"Junto a María y
Mama Antula, misericordiemos con Jesús".
Esta Peregrinación Mariana Infantil 2016 es muy
especial. Estamos caminando el Año Santo de la Misericordia que nos propone el
Papa Francisco, y lo hacemos de la mano de María, Madre de la Misericordia. El
día de la Peregrinación (27 de agosto) coincide con la Beatificación, en la
ciudad de Santiago del Estero, de María Antonia de Paz y Figueroa, llamada por
los pobres de su época con el sobrenombre muy cariñoso de Mama Antula.
¿Quién fue esta mujer? Nació en Silípica, un
pequeño pueblito de Santiago del Estero, allá por el año 1730, de una familia
ilustre y de hondas raíces cristianas. Siendo muy jovencita hizo los Ejercicios
Espirituales de san Ignacio de Loyola con los jesuitas y descubre su vocación
misionera. Cuando son expulsados los jesuitas de América, ella emprende una
obra muy singular: quiere continuar con la obra de los Ejercicios Espirituales
que tanto bien hicieron en su alma juvenil. Para ello emprende un camino de
peregrina de la fe. Recorre varias provincias del norte y centro de nuestro país,
invitando a la gente a hacer los Ejercicios, organizando las casas, proveyendo
de comida y otras necesidades, para que la gente pueda experimentar, en la
oración y el silencio, la voluntad de Dios.
En ese largo peregrinar llega a Buenos Aires y
después de muchas dificultades (creyeron que estaba loca) decide construir la
Santa Casa de Ejercicios Espirituales que aún hoy está ubicada en la Av.
Independencia y Salta, siendo uno de los pocos edificios coloniales que quedan
actualmente en uso. Por la Santa Casa pasaron miles de “ejercitantes”, entre
ellos la generación de mayo y muchas familias de distintas clases sociales.
También se ocupó de los más pobres y de las mujeres explotadas, como de los
negros y mulatos, muchos de ellos en extrema pobreza, enfermedad y abandono.
Fue una verdadera Madre, murió en 1799 y su cuerpo está enterrado en la
Basílica de la Piedad.
Gracias a un milagro de curación de una religiosa
es que el Papa Francisco la declara Beata, el primer paso en el camino de la
santidad. Por ello es que salimos a caminar con la Mama Antula, ella que caminó
las calles de la antigua Buenos Aires virreinal, caminó con las manos y el
corazón llenos de misericordia, como nos pide el Papa Francisco.
Salgamos a nuestras calles para “misericordiar”
esta gran ciudad. Sabemos que hay muchos que no la están pasando bien, gente
viviendo en la calle, gente sola que sufre la ausencia de contención y cariño.
Niños y adolescentes que se drogan en nuestras plazas y estaciones. Hay miles
de rostros que nos están llamando y en silencio nos están diciendo que nos
necesitan. Tomemos el ejemplo de la Mama Antula y con María misericordiemos con
Jesús.
Mons. Ernesto Giobando
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