Transcurridos cincuenta días
desde la Resurrección del Señor y diez días desde su Ascensión al cielo, la
Iglesia celebra el día en que vino sobre
los apóstoles el Espíritu Santo según la promesa de Jesús.
Poco antes de ser llevado al
cielo, Jesús les había dicho estas últimas palabras: "Ahora yo voy a
enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad
hasta que sean revestidos de la fuerza (dynamis) que viene de arriba." (Lc
24,49). La "Promesa del Padre" es algo espiritual e interior, que
opera en el corazón de los apóstoles; pero también tiene claras manifestaciones
exteriores. Por eso Jesús dice textualmente que ellos "serán
revestidos" de fuerza. La fuerza que tienen los fuertes de este mundo es
algo que se manifiesta y todos la experimentan; pero la fuerza que Jesús
promete a sus apóstoles no es de este mundo, sino "de lo alto". Sus
manifestaciones son mucho más impresionantes. Mientras no recibieran esta
"fuerza", los apóstoles no podrían cumplir la misión que Jesús les
encomendaba. En los Hechos de los Apóstoles se repite la promesa de Jesús con
estas palabras: "Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo cuando venga
sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y
hasta los extremos de la tierra." (Hech 1,8).
La venida del Espíritu Santo el
día de Pentecostés es un acontecimiento único, que sin embargo, no se agota en
sí mismo. Al contrario, es el inicio de un proceso duradero, del que los Hechos
de los Apóstoles sólo nos narran las primeras fases. Se refieren, ante todo a
la vida de la Iglesia en Jerusalén, donde los Apóstoles, tras haber dado
testimonio de Cristo y del Espíritu y después de haber conseguido las primeras
conversiones, debieron defender el derecho a la existencia de la primera
comunidad de los discípulos y seguidores de Cristo frente al Sanedrín. Los
Hechos nos dicen que, también frente a los ancianos, los Apóstoles fueron
asistidos por la misma fuerza recibida en Pentecostés " quedaron llenos
del Espíritu Santo" (cf., por ejemplo, Hch 4, 8).
La fuerza del Espíritu se manifiesta para los
discípulos en el hecho de que anuncian la palabra de Dios con toda valentía. La
palabra griega valentía/osadía es parresia. Parresia es la libertad de hablar,
el valor para decir con libertad lo que siento en el corazón.
¿Cuál es el nombre propio y los apelativos del Espíritu Santo?
El término "Espíritu"
traduce el término hebreo Ruah, que en su primera acepción significa soplo,
aire, viento. Por otra parte, Espíritu y Santo son atributos divinos comunes a
las Tres Personas divinas. Pero, uniendo ambos términos, la Escritura, la
liturgia y el lenguaje teológico designan la persona inefable del Espíritu
Santo, sin equívoco posible con los demás empleos de los términos.
Los símbolos del Espíritu Santo
en la Sagrada Escritura
El agua del Bautismo significa la
acción del Espíritu Santo en el alma.
El fuego porque en forma de
lenguas "como de fuego" se posó el Espíritu Santo sobre los
discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de Él. La tradición espiritual
conserva este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción
del Espíritu Santo. La Paloma porque cuando Cristo sale del agua de su
bautismo, el Espíritu Santo, en forma de paloma, baja y se posa sobre Él. Es la
imagen más utilizada en el arte para representar a la Tercera Persona de la
Santísima Trinidad. Y también es símbolo de paz y alianza al encontrar tierra
para Noé.
Catecismo de la Iglesia
Católica 694-70
¿Cómo actúa en la vida del cristiano?
"Nadie puede decir: '¡Jesús
es Señor!' sino por influjo del Espíritu Santo", dice san Pablo en la Epístola
a los Corintios. Y en la Epístola a los Gálatas: "Dios ha enviado a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!". El
conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en
contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el
Espíritu Santo. El Espíritu Santo, con la Trinidad Beatísima viene a inhabitar
en el alma por el sacramento del Baustimo. El Espíritu Santo con su gracia es
el "primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva
que supone conocer al único Dios verdadero, y a su enviado, Jesucristo.
Catecismo de la Iglesia Católica
737-74
UN ENCUENTRO PARA TRABAJAR CON
LOS CHICOS
Me lo dijo un pajarito
Reunimos a los chicos y
presentamos al Espíritu Santo, les hablamos de sus dones, de sus frutos y sobre
todo de sus símbolos.
Vamos a darle importancia esta
vez, a “LA PALOMA del Espíritu Santo”
La escritura está cargada de
símbolos, éstos son antorchas, señales
que nos muestran algo de las cosas que no podemos explicarnos.
Así el Viento del Espíritu es el
RUAJ, ese soplo de Dios que nos dio la vida, Su Vida, que perdimos por el
pecado y que recuperamos con la Resurrección de Cristo por el Espíritu que nos
mandó y derramó sobre nosotros. El viento que lo transforma todo a su paso y
todo lo cambia.
El fuego, que quema, calienta,
reúne, alumbra, arrasa, enciende, se mueve y es, a la vez, inasible.
El agua, signo de vida, de
fecundidad, que lava y renueva.
Y, LA PALOMA, que aparece tempranamente en la escritura,
con Noé como esperanza de un mundo nuevo. Y luego, entre la Voz de Dios, el
agua que derrama Juan Bautista y la cabeza Santa de Jesucristo, en el Jordán,
delante de todos, es una paloma quien manifestará un nuevo bautismo, el
bautismo en el Espíritu.
Entonces, esta vez vamos a darle
un lugar privilegiado. Será nuestra amiga invisible, nuestra voz al oído, la
voz que nos lleva donde el Espíritu quiera.
En aquellos días, Jesús llegó
desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y al salir del
agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él
como una paloma; y una voz desde el
cielo dijo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi
predilección».
Marcos 1,9-11
RECURSO MOTIVADOR: la paloma, que
puede ser dibujada, de títere, de plumitas como esas que venden en viveros, o
la podemos hacer con los chicos de papel maché, de goma espuma, de arcilla…
CONVERSAMOS:
· Así
como en la pascua aprendimos a mirar lo que mira Jesús, ahora aprenderemos a
escuchar lo que Jesús, por medio del Espíritu Santo, nos quiere decir a través
de esa avecita que llamaremos ESPIRITA.
· Vamos
a hacer de cuenta que está siempre parada en nuestro hombro, como los loritos
de los piratas, igual. Y como los piratas roban tesoros, nosotros con Espirita
también robaremos tesoros para Jesús, robaremos la atención de todos los que
podamos para contagiarles su amor y la fuerza del Espíritu Santo.
· Espirita
hablará sólo con la verdad, y nos daremos cuenta que es ella y no nuestra
imaginación porque siempre nos lleva a hacer el bien para los demás, a repartir
amor, alegría, y mucho entusiasmo.
· Espirita
es además nuestro personal training, nos tiene siempre en movimiento para
llenarnos de salud y hacernos cada día más fuertes. Nos hace caminar misionando
por todas partes.
· Espirita
nos habla a todos y a cada uno:
A todos nos dice:
·
Que por el Bautismo estamos llenos de Dios
·
Que con Él no tenemos que tener miedo
·
Que nos ama con todo el corazón
·
Que nos llena de fuerza y valentía
·
Que ese amor y esa fuerza son muy contagiosos
·
Que es urgente que salgamos a contagiarlo
·
Que tenemos que estar unidos para ser más
fuertes y más amigos
·
A cada uno nos dice:
·
Que Jesús nos conoce perfectamente por nuestro
nombre
·
Que no nos confunde con nadie y nunca nos olvida
·
Que nos ayuda a mirar a todos para no dejar a
nadie sin contagiar
·
Que nos da fuerza para perdonar
·
Fuerza para amar
·
Fuerza para defender a los amigos
·
Fuerza para contagiar su amor
·
Nos invita todo el tiempo a vivir con alegría
·
Nos despierta con una mañana nueva para estrenar
cada día
·
Nos pide que hagamos todo nuevo
·
Nos canta suavecito al oído cuando estamos
tristes
Y, a vos, qué te dice Espirita?
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