Guión
Pesebre Viviente 2
Navidad - Año
2008
EL PAJAR
¿Por
qué me habrán cortado? Si yo quería ser pasto fresco para ser alfombrita verde
y cuando venga el Mesías me pise con pies de seda sembrando flores blancas con
cada pasito. Pero aquí estoy, amarillo y seco, en este pesebre esperando ser
comida de esta vaca gorda vieja y de este burro aburrido.
Si
supiera el pajar que esta noche será cuna, no le dolería la vida, la daría con
toda el alma.
EL TECHO POBRE DE
MADERAS VIEJAS
Destino
triste el mío, podría ser cúpula de castillo, del palacio real donde al Salvador
sonriente yo pudiera cobijar. Pero estoy aquí tan solo, en el medio del
desierto, todo agujereado y pobre, en vez de un llanto un cencerro, en vez de
cuna un pesebre...
Si
supiera el techo esta noche a quién va a proteger, y con sus agujeros pobres
las estrellas hará ver, para que el niño juegue, y gracias puedan llover.
UN BUEY Y UNA VIEJA
VACA
Lejos
de todo nacimos, a poca gente servimos, mirar para abajo nos queda, todo el
tiempo, todo el tiempo, que no hay nada nuevo que ver, tal vez pase algo en el
suelo, ya que pesados y gordos viejos, nunca veremos el cielo.
Si
supieran estos amigos que por andar inclinados esta noche verán el cielo, serán
aliento caliente, serán leche para la madre, y serán desde ese día personajes
infaltables.
UN BURRO
CONTEMPLATIVO
Cargas
tan duras me ponen, si fuera caballo alado, si fuera carruaje santo para cargar
a ese rey que andamos tanto esperando. Pero aquí estoy, encorvado y sin esperanza
alguna en este sitio perdido donde ni llega la luna.
Ay,
si supiera el burro que hoy mirará lo ojos de la mismísima luna dando su luz
mejor, dando la luz del sol en una noche oscura.
LAS OVEJAS
¿Qué
nos despiertan ahora? ¿Se han vuelto locos los pastores? Levantarnos por la noche,
hacernos caminar tanto. Si en esta vida tranquila que todas juntas llevamos, nunca
ha pasado nada, nunca nada va a pasar.
Si
supieran las ovejas a quién van a visitar, se levantarían corriendo para ir a saludarlo.
EL CAMINO
Ir
a Roma yo quisiera, o a Grecia, o a algún valle encantado donde va a nacer el esperado,
pero en cambio a Belén, y a un establo polvoriento, si hasta vergüenza me da ser
un camino desierto.
Ay,
si supieras camino que hoy el único serás y que toda la humanidad siempre te querrá
caminar, quedarías en silencio, esperando regresar.
Pero
al día siguiente, la mañana del 25, quise preguntar al pesebre, qué palabra nueva
podrán decir ahora: solo dijeron una, y la misma dijeron todos, la dijeron con
un gesto, sin distraer la mirada, dijeron el silencio, pareció no decir nada,
pero el pesebre ese día se llenó de la esperanza que como no le cabía la sigue
dando en tu casa.
Con
esta pequeña historia, tal vez podrás pensar un encuentro para tratar el tema de:
*
la esperanza
*
la humildad
*
el lugar donde nos espera Dios
*
la confianza
*
la alegría de habitar en el lugar en el que Dios nos puso
*
la discriminación
*
la importancia de la pobreza y de las cosas sencillas.
¿Cómo lo llevás a
cabo?
+
Podés motivar con un Pesebre, o con títeres, diapositivas, láminas. Luego podés
hacer poner a cada chico en otro lugar, ser por ejemplo una piedrita del
camino, una flor, una huella, el alimento de los animales, algún pájaro..., y tendrán
que pensar qué dirían. También podrán pensar qué cosas les molestan de ellos
que creen que son un obstáculo para recibir a Jesús y de qué manera hay que
esperarlo con confianza.
+
También podrías comparar el discurso de las cosas y el de los ángeles, o el de María
y José.
+
Ahora que hemos reflexionado bastante podemos poner todas las cosas que nos parece
que dice la palabra “silencio” en la mañana del 25.
+
La actividad, por supuesto, ha de ser la construcción de un pesebre, de un pesebre
totalmente feliz.
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Terminamos leyendo el relato de San Lucas 2, 1-29.
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