Objetivo para
nuestros encuentros:
Disponer y preparar nuestro corazón para que Jesús
vuelva a nacer en él.
Motivación:
Nos encontraremos
con noticias dentro de distintos carteles que anuncien:
Desarrollo:
Mostraremos los carteles y los leeremos.
Preguntamos: ¿Pudieron ver, escuchar lo que los
carteles nos anuncian?
¿Lo compartimos? ¿Cuál es la palabra que se repite?
¿Qué significará estar atentos? ¿Y vigilantes?
Tomamos todas las expresiones para luego avanzar. Lo haremos es
distintos encuentros o momentos.
¡Alguien llega!
¿Quién llegará?
¿Por qué será importante?
Quien
pronto llegará es Jesús, y lo hará en Navidad.
Pero… ¿Quién es Jesús? ¿Cómo podríamos describirlo?
¿Qué podemos decir de Él? ¿Se animan a compartirlo?
Podemos decir que es el Hijo de Dios,
por tanto es Dios, que es nuestro Señor y Salvador, que es nuestro mejor Amigo,
que es el Pan de Vida que alimenta nuestra alma, y el Agua viva que sacia nuestra sed de
felicidad, la luz Verdadera que ilumina nuestro camino, el Buen Pastor que nos
cuida como su rebaño, nos conoce, nos ama y hasta da la vida por todos y cada
uno de nosotros.
Podemos decir todo esto y mucho más sobre la persona
de Jesús porque sabemos de Él, lo conocemos y amamos.
Iluminación
Vamos a ver
que nos cuenta el Evangelio al respecto. En este caso escuchemos con nuestros oídos,
con nuestra mente y por supuesto con nuestro corazón lo que nos cuenta el
Evangelista San Juan en distintos capítulos.
Dijo Jesús:
“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6, 35).
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8, 12).
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las
ovejas” (Juan 10:11).
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que
cree en mí, aunque muera vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
jamás” (Juan 11, 25-26).
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por mí” (Juan 14, 6).
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por mí” (Juan 14, 6).
“Yo los llamo amigos, porque todo lo que
he oído de mi Padre se los he dado a conocer” (Juan 15, 15).
Es Palabra del
Señor
Gloria a Ti Señor
Jesús
Actividad.
¿Quién es Jesús? Respondimos con
lo que salió de nuestro corazón y escuchamos lo que dice el Evangelio.
¿Qué les parece si ahora lo
escribimos? Lo haremos anotando todas
las afirmaciones alrededor de una imagen que tendremos pegada sobre un afiche.
¿Cómo llega?
(Vale
aclarar que también llega escondido en un pedacito de pan y en esas gotas de
vino en cada Eucaristía, que ya no son pan ni vino, sino su Cuerpo y su Sangre.
Y llega también en ese prójimo enfermo, en el pobre, en el necesitado, en el compañero antipático que quizás no me
cae muy bien).
¿Qué sabemos de su llegada? ¿Qué sabemos de
María? ¿Alguien recuerda cómo se llamaba la ciudad donde vivía María?
Era la ciudad de Nazaret. “Algo bueno puede salir de Nazaret…” (Juan 1, 46)
Nazaret era una pequeña aldea
ubicada en un valle entre colinas altas.
La gente vivía del cultivo (vid,
olivos, aceitunas y uvas, cereales, cebada, trigo, legumbres) y de la
artesanía.
Su naturaleza
era bella y maravillosa, había toda
clase de árboles, como olivos, palmeras y nogales que es aquel que da nueces.
Sus habitantes trabajaban la
tierra, atendían sus rebaños, y ejercían sus oficios
de artesanos: el herrero, el cantero, el curtidor, el cordelero o el fabricante
de lonas, el alfarero, un tejedor, un carpintero, y hasta un zapatero. También
podemos encontrar a los pastores quienes cuidaban los rebaños
del pueblo en las laderas cercanas.
La mayoría de las
familias mantenían un pequeño número de animales como ovejas y cabras.
Estos eran útiles para la leche, lana, cuero y alimento.
Las calles de la
aldea eran más bien estrechas como callejones.
Las casas eran modestas,
construidas en piedra, y de una sola planta, con
sólo unas pocas ventanas o una sola en la parte superior. Tenían un patio central, donde se podía
cocinar si el tiempo lo permitía. Alrededor de él se encontraban las
habitaciones, un salón grande y un cuarto
trasero más pequeño para guardar los animales durante
la noche o en tiempos de mucho frío.
El suelo del interior de las casas era generalmente de tierra
apisonada y el techo, estaba realizado con tablones de madera, era de mucha importancia,
ya que se podía utilizar como un segundo piso. Allí se almacenaban las herramientas, se ponía a secar la ropa, y se
reunían para hablar, servía como un lugar para retirarse y rezar.
Y si el clima lo permitía, hasta se podía dormir allí.
Las casas solían agruparse en torno a la plaza o
cerca de un pozo de agua o fuente, común a todos. El
agua se recogía con tarros, y todo tipo de envases, como vasijas. En la plaza también podíamos
encontrar algunas tiendas.
Para protegerse del
frío se usaban braseros de carbón. La iluminación era escasa.
Se utilizaban lámparas de aceite pequeñas. Los muebles eran muy simples. Siendo el objeto principal el baúl
donde podía guardarse la ropa que era muy simple. Había también cofres donde se guardaban las provisiones y los utensilios.
No había camas, así como las conocemos nosotros, se hacían con
ropa tendida en el suelo.
Otro tipo de casas,
ubicadas en regiones montañosas eran como
cavernas, construidas contra la pared de una roca,
casas de piedra, en grutas naturales acondicionadas.
Así
parece que era la “Casa de María”. El sitio tradicional de la casa de la
Anunciación en Nazaret parece haber empleado esta estrategia.
¿Pudieron imaginar cómo era la ciudad
de Nazaret? ¿Y la casa de María?
Podemos cerrar por unos instantes los
ojos e imaginarlo, para luego compartirlo.
Iluminación
En aquella casa de Nazaret que pudimos imaginar sucedió algo
extraordinario, María es elegida por Dios para ser la Madre de su único Hijo. Escuchemos como nos lo cuenta San Lucas en su capítulo 1, 26-38
Al sexto
mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena
de gracia, el Señor está contigo». Ella quedo sorprendida por estas palabras, y
no entendía lo qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas,
María, porque has sido elegida por Dios concebirás y darás a luz un hijo, a
quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del
Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la
casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al
ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es
ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es
imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra». Y el ángel se alejó.
Es Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor
Jesús
Imaginemos la escena del
encuentro del Ángel con María. ¿Era importante el mensaje que el Ángel traía? ¿Por
qué? ¿Cómo se sentiría el Ángel? ¿Y María, como se habrá sentido ante tal
visita, ante el mensaje y al haber sido elegida para ser la mamá de Jesús?
¿Por qué llega?
Porque quiere compartirnos su amor y regalarnos su
amistad. Su gran amor es lo que lo motiva a venir una y otra vez a nuestro
mundo, a nuestras vidas, a
nuestras casas, a nuestros corazones, a nuestras almas. Su amor es lo que lo
motiva a renacer en cada corazón.
¿Para qué llega?
¿A dónde llega?
Llega
a nuestro mundo, a nuestras vidas, a nuestras
familias, a la casa del más rico como a la del más pobre. A los
hospitales, a las fiestas, a las bodas, a donde juegan los niños, a donde viven
los adultos, a donde ríen los jóvenes, y sonríen los ancianos. Llega a Belén!
Escuchemos lo que nos dice el Evangelio de
Mateo en su capítulo 2.
Iluminación
Jesús
nació en Belén de Judea cuando Herodes el Grande era rey de ese país. En esa
época, unos sabios de un país del oriente llegaron a Jerusalén y
preguntaron: «¿Dónde está el niño que nació para ser el rey de los judíos?
Vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarlo.» El
rey Herodes y todos los habitantes de Jerusalén se pusieron muy nerviosos
cuando oyeron hablar de esto.
Entonces Herodes reunió a los
sacerdotes principales y a los maestros de la Ley, y les preguntó: —¿Dónde
tiene que nacer el Mesías?
Ellos le dijeron: —En
Belén de Judea, porque así lo anunció el profeta cuando escribió: «Tú,
Belén, eres
importante
entre los pueblos de Judá. De ti
nacerá un príncipe,
que guiará a mi pueblo Israel.» Herodes
mandó llamar en secreto a los sabios y averiguó cuándo había aparecido la
estrella.
Luego les dijo: «Vayan a Belén y
averigüen todo lo que puedan acerca del niño. Cuando lo encuentren, avísenme.
Yo también quiero ir a adorarlo.» Después de escuchar al
rey, los sabios salieron hacia Belén. Delante de ellos iba la misma estrella
que habían visto en su país. Finalmente, la estrella se detuvo sobre la casa
donde estaba el niño. ¡Qué felices se pusieron los
sabios al ver la estrella!
Cuando entraron en la casa, vieron
al niño con María, su madre, y se arrodillaron para adorarlo. Abrieron los
cofres que llevaban y le regalaron al niño oro, incienso y mirra. Dios
les avisó a los sabios, en un sueño, que no volvieran al palacio de Herodes.
Ellos, entonces, regresaron a su país por otro camino.
Es Palabra del Señor
Gloria a Ti Señor
Jesús
Veamos que
dice el texto, ¿Qué personajes aparecen en el relato? ¿Cómo se
imaginan ese lugar? ¿Cómo estarían vestidos los personajes que nombra el texto?
¿Cómo creen que estaría el día? ¿Haría frío o calor? ¿Qué me dice la Palabra de Dios hoy? ¿Y qué le respondo?
Actividades:
¡Llega
a Belén! ¿Y cómo hacemos para llegar a Belén? (Trabajo grupal)
Para llegar a Belén hace falta
un camino. (Buscaremos la imagen de un camino que podemos plasmar en un afiche
o cartulina. Letrero que indique el camino).
Se llega por el corazón cuando
estamos decididos a pensar en los demás antes que en nosotros mismos, sabernos
hermanos, amigos. Haciéndonos prójimo con el prójimo, ellos son el buen camino
hacia Dios. Para ir hasta Belén, para ir hasta Jesús no hay otro camino que
amar a los demás como a uno mismo.
Repartiremos la imagen de unos corazones
para escribir en ellos actitudes, acciones, sentimientos que deberemos tener en
nuestro corazón para en este adviento ponernos en camino hacia Belén. Ejemplo:
escuchar, dialogar, rezar, estar más unidos, compartir…
¡Y llega a nuestros
corazones!
¿Y cómo hacemos de
nuestros corazones una cunita para Jesús? (Trabajo personal)
Mirada Interior. ¿Cómo está mi corazón?
¿Está en condiciones de ser cunita de Dios? Seguramente algo habrá que mejorar
o cambiar. Nos tomaremos un tiempo para pensarlo y meditarlo.
Pondremos manos a la obra, para hacer de
él el lugar donde Jesús vuelva a nacer.
Le daremos a cada niño un sobre que
contenga dentro la imagen de un corazón y tiritas de papel que simulen ser la paja
que harán abrigadita y bien acolchanada esa cunita que queremos hacer de él.
Retomaremos sobre cuáles son las buenas
acciones, actitudes y sentimientos así como las obras de misericordia, y los
sacrificios que hicieron posible nuestro camino a Belén y harán posible de
nuestro corazón un lugar para Jesús.
Luego les pediremos que a modo personal
escriban en las tiritas y como compromiso aquellas cosas, que mi corazón
necesita. Por eso será importante el examen del propio corazón. Quizás soy
bueno en escuchar pero no en obedecer a mis mayores.
Una
vez escritas se van a ir pegando sobre el corazón. Para ir formando el pesebre.
Otra
opción: Podrá
ser darles un sobre con todas las tiritas para que durante el tiempo de
Adviento vayan escribiendo y pegando cuando sientan que pudieron hacer aquello
a lo que se comprometieron. También se podrán ir pegando sin tener que
escribir, pero sabiendo su por qué. Para esta opción podemos usar otros
materiales como la goma eva.
Llegada la Navidad les daremos el niñito
para que lo coloquen sobre ellas.
Compromiso:
Estar atentos y vigilantes. No
vaya a hacer que nos encuentre dormidos o distraídos.
Preparemos
nuestro corazón para que Jesús vuelva a nacer en él.
Oración:
Jesús volvé a
nacer, porfi!
Adviento, tiempo de gracia
y bendición.
Llega alguien, sí llega
Dios!!!
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