lunes, 8 de septiembre de 2014

Revista Arquidiocesana 2014: Oración para los colegios

Ya hemos recorrido a lo largo del subsidio el lema en torno al cual nos reunimos este año para celebrar la fiesta de Jesús. Para ella queremos prepararnos durante estos cuatro día, para que nuestro corazón llegue lleno de Jesús y de esta manera nos animemos a contagiarlo al mundo entero.
No se olviden de preparar y mandar imágenes de nuestro colegio y sus chicos haciendo un corazón, representando alguna de las canciones del concurso, con su coreografía, para que podamos disfrutarla en la previa de la misa en las pantallas gigantes del estadio.

Propuesta de Oración.
Los invitamos a prepararnos armando un gran corazón al que podamos agregarle las palabras que nos servirán como guía en nuestra oración y que precisamente brotan de un corazón entregado sin medida a Jesús.

Primer día:
Jesús danos un corazón para contagiar: Amor
Leemos en la carta a los Efesios: Que Cristo habite en sus corazones por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios.

Cuando nuestros corazones se llenan del amor de Jesús, todo se hace distinto. Nosotros parecemos distintos. Porque al estar Jesús presente en nuestros sentimientos, en lo que pensamos, en nuestros gestos, el mundo comienza también a verse de otra manera. Solo tenemos que dejar que Él habite, que Él se quede, sabiendo que nuestro corazón se hace generoso para recibirlo y para regalar y contagiar a los demás todo los que Jesús nos regala y contagia.

Recemos juntos (podemos rezar la primera estrofa e ir repitiendo con los chicos)
Señor queremos pedirte
que nos regales tu amor
queremos tus sentimientos
para hacer un mudo mejor
Un corazón como el tuyo Señor
te venimos a pedir
Un corazón como el tuyo Jesús
para poder compartir.

Segundo día:
Jesús danos un corazón para contagiar: Perdón

Leemos en el evangelio que escribió San Mateo: Mt 6,21
Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón.
Palabra del Señor

Hay un tesoro que Jesús nos comparte desde la bondad de su corazón y ese tesoro es el Perdón. Un tesoro que el mundo hoy reclama que pongamos en práctica. Aprender a perdonarnos entre las familias, aprender a perdonarnos en la escuela, entre los amigos y amigas, entre la comunidad, en la ciudad, en el país, en el mundo. El corazón de Jesús está lleno de gestos de perdón. Dios siempre nos está regalando ese perdón. La alegría de sabernos perdonados, nos tiene que dar fuerzas para que nuestro corazón, contagiado del de Jesús no se canse nunca de perdonar.
Vamos a cerrar un momentito los ojos, y vamos con todo nuestro corazón a perdonar a alguien, en silencio, que por ahí no sabe que estamos enojados, o vamos a pedir por alguien que sabemos que está enojado con otro amigo o amiga y le pedimos a Jesús que le regale los sentimientos de su corazón para que también pueda perdonar.
Terminamos rezando el Padre Nuestro y le pedimos especialmente que aprendamos a perdonar con todo el corazón. (ponemos especial énfasis en la parte “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”)

Tercer día:
Jesús danos un corazón para contagiar: Paz

Leemos en el evangelio escrito por un amigo de Jesús llamado San Juan
Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo.
¡No se inquieten ni teman!
Palabra del Señor

El corazón de Jesús es un corazón que nos ofrece mucha Paz. Cuando nos dejamos contagiar por esta Paz, tenemos la gran posibilidad de construir un mundo distinto, un mundo que lucha por la Paz, un mundo que quiere que todos seamos tratados por igual, en el cual no hay diferencias de razas o de creencias. Un mundo que, por la Paz que habita en su corazón, no se inquieta ni tiene miedo, entonces somos respetuosos, tolerantes, bien predispuestos, abiertos. Solo un corazón lleno de la Paz que trae Jesús, es capaz de contagiar Paz a los demás. Hoy tenemos que comprometernos por construir la Paz. En el mundo, en nuestro país pasan cosas que no nos dejan soñar con la Paz. Entonces es necesario que cada uno se anime a se constructor de Paz y para eso contamos con la mejor ayuda: La Paz de Jesús.

Recemos juntos, pidamos por la Paz en el mundo, en nuestro país, en nuestro barrio. (Si lo creemos conveniente podemos citar situaciones actuales de guerra, intolerancia, injusticias, etc.)

Jesús, danos un corazón como el tuyo
para que podamos ser constructores de paz
y que  todos como hermanos
siempre anunciemos tu palabra
que es camino, verdad y vida.
Jesús danos un corazón como el tuyo
para que podamos ser constructores de paz.

Cuarto día
Jesús danos un corazón para contagiar: Generosidad

Leemos en el evangelio que escribió el amigo de Jesús, San Lucas:
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón.

Cuando hablamos de un corazón generoso, la primera imagen que se nos aparece después de Jesús es la Virgen María. Si a alguien no le vamos a poder ganar en generosidad, es a la virgencita. Desde que el ángel la saludó, se notó que su corazón daba sin medida y desbordaba de generosidad. Era tan generosa que cada cosa que hacía no salía a decirla, publicarla o gritarla por la calle. Su generosidad quedaba en su corazón, como si guardando y meditando cada cosa, ella pudiera llenarse cada vez más de Dios para animarse cada día a ser más generosa. Y todos sabemos que el gran regalo de su amor generoso es, ni más ni menos que el mismo Jesús.
Ya llegamos al final de estos días de preparación, la fiesta de Jesús se acerca y para llegar bien preparados hoy nos tomamos de la mano de nuestra mamá la Virgen María. ¿Por qué? Porque ella es tan generosa que sabe que lo mejor que nos puede pasar es que nos encontremos con su hijo Jesús, que lo descubramos, que lo dejemos llenar nuestro corazón con su amor, para que nosotros también aprendiendo a meditar todo lo que nos ofrece, lo podamos regalar a todos nuestros hermanos, con generosidad, como lo hizo María.


Podemos terminar juntos, rezando un Ave María, o cantando alguna linda canción a la Virgen y terminando de armar nuestro corazón.

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