Breve
historia sobre Cristo Rey
La
fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de
1925. Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como
pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial. Jesús es el rey de
nuestro corazón porque se hace amar tanto, que jamás nadie fue amado de la misma manera que lo
amamos nosotros a Jesús.
Objetivos
Que los chicos reconozcan a Jesús, no
solo como hijo de Dios, sino también como rey de nuestros corazones.
COMENZAMOS
Para comenzar el encuentro le vamos a
preguntar a los chicos si saben a qué se dedica un rey, cuál es su tarea, hasta
llegar a la respuesta: “un rey debe cuidar a su pueblo”. Entonces les
preguntaremos si conocen a algún rey, y les presentaremos a Jesús como nuestro
rey, el rey de nuestros corazones.
¿Pero cómo es el trono de Jesús en el
palacio de nuestro corazón? Para eso haremos un ratito pequeño de meditación
donde con los ojos cerrados y música tranquila (y con ayuda de los animadores
si se animan) iremos entrando al castillo de Jesús, nuestro corazón. Allí
veremos su trono, y lo veremos también a Él. Aprovechamos ese momento para
hablar con Jesús Rey para que, como dijimos que lo hacen los reyes, nos cuide.
Despacio y sin apurarnos iremos abriendo los ojos y contando nuestras
experiencias, y como era el trono de Jesús.
Llegó el momento de trabajar
Armaremos el trono de Cristo Rey, y para
eso si los chicos son grandes lo puede armar cada uno con ayuda de los
animadores, o en el caso de ser chicos deben ser armados previamente por los
animadores, así los chicos solo se encargan de decorarlo.
Para el armado de los tronos podemos
utilizar esponja, telgopor, cartón, palitos de helado, o cualquier material que
se les ocurra que pueda ser fácil de conseguir o tengan a mano.
Luego
del armado, viene la parte más divertida… personalizar el trono de Jesús!! Para
eso recordaremos el trono que vimos en nuestro corazón y con esa imagen en la
mente comenzaremos a decorarlo. Les pediremos a los chicos retazos de telas,
brillantina, cintas, lentejuelas, y distintos materiales para decorar.
Para
cerrar el encuentro ya con todos los tronos armados y decorados, le pediremos
al Padre que nos acompaña, que los bendiga y juntos rezaremos la siguiente
oración:
Jesusito de mi
vida,
Tú que eres niño como yo,
por eso te quiero
tanto
te doy mi corazón
tómalo, tuyo es, mío no.
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