Objetivos:
1.
Contextualización del anuncio de la
misericordia a través de las parábolas, a la luz de EG.
2.
Lectura orante de una de las parábolas
de la Misericordia e iluminación desde la Bula de la Misericordia.
3.
Profundización de la pedagogía de Jesús
en las parábolas.
Dinámica
para la introducción
(Hacemos
memoria = cristianos memoriosos)
Les propongo, te propongo y me propongo
hacer un ejercicio de memoria ya que el Papa en su exhortación apostólica
Evangelli Gaudium nos invita a ser
cristianos memoriosos, memoriosos de qué? De la huella de Dios en nuestra
vida…, de lo que Él y otros han dejado como suave aroma en nuestra vida; la
mayoría somos catequistas, educadores, trasmisores… y si estamos aquí es porque
tenemos una Buena Noticia que nos convoca y esa Buena Noticia tiene nombre y
rostro concreto “Jesús” que como dice bellamente el Papa en la Bula Misericordiae
Vultus: “Jesucristo es el rostro de la
misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su
síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su
culmen en Jesús de Nazaret”. (Misericordiae
Vultus 1)
Bien te invito a
cerrar los ojos un momento allí donde estés y cómo estés… y a recordar, a pasar
por el corazón alguna Buena Noticia que te haya cambiado, que te haya
alegrado!! O quizá alguna palabra de alguna persona o de Jesús que te venga a
la mente, o algún gesto... (Tiempo de silencio).
Cuchicheo
Las compartimos con quien tenemos al
lado muy brevemente. (Observar el cambio de actitud y disposición: hacer
memoria de la Buena Noticia siempre nos cambia, nunca nos deja igual, nos
involucra). Lo mismo pasa cuando Jesús habla en parábolas, sus palabras nunca
nos dejan igual, porque nos involucra para ayudarnos a descubrir ¡una gran
alegría!, que es su misericordia.
Contextualizamos
el tema de la Misericordia y las Parábolas con la ayuda del Papa Francisco que
en la Exhortación Apostólica Evangelli
Gaudium ya nos empieza a disponer para vivir este año Jubilar de la
Misericordia
Al respecto de la alegría me gustaría
contextualizar el tema de la Misericordia y las Parábolas con la ayuda del Papa
Francisco que en la Exhortación Apostólica Evangelli Gaudium ya nos empieza a disponer para vivir
este año Jubilar de la Misericordia, porque la Evangelli Gaudium es una invitación a la alegría, no
escribe el Papa ¿qué es la alegría?, invita a vivirla, y lo hace a una iglesia
y una humanidad que tiene que preparase para escuchar esta invitación, los
textos bíblicos citados y aludidos, y la experiencia del Papa Pablo VI, que
Francisco tanto admira, son como un libro profético que podríamos traducir así:
“Déjense alegrar la vida”, si Dios tomara la palabra de los profetas en primera
persona, diría: “déjenme que yo les alegre la vida”, “dejen que yo sea su
alegría”, a vos, aquí y ahora, a cada uno…y a la Iglesia entera nos dice
“déjame que yo sea tu alegría”.
La
EG, es “La alegría del Evangelio” (que casi son dos palabras que se repiten,
parece una redundancia, pero a veces hay que redundar en lo que falta…).
Quiero
proponerles con fuerza el núm. 3 de EG. Donde Francisco a través de un estilo
muy personal nos sacude a todos: “Invito
a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar
ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la
decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No
hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «
nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor ». Al que arriesga,
el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús,
descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el
momento para decirle a Jesucristo: « Señor, me he dejado engañar, de mil
maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza
contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus
brazos redentores ». Aquí el Papa nos dice, te dice: ponete a rezar y yo te
voy a dar las palabras, como los profetas…; porque los profetas cuando le
hablaban al pueblo decían: vuelvan a Dios y díganle así…!! El papa no nos dice
que tenemos que volver a Dios, sino que, nos dice lo que le tenemos que decir a
Jesús!! Y te habla…, el Papa te habla en singular…, decíle a Jesús!! Señor me
he dejado engañar mil veces…; este no es un texto para ingenuos o inocentes,
sino para adultos que nos hemos dejado engañar una y mil veces y creemos quizás
que ya es tarde…, que ya fuimos excluido de la lista, bueno a ellos…a nosotros,
a mí, a vos el papa nos dice: “volvé a Jesús y decile te necesito” ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos
hemos perdido! Aquí el Papa pasó al plural, porque Francisco también tuvo
esta experiencia… y se une “nos hace tanto bien”!! con Francisco volver a él
cuando nos hemos perdido…; Insisto una
vez más (porque las cosas importantes no se entienden de una…, hay que
insistir catequistas, mamás, jóvenes, papas, hermanos o hermanas, amigos…hay
que insistir cuántas veces sea necesario)
Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de
acudir a su misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar « setenta veces siete
» (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a
cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que
nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la
cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que
siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús,
nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida
que nos lanza hacia adelante!” (Pablo VI, Exhort. ap. Gaudete in Domino
(9 mayo 1975), 22: AAS 67 (1975), 297).
Lo
quise leer entero para que sintamos la pasión que tiene Francisco…, Pastor del
rebaño con olor a oveja, Francisco no empieza describiendo o exigiendo, no
empieza diagnosticando o denominando…, sino apasionadamente invitando con
insistencia!! A aquellos que necesitamos la misericordia y la alegría,
misericordia y alegría van juntos! Y a
esto quería llegar antes de situarnos en las Parábolas.
Por qué no
entrar también nosotros en este río de alegría?, una alegría que siempre va
acompañada de gestos y signos concretos de misericordia, son signos y gestos
que brotan del corazón de Jesús!! Que vino a mostrarnos, a darnos a conocer el
rostro del Padre, “quien me ve a mí, ve al Padre” (cfr. Jn. 14,9). Y esta
alegría que es fruto de habernos dejado alcanzar por su misericordia, siempre
se comunica…, se comunica en gestos y palabras.
Somos Iglesia
misionera evangelizada y evangelizadora, y por eso vamos al encuentro de otros…
Y por eso
necesitamos volver una y otra vez a la fuente, a Jesús y a su Palabra… y por
eso les propongo que lo escuchemos a El…, con el Espíritu Santo, para que nos
ayude a comprender sus Palabras, que nos ayude a recordar las que él vea que
son las que necesitamos en este momento, y nos haga comprender lo que tiene de
Nuevo y Bueno para revelarnos!!.
Lectura
orante del texto Bíblico: Lucas 15, 1-7
El Papa en la
Bula Misericordiae Vultus nos dice: “En
las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios
como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el
pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos
estas parábolas; tres en particular: la de la oveja perdida y de la moneda
extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32). En estas
parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando
perdona. (Misericordia y alegría siempre van juntas!!) En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque
la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el
corazón y que consuela con el perdón”. (MV 9)
Adentrarnos en
las parábolas no solamente significa captar la enseñanza que de ellas emerge,
sino, sobre todo, reconocernos en ella, es dejarnos involucrar, porque las
palabras de Jesús siempre te involucran!! Y así dejarnos abrazar por su
misericordia.
“Sean
misericordiosos como su Padre es misericordioso” (Lc 6, 36) es una de las
afirmaciones más fuertes de Jesús; pero antes de hablar, Jesús ya hacía sentir
y ver la misericordia…; cuando Jesús cura al leproso, el texto dice: “sintió
compasión, extendió la mano y lo toco” (Mc 1, 41).
¿Cuáles
son las parábolas de la misericordia?
Las parábolas de
la misericordia se remiten a tres relatos en el Evangelio de Lucas 15, 1-32: la
de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos.
La misericordia
también se encuentra en otras parábolas de Jesús:
¨ Los
dos deudores y su acreedor (Lc 7,41-43)
¨ El
buen samaritano (Lc 10, 29-37)
¨ El
rico y el pobre Lázaro (Lc 1619- 31)
¨ El
juez injusto y la viuda insistente (Lc 18, 2- 8)
¨ El
fariseo y el publicano en el templo (Lc 18, 9- 14)
Son ocho las
parábolas donde Jesús, desde diversos ángulos, habla de la misericordia en Lc.
Siete de ellas se narran durante el viaje de Jesús hacia Jerusalén (Lc 9,
51---19, 46). Sólo la breve parábola sobre los deudores y su acreedor (Lc 7,
41-43), se relata durante su predicación en Galilea; esto se debe a que en
Lucas el gran viaje es más bien interior que exterior, lo cual nos ayuda
reflexionar mucho más en la dimensión peregrina de la que nos habla e invita a
vivir el Papa como “un signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del
camino que cada persona realiza en su existencia” (Misericordiae
Vultus 14).
¿Por qué
en parábolas?
1.
El Espejo de la Vida
Recurso
del Espejo: Se invita a cada persona a tomar un espejo y verse
durante unos segundos…, luego invitarlos a considerar: “¿Qué me diría hoy Jesús
al verme? ¿Qué Palabra pronunciaría?”
Las parábolas de
Jesús, incluidas las de la misericordia, están apegadas a la vida y la
interpretan, la iluminan con la mirada misericordiosa de Jesús, es él mismo
quien nos enseña a mirar como él mira la realidad. Muchas veces leemos las
parábolas y las interpretamos, y así terminamos por repetir con otras palabras
lo que ya leímos antes; al contrario ¡necesitamos que las parábolas iluminen la
vida de cada uno y en ella dejarnos involucrar!
2.
El involucramiento
Es muy clara la
dinámica que se da en las parábolas, siempre aparece: Jesús, el otro y yo; y
esto lo dice hermosamente el Papa Francisco en la Bula Misericordiae Vultus (El
rostro de la misericordia): “Como se
puede notar, la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para
indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor,
sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser
una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones,
actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La
misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente
responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de
alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el
amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos.
Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos
los unos con los otros” (Misericordiae
Vultus 9).
Las parábolas
nos ayudan, nos ubican ante la mirada de Jesús…,y al dirigir la mirada a Jesús
y a su rostro misericordioso, es posible captar el amor de la Trinidad. Su
misión recibida del Padre no es otra que revelar este amor que se da a todos
sin excluir a nadie: “Todo en él habla de misericordia. Nada en él está ausente
de misericordia” (MV 8)
Conclusión
Me gustaría que
concluyamos como Jesús lo hace al hablarnos de la misericordia…
Lc 15, 6-7
“…Y
al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense
conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les
aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo
pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse».
Gesto
La misericordia
se expresa en gestos concretos, por eso les propongo el gesto de desearnos la
bendición (con el Lema): “Misericordiosos
como el Padre, reflejemos su rostro”. Y este mismo gesto hacerlo con
nuestros próximos, nuestros prójimos...y así vivir la dimensión misionera de la
misericordia.
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