jueves, 25 de febrero de 2016

Año de la misericordia: En parábolas



La Misericordia y las Parábolas
Objetivos:
1.      Contextualización del anuncio de la misericordia a través de las parábolas, a la luz de EG.
2.      Lectura orante de una de las parábolas de la Misericordia e iluminación desde la Bula de la Misericordia.
3.      Profundización de la pedagogía de Jesús en las parábolas. 


Dinámica para la introducción
(Hacemos memoria = cristianos memoriosos)

Les propongo, te propongo y me propongo hacer un ejercicio de memoria ya que el Papa en su exhortación apostólica Evangelli Gaudium  nos invita a ser cristianos memoriosos, memoriosos de qué? De la huella de Dios en nuestra vida…, de lo que Él y otros han dejado como suave aroma en nuestra vida; la mayoría somos catequistas, educadores, trasmisores… y si estamos aquí es porque tenemos una Buena Noticia que nos convoca y esa Buena Noticia tiene nombre y rostro concreto “Jesús” que como dice bellamente el Papa en la Bula Misericordiae Vultus: “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret”. (Misericordiae Vultus 1)
Bien te invito a cerrar los ojos un momento allí donde estés y cómo estés… y a recordar, a pasar por el corazón alguna Buena Noticia que te haya cambiado, que te haya alegrado!! O quizá alguna palabra de alguna persona o de Jesús que te venga a la mente, o algún gesto... (Tiempo de silencio).


Cuchicheo

Las compartimos con quien tenemos al lado muy brevemente. (Observar el cambio de actitud y disposición: hacer memoria de la Buena Noticia siempre nos cambia, nunca nos deja igual, nos involucra). Lo mismo pasa cuando Jesús habla en parábolas, sus palabras nunca nos dejan igual, porque nos involucra para ayudarnos a descubrir ¡una gran alegría!, que es su misericordia.


Contextualizamos el tema de la Misericordia y las Parábolas con la ayuda del Papa Francisco que en la Exhortación Apostólica Evangelli  Gaudium ya nos empieza a disponer para vivir este año Jubilar de la Misericordia

Al respecto de la alegría me gustaría contextualizar el tema de la Misericordia y las Parábolas con la ayuda del Papa Francisco que en la Exhortación Apostólica Evangelli  Gaudium ya nos empieza a disponer para vivir este año Jubilar de la Misericordia, porque la Evangelli  Gaudium es una invitación a la alegría, no escribe el Papa ¿qué es la alegría?, invita a vivirla, y lo hace a una iglesia y una humanidad que tiene que preparase para escuchar esta invitación, los textos bíblicos citados y aludidos, y la experiencia del Papa Pablo VI, que Francisco tanto admira, son como un libro profético que podríamos traducir así: “Déjense alegrar la vida”, si Dios tomara la palabra de los profetas en primera persona, diría: “déjenme que yo les alegre la vida”, “dejen que yo sea su alegría”, a vos, aquí y ahora, a cada uno…y a la Iglesia entera nos dice “déjame que yo sea tu alegría”.

La EG, es “La alegría del Evangelio” (que casi son dos palabras que se repiten, parece una redundancia, pero a veces hay que redundar en lo que falta…).
Quiero proponerles con fuerza el núm. 3 de EG. Donde Francisco a través de un estilo muy personal nos sacude a todos: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque « nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor ». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: « Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores ». Aquí el Papa nos dice, te dice: ponete a rezar y yo te voy a dar las palabras, como los profetas…; porque los profetas cuando le hablaban al pueblo decían: vuelvan a Dios y díganle así…!! El papa no nos dice que tenemos que volver a Dios, sino que, nos dice lo que le tenemos que decir a Jesús!! Y te habla…, el Papa te habla en singular…, decíle a Jesús!! Señor me he dejado engañar mil veces…; este no es un texto para ingenuos o inocentes, sino para adultos que nos hemos dejado engañar una y mil veces y creemos quizás que ya es tarde…, que ya fuimos excluido de la lista, bueno a ellos…a nosotros, a mí, a vos el papa nos dice: “volvé a Jesús y decile te necesito” ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Aquí el Papa pasó al plural, porque Francisco también tuvo esta experiencia… y se une “nos hace tanto bien”!! con Francisco volver a él cuando nos hemos perdido…; Insisto una vez más (porque las cosas importantes no se entienden de una…, hay que insistir catequistas, mamás, jóvenes, papas, hermanos o hermanas, amigos…hay que insistir cuántas veces sea necesario) Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar « setenta veces siete » (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!” (Pablo VI, Exhort. ap. Gaudete in Domino (9 mayo 1975), 22: AAS 67 (1975), 297). Lo quise leer entero para que sintamos la pasión que tiene Francisco…, Pastor del rebaño con olor a oveja, Francisco no empieza describiendo o exigiendo, no empieza diagnosticando o denominando…, sino apasionadamente invitando con insistencia!! A aquellos que necesitamos la misericordia y la alegría, misericordia y alegría van juntos!  Y a esto quería llegar antes de situarnos en las Parábolas.

Por qué no entrar también nosotros en este río de alegría?, una alegría que siempre va acompañada de gestos y signos concretos de misericordia, son signos y gestos que brotan del corazón de Jesús!! Que vino a mostrarnos, a darnos a conocer el rostro del Padre, “quien me ve a mí, ve al Padre” (cfr. Jn. 14,9). Y esta alegría que es fruto de habernos dejado alcanzar por su misericordia, siempre se comunica…, se comunica en gestos y palabras.
Somos Iglesia misionera evangelizada y evangelizadora, y por eso vamos al encuentro de otros…
Y por eso necesitamos volver una y otra vez a la fuente, a Jesús y a su Palabra… y por eso les propongo que lo escuchemos a El…, con el Espíritu Santo, para que nos ayude a comprender sus Palabras, que nos ayude a recordar las que él vea que son las que necesitamos en este momento, y nos haga comprender lo que tiene de Nuevo y Bueno para revelarnos!!.


Lectura orante del texto Bíblico: Lucas 15, 1-7

El Papa en la Bula Misericordiae Vultus nos dice: “En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos estas parábolas; tres en particular: la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32). En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. (Misericordia y alegría siempre van juntas!!) En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón”. (MV 9)
Adentrarnos en las parábolas no solamente significa captar la enseñanza que de ellas emerge, sino, sobre todo, reconocernos en ella, es dejarnos involucrar, porque las palabras de Jesús siempre te involucran!! Y así dejarnos abrazar por su misericordia.
“Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso” (Lc 6, 36) es una de las afirmaciones más fuertes de Jesús; pero antes de hablar, Jesús ya hacía sentir y ver la misericordia…; cuando Jesús cura al leproso, el texto dice: “sintió compasión, extendió la mano y lo toco” (Mc 1, 41).



¿Cuáles son las parábolas de la misericordia?

Las parábolas de la misericordia se remiten a tres relatos en el Evangelio de Lucas 15, 1-32: la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos.
La misericordia también se encuentra en otras parábolas de Jesús:
¨       Los dos deudores y su acreedor (Lc 7,41-43)
¨       El buen samaritano (Lc 10, 29-37)
¨       El rico y el pobre Lázaro (Lc 1619- 31)
¨       El juez injusto y la viuda insistente (Lc 18, 2- 8)
¨       El fariseo y el publicano en el templo (Lc 18, 9- 14)


Son ocho las parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en Lc. Siete de ellas se narran durante el viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9, 51---19, 46). Sólo la breve parábola sobre los deudores y su acreedor (Lc 7, 41-43), se relata durante su predicación en Galilea; esto se debe a que en Lucas el gran viaje es más bien interior que exterior, lo cual nos ayuda reflexionar mucho más en la dimensión peregrina de la que nos habla e invita a vivir el Papa como “un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia” (Misericordiae Vultus 14).    




¿Por qué en parábolas?

1.      El Espejo de la Vida

Recurso del Espejo: Se invita a cada persona a tomar un espejo y verse durante unos segundos…, luego invitarlos a considerar: “¿Qué me diría hoy Jesús al verme? ¿Qué Palabra pronunciaría?”

Las parábolas de Jesús, incluidas las de la misericordia, están apegadas a la vida y la interpretan, la iluminan con la mirada misericordiosa de Jesús, es él mismo quien nos enseña a mirar como él mira la realidad. Muchas veces leemos las parábolas y las interpretamos, y así terminamos por repetir con otras palabras lo que ya leímos antes; al contrario ¡necesitamos que las parábolas iluminen la vida de cada uno y en ella dejarnos involucrar!


2.      El involucramiento

Es muy clara la dinámica que se da en las parábolas, siempre aparece: Jesús, el otro y yo; y esto lo dice hermosamente el Papa Francisco en la Bula Misericordiae Vultus (El rostro de la misericordia): “Como se puede notar, la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros” (Misericordiae Vultus 9).
Las parábolas nos ayudan, nos ubican ante la mirada de Jesús…,y al dirigir la mirada a Jesús y a su rostro misericordioso, es posible captar el amor de la Trinidad. Su misión recibida del Padre no es otra que revelar este amor que se da a todos sin excluir a nadie: “Todo en él habla de misericordia. Nada en él está ausente de misericordia” (MV 8)


Conclusión

Me gustaría que concluyamos como Jesús lo hace al hablarnos de la misericordia…
Lc 15, 6-7
“…Y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse».

Gesto

La misericordia se expresa en gestos concretos, por eso les propongo el gesto de desearnos la bendición (con el Lema): “Misericordiosos como el Padre, reflejemos su rostro”. Y este mismo gesto hacerlo con nuestros próximos, nuestros prójimos...y así vivir la dimensión misionera de la misericordia.


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