¡Queriendo vivir cada día la fraternidad!
Podemos comenzar el encuentro con la dinámica de los cuadrados rotos. Para esto necesitamos organizarnos en grupos.
Cada uno de los grupos estará formado por cinco (5) integrantes. Cada uno de
los integrantes del grupo recibirá un sobre con piezas variadas…que son parte
de cinco cuadrados perfectos.
El objetivo: Todos los integrantes del grupo
terminen un cuadrado perfecto.
Para tener en cuenta:
La actividad se debe realizar en absoluto silencio.
No se pueden pedir piezas. Sí se pueden entregar piezas que me tocaron
dejándolas en el centro para que
cualquiera del grupo las pueda tomar.
Habrá sobres que tengan sólo una pieza y otros que tengan 4
piezas. Las piezas serán de tamaños diferentes.
El juego se acaba cuando todos los grupos han terminado sus cuadrados.
Los grupos que terminan pueden levantarse a ver a los demás grupos, pero sin
intervenir ni hablar.
Indicaciones
para la construcción de las piezas.
Distribución
de las piezas
·
Sobre 1: Piezas A - C – H – I
·
Sobre 2: Piezas A – A –A - E
·
Sobre 3: Pieza J
·
Sobre 4: Piezas D – F
·
Sobre 5: Piezas B – C – F- G
Para conversar juntos terminada la
dinámica: (algunas sugerencias)
¿Cómo nos sentimos?
¿Cómo se sintió el que tenía sólo una
pieza en el sobre?
¿Alguien se dio cuenta de que el
compañero tenía una sola pieza?
¿Todos respetaron las reglas?
¿Qué te parece que algunos no las
respeten?
¿Estamos atentos a las necesidades de
los otros?
¿Cuál creo puede ser el mensaje de la
dinámica?
Seguidamente podemos ver algunos o
todos estos videos cortos:
VIAJANDO
JUNTOS: https://www.youtube.com/watch?v=TCpPeY31tbQ
RESOLVIENDO CONFLICTOS: https://www.youtube.com/watch?v=ZgaidCmzfHk
CONVIVENCIA: https://www.youtube.com/watch?v=u5651tdwyXo
Podemos conversarlos por grupos
definiendo cuál es el tema de cada uno, qué nos llama la atención,
confrontarlos con la realidad de nuestra sociedad…hay parecidos…nos dejan algún
mensaje?
A cada grupo le entregamos un texto de
la Palabra 1Cor. 13, 1-8
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres
y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un
platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera
todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz
de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a
los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve
para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es
envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su
propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra
de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás”.
y uno del Papa Francisco.
…[]”Porque la fraternidad es
el fruto de la Pascua de Cristo que, con su muerte y resurrección derrotó el
pecado que separaba al hombre de Dios, al hombre de sí mismo, al hombre de sus
hermanos. Pero nosotros sabemos que el pecado siempre separa, siempre hace
enemistad. Jesús abatió el muro de división entre los hombres y restableció la
paz, empezando a tejer la red de una nueva fraternidad. Es muy importante, en
este tiempo nuestro, redescubrir la fraternidad, así como se vivía en las
primeras comunidades cristianas. Redescrubir cómo dar espacio a Jesús que nunca
separa, siempre une. No puede haber una verdadera comunión y un compromiso por
el bien común y la justicia social sin la fraternidad y sin compartir. Sin un
intercambio fraterno, no se puede crear una auténtica comunidad eclesial o
civil: existe sólo un grupo de individuos motivados por sus propios intereses.
Pero la fraternidad es una gracia que hace Jesús.
La Pascua de Cristo hizo
estallar algo más en el mundo: la novedad del diálogo y de la relación, algo
nuevo que se ha convertido en una responsabilidad para los cristianos. De
hecho, Jesús dijo: «En esto conocerán que todos sois discípulos míos: si os
tenéis amor los unos a los otros» (Juan 13,
35). He aquí por qué no podemos cerrarnos en nuestro privado, en nuestro grupo,
sino que estamos llamados a ocuparnos del bien común, a cuidar de los hermanos,
especialmente de aquellos más débiles y marginados.
Solo la fraternidad puede
garantizar una paz duradera, vencer la pobreza, extinguir las tensiones y las
guerras y erradicar la corrupción y la criminalidad. Que el ángel que nos dice:
«ha resucitado», nos ayude a vivir la fraternidad y la novedad del diálogo y de
la relación y la preocupación por el bien común.
Que la Virgen María, que en
este tiempo pascual invocamos con el título de Reina del Cielo, nos sustente
con su oración para que la fraternidad y la comunión que experimentamos en
estos días pascuales puedan convertirse en nuestro estilo de vida y en el alma
de nuestras relaciones”.
Papa Francisco - Regina Coeli – 2 de
abril de 2018
A la luz de lo leído y lo compartido en
la dinámica y los videos pensamos:
§ qué gestos, qué pasos tenemos que dar,
hacia quiénes, para ser constructores de fraternidad, de hermandad, de
cercanía…
Después que hayan dialogado, les
entregamos una mano y una huella de cartulina para que cada uno pueda escribir
ese gesto, ese paso que se siente invitado a dar.
Invitamos a hacer un momento de
silencio…
…se puede escuchar música serena de
fondo…
…colocamos en el centro de nuestra
reunión una imagen de la Virgen…
…la patrona de la comunidad…la Virgen
de Luján…
Luego pasando de a uno, vamos colocando
la mano o el pie de cartulina a los pies de la Virgen…haciendo un camino y un
abanico con las manos.
Si alguien quiere puede compartir en
voz alta el paso o el gesto que cree puede ayudar a construir la fraternidad.
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