sacramento de la Reconciliación, teniendo en cuenta en qué etapa está cada niño.

   Paso 3: Ya con el corazón limpio y ordenado, solo quedará esperar el mágico momento de la Navidad. Y mientras esperamos, y como símbolo de que queremos que en esta Navidad Jesús re nazca en nuestros corazones podremos fabricar unos pesebres, que tengan forma de corazón y que simbolicen nuestros propios corazones. Se podrán realizar con cajitas de cartón, o en cartulina, porcelana fría, goma eva, paño lenci, fibro fácil, figuras huecas de poly fan, poniéndole viruta gruesa o musgo; el niñito lo podemos modelar, realizarlo con palito de helado vestido o bien lo podremos agregar adquiriendo los que ya vienen hechos. Por supuesto que cada uno podrá usar su impronta y creatividad.

   Paso 4: Los corazones pesebres los llevaremos a Misa para ser bendecidos y luego a casa para ponerlos debajo del arbolito o en un lugar muy especial,  con el compromiso de hacer de esta Navidad, una Navidad a puro corazón!




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