sábado, 24 de febrero de 2024

Fiesta de la Misericordia

 Esto te va a servir para...

Bicicleteada de la Misericordia

 


2do domingo de Pascua  ¡¡¡Sigue la fiesta!!! Celebramos el Amor grande de Dios que siempre es Misericordia y que nos empuja a compartirlo y a contagiarlo amando más a todos.

Proponemos realizar la fiesta con toda la comunidad, barrio, cole, familias con una bicicleteada, con sentido misionero y compasivo.

 

Va a ser necesario prepararla antes con los animadores, dirigentes y catequistas, distribuyendo tareas para que todos estén protegidos y cuidados.

 

Algunas cosas a tener en cuenta:

 

·         Elegir el recorrido: tener en cuenta las calles más seguras, con menos circulación de vehículos, asegurarse de tener los permisos necesarios y la presencia de seguridad. Se Pueden hacer postas en  ermitas del barrio, otras comunidades parroquiales, o capillas.

·         Tener un equipo que acompañe con hidratación y botiquín. Prever qué hacer con alguna bici que se pinche.

·         Disponer la animación con sonido que se escuche y contenga a los bicicleteros, que genere fiesta y alegría en el andar.

·         Que estén preparadas las postas con algún cartel, altar, gente de la cercanía que esté esperando, o los recursos que se hayan pensado.

·         Entregarles una credencial o identificación de “Discípulos de la Misericordia” o “Peregrinos de la Misericordia” a la salida.

·         Pensar un lema para repetir en cada estación.

 

Sugerimos hacer las postas o paradas (cada comunidad lo adapta o modifica según su realidad y posibilidades) rezando con algunas obras de misericordia.

Podemos tener un esquema sencillo para repetir y agilizar en cada parada:

 

N  Señal de la cruz

N  Estribillo de canción conocida

N  Texto del evangelio, breve, adaptado

N  Comentario en una o dos frases sobre la obra de misericordia 

N  Gesto, compromiso misionero

N  Repetición del lema

 

Salida – Inicio en la puerta del templo

 

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,  exclamó: « ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?…

María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. Lc 1,39-43.56

Palabra del Señor

 

María nos enseña a estar siempre disponibles, en salida, en servicio, anunciando la Buena Noticia que es Jesús. Como Ella queremos llevar su presencia a todos.

 

Nos ponemos en marcha como misioneros de la misericordia.

 

Dar de comer al hambriento

 

Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".

Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?".

Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Mt 25,34-40

Palabra del Señor

 

Qué lindo si podemos dar, no de lo que nos sobra, sino de lo que nos gusta o necesitamos y elegimos privarnos para compartirlo y hacer el bien.

 

Pensamos y decidimos qué golosina vamos a ser capaces de compartir o donar. En familia podemos pensar en llevar alimentos a algún comedor.

 

Vestir al desnudo

 

Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir». Lc. 21, 1-4

Palabra del Señor

 

Seguramente en nuestro barrio o cerca de casa conocemos a alguien que no tiene una casa, una cama para dormir, le falta abrigo…quizás nosotros mismos tenemos alguna necesidad, pero también podemos ser generosos con el que tiene menos.

 

Vamos a pensar en algo nuestro que podamos llevar a algún vecino necesitado, o acercarlo a la parroquia para Cáritas.

 

Visitar al enfermo

 Al salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los curaba. Lc. 4,38-40

Palabra del Señor

 

Cerramos los ojos y pensamos en nuestros abuelos, nuestros amigos, amigas, compañeros… ¿sé de alguien que esté enfermo? ¿Me acerco a verlos, a acompañarlos y estar un rato con ellos?

 

En esta semana voy a tratar con mucho cariño a mis abuelos, voy a ofrecerles ayuda con mucha ternura.

 

Perdonar las ofensas

 

Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Mt 5,43-45

Palabra del Señor

 

Ponemos una mano en nuestro corazón y le pedimos a Jesús que nos regale un corazón manso, que busque la unidad y sea capaz de perdonar cuando nos ofenden.

 

Vamos a darnos un abrazo de paz con los que tenemos cerca.

 

Consolar al triste

 

María Magdalena se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.  Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jn. 20,11-16

Palabra del Señor

Muchas veces andamos tristes, preocupados, tenemos el corazón estrujado y con ganas de llorar. Nos pasa como a María Magdalena, que sentía que Jesús estaba lejos. Pero el encuentro con Jesús le devuelve la alegría. Jesús es su fuerza y consuelo.

Nosotros sabemos que el amor que Jesús nos tiene es nuestra fuerza y alegría. No podemos guardarlo sólo para nosotros. Cuando lleguemos a casa vamos a decirle a alguien: “Jesús te ama”.

Rezar por todos

 

Llegada al templo.

Se puede sacar el Cirio pascual, colocarlo en el centro de todos los que están presentes, repartir velas, encenderlas compartiendo la luz.

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación». …También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.  Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre…. el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan». Lc. 11, 1-4.9-10.13

Palabra del Señor

 

Jesús nos enseña a rezar, a pedir unos por otros…podemos decir nuestras intenciones en voz alta. 

Rezamos juntos el padrenuestro, hacemos un canto y recibimos la bendición. Podemos finalizar compartiendo una merienda.


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