Estamos en el último tramo del año y
Dios nos sorprende con el Nacimiento de Jesús, Su Hijo y Salvador nuestro. Les
ofrecemos este Pesebre viviente que, como siempre, puede ser adaptado a las
características de cada comunidad enriqueciéndolo, sin duda alguna. De la misma
manera, cada comunidad puede elegir el gesto solidario que más necesiten.
Ambientación
En
templo, atrio, o espacio relativamente amplio donde se puedan disponer cuatro
rincones.
Rincón de María se adornará con telas coloridas, una celeste, florero,
almohadones. María estará sentada orando cuando la visita el ángel.
Casa de Isabel cerca de alguna puerta (porque luego se puede usar como
lugar de la posada). Sillas, canastos con trapos, cacerolas, escoba.
Centro de la escena, donde luego se
armará el pesebre. Puede ser una construcción scout con
palos, nudos, lona (pre-armada) o ramas, cajones, paja. En alto, si es posible,
una tanza de la que se colgará una nube bien grande hecha en telgopor, tela o
papel que representará a Dios Padre.
Rincón oscuro desde donde vendrán José y María peregrinando.
De
ser posible, un reflector, puede usarse para iluminar los distintos rincones.
Personajes
(Todos
son representados por niños, quienes hacen movimientos y gestos. Las voces son
adultos al micrófono, sin ser vistos.)
María:
túnica blanca, manto celeste,
necesitará almohadón para simular embarazo en la segunda parte.
José:
túnica, manto, llevará cayado y farol.
Jesús:
bebé
Angelitos:
túnicas, o remeritas, shorts, vestiditos
blancos, con o sin alitas o vinchas blancas.
Ángel
Gabriel
Isabel
Posaderos
Pastores:
bermudas, shorts, túnicas, mantos,
beige o marrones, alpargatas, sandalias. Bultos blancos simulando ovejas.
Voces que
interpreten los personajes más la voz de Dios y un relator.
Audio
o Coro
Canasto
para ofrenda solidaria
Relator: Buenas noches familia!
Se acerca la noche más buena de cada
año, por eso en el corazón de cada uno, hay un deseo de celebrar.
Pero, ¿qué celebramos?
Hacemos memoria del acontecimiento de
Belén.
Celebramos el anuncio de la paz a los
hombres de buena voluntad. Celebramos la vida, el amor, el encuentro, lo
pequeño...
Celebramos la misericordia, nuestra fe
y nuestra esperanza en el Dios de la Vida que, como en el principio, escucha
nuestra plegaria y revela el misterio del amor a los sencillos de corazón que
esperan en Él, como aquella noche…
Por encima del altar una nube grande
será luego la voz de Dios.
A un costado, en el piso, pastorcitos
junto a bultos blancos (simulando ovejas), duermen. Otros, alertas, se
refriegan los ojos, miran el cielo…
Dice el evangelio: “En esa región acampaban unos pastores, que
vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto se les apareció el
Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. El Ángel les
dijo: “No teman, porque les traigo una buena noticia: Hoy en la ciudad de
David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les
servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y
acostado en un pesebre”.
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se
decían unos a otros: “Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el
Señor nos ha anunciado. Fueron rápidamente….”
Al volver, contaron lo que habían visto
y oído.
Es aquel relato el que sostiene nuestra
esperanza. Somos pastores urbanos, desvelados por los rebaños de nuestra
familia y nuestras ocupaciones, necesitados de la ternura de un niño en pañales
y de la luz de la buena noticia en lo cotidiano!
Coro: Zafar (La Vela
Puerca) (Solo primera estrofa, hasta …”que no
haya lucidez”)
Algunos pastorcitos se levantan, buscan
a los adultos de la comunidad y tomándolos de la mano, los acercan a contemplar
(desde un costado).
Despabilemos nuestro corazón y
dispongámonos a contemplar el misterio…
(Pausa)
Aparecen estrellas y ángeles, bailando
lento, en rondas, mirando al cielo.
Dios no había dicho nada, sin embargo,
todos los ángeles estaban mirando hacia la casa de Dios…
Coro: Profecías
El anuncio del ángel Gabriel
El ángel, mirando hacia lo alto.
Dios – Gabriel! Gabriel!
Ángel Gabriel - Aquí
estoy, Padre. ¿Qué sucede?
Dios – Gabriel, escuchame bien. Ha llegado
el momento tan esperado. Necesito que vayas a una ciudad de Galilea, a Nazaret,
y busqués a una jovencita que se llama María. Yo he preparado su corazón con
una pureza especial. Le dirás que la he elegido para que sea Madre de mi Hijo,
Jesús. Pero, Gabriel, nada de imposiciones! Es necesario que ella lo quiera y
lo acepte con alegría! Andá rápido!
Gabriel – Sí, Padrecito! Ya mismo me pongo en
camino!
El ángel deja de mirar al cielo y se
acerca a María, que está arreglando unas flores, le toca el hombro y ella se
sorprende y deja sus tareas.
Gabriel - ¡Hola María! ¡Alegrate! “Estás llena
de gracia, el Señor está contigo”
María se sorprende y se aleja un poco
del ángel.
María - ¿Qué es esto? ¿Por qué me saludás con
tanto honor? Yo no merezco ser tratada así.
Gabriel – “No temas,
María, porque has encontrado el favor de Dios. Él te eligió para que seas la
mamá del Salvador. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre
de Jesús, el Emanuel, el Dios con nosotros. Él será grande y será llamado Hijo
del Altísimo y su reinado no tendrá fin. Pero vos podés decir que sí o decir
que no, porque Dios te hizo libre.
María - ¿Cómo puede ser eso, si yo no convivo
con ningún hombre?
Gabriel – Eso no
importa, María. Ése es el Hijo de Dios, y el Espíritu Santo lo formará en tu
pancita. También tu prima Isabel está esperando un hijo en su vejez y, aunque
no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes de su embarazo. Porque,
para Dios, nada es imposible.
María – “Yo soy la servidora del Señor. Hágase en mí todo lo que has dicho”.
Al escuchar estas palabras de María, el
Ángel Gabriel da señales de alegría y se retira. María no lo mira. Se ha
quedado en actitud de recogimiento entregada a la oración.
Coro: La Anunciación
María visita a su prima Isabel
Relator: La joven Virgencita, humilde muchacha de Palestina ha dicho
“Sí” y ha abierto para todos la revolución más grande de la historia. La
revolución del Amor de Dios que se hace uno de nosotros para compartir nuestra
vida.
Aparece nuevamente María en escena,
caminando hacia la puerta de la casa de Isabel.
Relator: María se pone
en camino. Ha recibido una noticia grande que cambiará su vida para siempre y
se ha enterado que su prima, ya mayor, la necesita. De ahora en adelante toda
su vida será DISPONIBILIDAD Y SERVICIO.
Aparece Isabel junto a la puerta y
abraza a María
Isabel – María! María!
María - ¡Hola prima! ¿Cómo
estás? Apenas supe de tu embarazo me puse en camino para ayudarte. (Invita a Isabel a sentarse)
Isabel - “Bendita tú eres María entre todas las mujeres
y ¡bendito es el fruto de tu vientre! ¿Cómo merezco yo que vengas a visitarme?
Apenas me saludaste, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa sos por
haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!”
María – Toda la alegría que tengo se la debo a
Dios, por eso no me canso de agradecerle y alabarlo!
Coro: Mi alma canta la grandeza del Señor
En escena se ven una silla, un canasto
con ropa, cacerolas o cacharros.
José acepta a la Virgen María
Relator: María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió
a su casa donde José la esperaba. Ella guardaba en su corazón lo que el ángel
le había revelado. Era un misterio tan profundo que no tenía palabras para
decirle a José lo que le pasaba. Pobre José, miraba y no comprendía!
José aparece en el mismo lugar que
María en la primera escena. Esta sentado en la silla con sus manos tapándose la
cara.
José - ¿Cómo es posible que
María este embarazada? ¿Me engañó? ¡No puedo creerlo, ella jamás lo haría!!!!!
Tengo que dejarla y partir sin decir nada ¡si no van a apedrearla! Me iré a
otro pueblo, en silencio.
(José se va a dormir y mientras duerme
aparece el ángel)
Gabriel - “José,
descendiente de David, no tengas miedo de llevar a María, tu esposa, a tu casa;
si bien está esperando un hijo, no es porque te ha engañado, sino que es obra
del Espíritu Santo. Y vos, lo llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de
sus pecados, Él será grande”.
Relator: José era un
hombre de fe. Y así, creyendo en las palabras del ángel, entró en el misterio
de la salvación de Dios.
(José despierta)
José - Uy, qué sueño hermoso que tuve! Ahora entiendo todo, claro…
Dios me eligió para cuidar a las dos personas que más va a amar el mundo en
todos los tiempos, a Jesús y a María. Es la misión más hermosa que haya
existido! Qué puedo decir? que sí,
claro! Voy a buscar a María.
María entra nuevamente en escena,
escucha, se sienta y se abraza con José.
José - ¡Hola María! ¡Qué bueno que estás de nuevo
aquí! Sentate, tengo que pedirte perdón porque dudé de vos, pensé que me habías
engañado y no sabía qué hacer, pero ahora sé por el ángel que el Señor te ha
elegido como Madre y yo estaré a tu lado.
María - ¡Gracias José! estaba
segura de que Dios te ayudaría a entender.
Se apagan las luces.
El nacimiento de Jesús
Relator: El Ángel Gabriel
le había dicho a la Virgen María: “Para Dios todo es posible”. Y así pasaron los nueve meses en que la vida
de Jesús se gestó en el vientre de María, a la espera del gran día en que la
primera Navidad se anunciaría al mundo. Pero no sería en Nazaret, sino en Belén
para cumplir lo que había sido anunciado al pueblo elegido.
Entran Jesús y María caminando
despacito.
José – María, tenemos que ir a Belén para
censarnos.
María – Está bien, José, que sea como el Señor
lo disponga.
Coro: La Peregrinación
(De pronto se detienen)
Relator: Nadie lo sabía, pero Dios estaba entre los hombres.
María – José! José! El Niño quiere nacer. ¡Ha
llegado la hora!
José -
Buscaré un lugar para hospedarnos.
(Golpea
como en una puerta)
Señor, necesitamos hospedarnos,
¿tiene lugar?
Posadero – No, señor,
no tengo…
José – María, no tenemos suerte. ¿Qué haré contigo? No hay lugar en
ningún lado. ¿Qué vamos a hacer?
María - José… no te desesperés. Dios está con
nosotros. Sigamos buscando. El Señor nos guiará al lugar elegido, donde el Niño
deba nacer. Vamos pronto, José, que cada vez falta menos.
José – (golpea en otra puerta, contra-
sacristía) Buenas noches, señor. Mi
esposa y yo hemos buscado alojamiento en todo Belén y no hemos encontrado nada.
Mi esposa está por dar a luz y estamos en la calle
¿Usted tendrá un lugar para nosotros?
Posadero – No tenemos
lugar. No queda ni una sola habitación. (Cierra la puerta y vuelve a abrirla
inmediatamente)
¡Señor, no se vaya! Mi esposa dice que
si ustedes no se ofenden les podemos hacer un lugar en el establo. Entre los
animales encontrarán abrigo y por la mañana tendrán leche para alimentarse. No
será muy cómodo, pero el heno y la alfalfa les servirán de colchón.
María y José - Gracias! Muchas gracias! Hoy mismo, el Señor,
nuestro Dios, sabrá recompensarlos a ustedes.
José - Vení, María, tranquila. Ya Dios nos ha
dado el lugar para Su Hijo
Se apagan las luces.
Relator: Dios había
elegido un establo…el lugar más oscuro, para mostrarnos
desde ese día que ya no hay oscuridad que no pueda ser luz. Un lugar feo y
bajo, para que sepamos que Dios nos espera en cualquier caída, desde todo lo
débil, desde todo lo que nos haga inclinarnos. Y aquella noche pasaron cosas que nunca se vieron.
¡Aquella noche, del cielo bajó el amor!
¡La riqueza se hizo tan pobre, y tan baja la grandeza, porque Dios lo quería!
Coro: Gloria
Se encienden las luces. María
y José están junto al pesebre. María tiene al Niño en sus brazos.
Los ángeles y las estrellas se
acercan. Los pastores, que están desparramados, durmiendo en el suelo,
comienzan a despertarse. Un ángel se dirige a los pastores.
Ángel – No tengan miedo porque lo que
vengo a decirles es muy bueno. Cuando lo sepan, todos se llenarán de alegría.
Hoy, en la ciudad de David, ha
nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Y como señal,
encontrarán al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre.
Los pastores invitan a más
fieles y con ellos comienzan a caminar hacia el pesebre.
Coro: Vamos pastorcitos
Relator: A partir de Belén, hasta a la oscuridad
se le encendió una luz. La noche se hizo buena: lo sagrado irrumpió en lo
común, en lo ordinario. Aquella noche aconteció el más grande gesto de amor de
parte de Dios: Él es don, es el amor que no se quiere reservar nada, que busca
hacernos semejantes a Él, y para eso, primero, Él se hace semejante a nosotros.
Claro que a los dones también hay que
acogerlos. El Misterio se hizo porque María dijo Sí, porque en el silencio de
sus corazones, los humildes pastores, gente sin nombre para los hombres,
escucharon y confiaron.
En la Nochebuena, Dios pone amor en el
mundo, y confía en nuestra respuesta de amor.
Coro: Noche de Paz
Ahora, con todo nuestro amor, nos
acercamos a adorar al Niño Dios. Le presentamos nuestra ofrenda, que es un
regalo para quienes más lo necesitan. Pidamos también que en esta Navidad le
hagamos lugar a Jesús en nuestra vida para poder recibir todo lo que Él viene a
traernos.
Los pastorcitos y angelitos entregarán
imágenes del pesebre.
Relator: (Saludo
final) La Navidad es la fiesta de la
esperanza, porque ya no estamos solos:
Dios camina y hace historia con cada
uno de nosotros. ¡Feliz Navidad para todos!!!
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