lunes, 18 de septiembre de 2017

Zona Monaguillos: El Obispo



Ofrecemos un encuentro para realizar con los chicos de monaguillos o de catequesis, etc.

Esquema de reunión sugerida:
1. Comenzamos con una oración
2. Juego recreativo
3. Trabajamos el encuentro de Monseñor Nguyen Francisco Van Cardenal Thuan”
4. Cierre con una oración

EL OBISPO


En la revista de Pentecostés vimos de manera general el origen y función del obispo. Presentamos la historia de un obispo concreto: Monseñor Nguyen Francisco Van Cardenal Thuan

Nació en una familia numerosa, fue el mayor de 8 hermanos. Desciende de una familia que contaba con numerosos mártires de la fe.
Su madre, todas las noches, le contaba historias bíblicas y le narraba testimonios de mártires, especialmente de sus antepasados.

Fue ordenado sacerdote católico en 1953. Luego estudió en Roma Derecho Canónico. Retornando a Vietnam fue encargado de la formación de los sacerdotes de su diócesis como rector y profesor del seminario.

En 1967 fue nombrado obispo de la diócesis de Nha Trang, en el centro del Vietnam y luego el Papa Paulo VI, en 1975 lo nombró arzobispo coadjutor de Saigon. A los pocos meses, con la llegada del régimen comunista al poder de Vietnam, fue arrestado y puesto en una prisión por muchos años.

Juan Pablo II lo nombró presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz y posteriormente lo hizo cardenal en el año 2001.
Falleció el 16 de septiembre de 2002.
El Papa Benedicto XVI inició el proceso de beatificación del Cardenal Van Thuan el 16 de septiembre de 2007.


LA PRISIÓN DEL ARZOBISPO
El Cardenal Van Thuan estuvo preso 13 años, de los cuales 9 años fueron en régimen de aislamiento.
Durante el tiempo en la cárcel lo que hizo fue: amar, amar, amar. Las condiciones no eran favorables. Durante algunos meses estuvo confinado en una celda pequeña, sin ventana, húmeda, que para respirar pasaba horas con el rostro en un pequeño agujero en el suelo.

Los nueve primeros años fueron terribles: “una tortura mental, en el vacío absoluto, sin trabajo, caminando dentro de la celda para no entumecerse”.
El Cardenal Van Thuan buscaba conversar con los carceleros, que se resistían, pero eran seducidos por su gentileza e inteligencia. Un día para llamar su atención les comenzó a contar sobre los países y las diferentes culturas que él había conocido. Eso capturó la atención y la curiosidad e inmediatamente comenzaron a hacerle preguntas, y el diálogo se estableció. Llegó hasta enseñarles inglés y francés.
En el comienzo, cada semana los guardias eran sustituidos, pero inmediatamente las autoridades, para evitar que el ejército todo fuera "contaminado", dejaron una pareja de carceleros fija.
Los guardia cárceles se espantaban de cómo el obispo podía llamarlos “amigos”, pero él afirmaba que los amaba porque ese era el mandato de Jesús.

En la última cena, Jesús vivió el momento culminante de su vida, se ofreció al Padre como sacrificio por nosotros. Un día me enviaron una botellita de vino de Misa, con la etiqueta: "medicina contra el dolor de estómago", y hostias escondidas en una antorcha contra la humedad. Qué alegría, todos los días recitaba las palabras de la consagración, con tres gotas de vino y una gota de agua en la palma de la mano, celebraba la misa.
¡Han sido las misas más hermosas de mi vida! “El que come mi carne y bebe mi sangre vivirá para siempre” Así me alimenté durante años con el pan de la vida y el cáliz de la salvación.

En la cárcel no tenía Biblia, entonces recogió todos los pedacitos de papel que encontró y armó una pequeña agenda y en ella escribió más de 300 frases del Evangelio; “este Evangelio reconstruido y reencontrado ha sido mi vademécum diario, mi estuche precioso del cual saco fuerza y alimento mediante la lectio divina”.

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