Nuestro Altarcito quiere ser un
espacio de reflexión para alimentar en nosotros el deseo de acompañar la
religiosidad y espiritualidad de nuestros niños, recuperando y recreando los diferentes modos
de expresar el Don de la Fe.
En esta ocasión queremos hacerlo
desde la experiencia de hallarnos en camino juntos…, hallarnos en camino juntos
con Jesús. Juntos con tantos niños cuyos rostros y nombres embellecen y
orientan nuestro caminar. Deseamos seguir dejando huellas con la frescura
original del Evangelio porque somos Iglesia peregrina.
Cuando caminamos junto a nuestros
niños compartiendo la alegría de Jesús Resucitado, descubrimos lo que ellos
necesitan y advertimos como encender sus vidas!!, lo cual implica una
permanente escucha amorosa. Para esto tenemos que animarnos al acompañamiento personal de
los procesos de crecimiento de
los niños, con una mirada cercana capaz de contemplar, conmoverse y
detenerse ante ellos cuantas veces sea necesario. El Papa dice que los “agentes
pastorales pueden hacer presente la fragancia de la presencia cercana de Jesús
y su mirada personal” (EG 169), es el «arte del acompañamiento», donde todos
aprendemos a quitarnos las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex
3,5). Y siempre cuidando la fragilidad…,
Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica
especialmente con los más pequeños. (cf. Mt 25,40). (EG 209).
Mientras avanzamos y tenemos la
valentía de hallarnos en camino con otros, en modo especial con los más
pequeños, siempre sentiremos que Jesús nos invita a sacarnos las
sandalias…porque estamos ante terreno sagrado. La vida de cada niño es sagrada
porque está en el corazón misericordioso de Dios Padre, y por lo tanto en el
corazón de la Iglesia.
Los niños, destinatarios y a su vez
compañeros de camino de la dulce y confortadora tarea de evangelizar, nos
ayudan a recordar que “en todos los bautizados, desde el primero hasta el
último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar;
cada miembro del Pueblo de Dios es discípulo misionero” todos llevamos este
tesoro… niños y grandes. (cf. Mt 28,19) (EG 119- 120). En el camino de
Jesús siempre nos hallamos junto con otros…, no estamos solos, somos comunidad
en camino y deseamos vivir esta nueva etapa evangelizadora marcada por la
alegría de Jesús Resucitado.
Tu corazón y el de cada agente pastoral
sabe que no es lo mismo la vida sin Él; entonces eso que descubriste, eso que
te ayuda a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que necesitás comunicar a
los niños. Por supuesto que todos estamos llamados a crecer como
evangelizadores y en ese sentido, nos urge dejarnos evangelizar constantemente,
(EG 121) por los más pequeños, con quienes compartimos esta hermosa misión!
Piensen o recuerden que cuando un niño descubrió una cosa Nueva y Buena, o la
Buena Nueva es el primero en comunicarlo con frescura y alegría, ¡dejémonos
contagiar por ellos!
¡Qué hermoso es tener la capacidad de
hallarnos siempre en camino…, en camino para anunciar la alegría de la Vida
Nueva en Jesús!
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