lunes, 15 de abril de 2024

leccionario 2024

Fiesta de Pentecostés 2024

Leccionario

 

Primera Lectura

Todos quedaron llenos del Espíritu Santo,
y comenzaron a hablar

Lectura de los Hechos de los apóstoles     2, 1-11

 

    Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

    Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de ALEGRIA, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían:

    «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.»

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO     Sal 103, 1ab. 24ac. 29b-31. 34

 

R. Señor, envía tu Espíritu

y renueva la faz de la tierra.

 

Bendice al Señor, alma mía:

¡Señor, Dios mío, qué grande eres!

¡Qué variadas son tus obras, Señor!

la tierra está llena de tus criaturas. R.

 

Si les quitas el aliento,

expiran y vuelven al polvo.

Si envías tu aliento, son creados,

y renuevas la superficie de la tierra. R.

 

¡Gloria al Señor para siempre,

alégrese el Señor por sus obras!

que mi canto le sea agradable,

y yo me alegraré en el Señor. R.

 

 

SECUENCIA (Opcional)

 

Ven, Espíritu Santo,

y envía desde el cielo

un rayo de tu luz.

 

Ven, Padre de los pobres,

ven a darnos tus dones,

ven a darnos tu luz.

 

Consolador lleno de bondad,

dulce huésped del alma

suave alivio de los hombres.

 

Tú eres descanso en el trabajo,

templanza de la pasiones,

alegría en nuestro llanto.

 

Penetra con tu santa luz

en lo más íntimo

del corazón de tus fieles.

 

Sin tu ayuda divina

no hay nada en el hombre,

nada que sea inocente.

 

Lava nuestras manchas,

riega nuestra aridez,

cura nuestras heridas.

 

Suaviza nuestra dureza,

elimina con tu calor nuestra frialdad,

corrige nuestros desvíos.

 

Concede a tus fieles,

que confían en ti,

tus siete dones sagrados.

 

Premia nuestra virtud,

salva nuestras almas,

danos la eterna alegría.

 

 

ALELUIA

 

Aleluia.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles

y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Aleluia.

 

 

EVANGELIO


    El Hijo del hombre tiene sobre la tierra

el poder de perdonar los pecados

 

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     2, 1-12

 

   Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaúm y se difundió la noticia de que estaba en la casa. Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siquiera delante de la puerta, y Él les anunciaba la Palabra.

   Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres. Y como no podían acercarlo a Él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados». Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior: «¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?

   Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: «¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o "Levántate, toma tu camilla y camina"? Para que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».

   Él se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó llena de ALEGRÍA y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual».

Palabra del Señor.

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