“Perdonar
las ofensas junto a Teresa de Calcuta”
La
Madre Teresa de Calcuta fue una mujer que se hizo famosa en todo el mundo por
dedicar su vida a ayudar a los más pobres.
Nació
en 1910 en Macedonia, en una familia católica. Desde muy niña sintió la
necesidad de pertenecer a la Iglesia y a los 18 años se fue a Irlanda para
recibir formación religiosa y allí se hizo monja.
Estuvo
veinte años trabajando como maestra en un colegio para chicas, pero un día
pensó que lo que realmente quería era ayudar a los más necesitados, así que lo
dejó todo y fundó una congregación religiosa a la que llamó Misioneras de la
Caridad, en la India. Se vistió con ropas blancas bordadas de azul, y a partir
de entonces, se internó en los barrios más pobres de Calcuta para ayudar a los
hambrientos, a los enfermos de lepra, a los niños abandonados, a los
tuberculosos… Se mezclaba con todos ellos para proporcionarles ayuda y
consuelo. Poco a poco se fueron uniendo más misioneras a su congregación para dedicar
también su esfuerzo y su vida a luchar por la gente más abandonada de la
sociedad.
A
partir de 1965, la Madre Teresa expandió su orden religiosa a muchos países,
para que en otros lugares donde también existiera pobreza, se crearan centros
como el de Calcuta. Se fundaron en Venezuela, Italia, Tanzania… y así hasta más
de 600 que existen hoy en día en más de 123 países del mundo.
Pronto
su fama se extendió por todo el planeta, y recibió muchos premios. El más
importante fue el Nobel de la Paz, en 1979.
Los
últimos años de su vida tuvo problemas de salud, y hasta el mismo Papa Juan
Pablo II le rogó por su bien que dejara de trabajar. Pero la Madre Teresa
siguió ayudando sin descanso a miles de personas que vivían en la miseria,
hasta el final de sus días.
Falleció
en 1997 y el mundo entero lloró su muerte. En 2003 fue beatificada por el Papa
Juan Pablo II. Hoy en día está considerada una de las personas más importantes
del siglo XX.
Aprender
a perdonar como la Madre Teresa
Nuestra
querida Madre Teresa, cuando le preguntaron sobre la misericordia de Dios,
respondía de esta manera:
“El
Padre amoroso está siempre dispuesto a perdonar y no hay que ir lejos a
buscarlo. Está justo dentro del corazón
de cada uno, amándonos, llamándonos, protegiéndonos.”
“Necesitamos
mucho amor para perdonar y mucha humildad para olvidar, porque el perdón no es
completo, si no olvidamos también. Y
mientras no podamos olvidar, no hemos perdonado del todo, y así nos hacemos
daño los unos a los otros. Sacamos a
relucir lo ocurrido en el pasado y continuamos repitiéndolo, lo que significa
que no olvidamos.”
“Necesitamos
humildad para olvidar”
“La
humildad es una de las cosas más hermosas que Jesús nos pide: -Aprendan de mí,
porque soy manso y humilde de corazón-.
El pide ser manso con los demás y humilde con Dios. Mansedumbre, humildad, amor, compasión o como
lo quieras llamar, completa ese perdón.
Porque antes de perdonar a alguien tenemos que darnos cuenta que
necesitamos ser perdonados, y de ahí viene la humildad de corazón.”
“PERDONAR
ES LA PRESENCIA MÁS GRANDIOSA DE LA PAZ”
Así pensaba
esta monja santa, mientras daba su vida por los enfermos pobres de muchos
lugares del mundo.
Dios
nos perdona porque es y nos da su infinita misericordia, nos la regala todo el
tiempo, para que nosotros, sus hijos, seamos felices.
Ahora
nosotros...
¿Y si
ahora que la conocemos un poquito, tratamos de seguir sus enseñanzas?
¿Te
parece difícil perdonar?... ¿Y pedir
perdón?
¿PROBAMOS? ¡¡¡VALE LA PENA!!!!
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