Siete 7 Iglesias para recorrer en familia
El recorrido de las siete
iglesias en la noche del Jueves Santo –que en algunos lugares se extiende a la
mañana del Viernes Santo– es sin duda una de las tradiciones más comunes de la
Semana Santa en toda América Latina.
Estas visitas, y la
oración en cada una de ellas, simbolizan el acompañamiento de los fieles a
Jesús en cada uno de sus recorridos desde la noche en que fue apresado hasta su
crucifixión. (Aci/prensa)
Las oraciones y
meditaciones se realizan en cada iglesia frente al monumento.
1º
Iglesia: El Señor Jesús en el huerto de los olivos.
Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén.
V: Te adoramos,
Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al
mundo.
«Salió y, como de costumbre, fue al monte
de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegado al lugar les dijo: ‘Pidan
no caer en tentación’. Y se apartó de
ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: ‘Padre, si
quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya’.
Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que lo confortaba. (En Lc. 22,
39-43).
En
todo momento de su vida, Jesús recurre al diálogo con el Padre con la confianza
de ser Su Hijo.
Pedimos
el don de la oración.
Rezamos
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
2º
Iglesia: El Señor Jesús es llevado atado a la casa de Anás.
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte
reconciliaste al mundo.
El
Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le
respondió: “He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en
la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado
nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que
les he hablado; ellos saben lo que he dicho.” (Jn. 18, 19-21)
Jesús responde siempre con la verdad y con serenidad.
Pedimos el don de la paciencia ante las adversidades de la
vida.
Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.
3º
Iglesia: El Señor Jesús es llevado atado a la casa de Caifás
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte
reconciliaste al mundo.
El
Sumo Sacerdote le dijo: “Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres
el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús
respondió: “Sí, tú lo has dicho. Y yo les declaro que a partir de ahora verán
al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del
cielo.” (Mt. 26, 63-64)
Jesús reconoce, una vez más, que es el Hijo de Dios.
Pedimos que nos conceda la gracia de sabernos hijos del
Padre y hermanos entre nosotros..
Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.
4º
Iglesia: El Señor Jesús es llevado ante Poncio Pilato.
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos,
Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte
reconciliaste al mundo.
Pilato
continuó: «¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?». Todos respondieron:
«¡Que sea crucificado!». Él insistió: «¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban
cada vez más fuerte: «¡Que sea crucificado!».(Mt. 27,22- 23).
Jesús es condenado
a muerte de cruz, flagelado, coronado de espinas.
Pedimos no ser
indiferentes ante las injusticias.
Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.
5º Iglesia: La Verónica limpia el rostro de Jesús.
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos,
Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte
reconciliaste al mundo.
“No
tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado
por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante
el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado”.(Is. 53, 2-3)
Esta mujer no se deja contagiar ni por la brutalidad de los
soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos. Es la imagen de la
mujer buena que, en la turbación y en la oscuridad del corazón, mantiene el
brío de la bondad, sin permitir que su corazón se oscurezca. El acto de
amor imprime en su corazón la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano,
lleno de sangre y heridas, ella ve el rostro de Dios y de su bondad, que nos
acompaña también en el dolor más profundo.
Pedimos la capacidad de ver el rostro bondadoso de Dios aun
en medio del dolor.
Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.
6º Iglesia: Simón de Cirene carga la cruz de Jesús.
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos,
Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte
reconciliaste al mundo.
“Cuando lo llevaban,
detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la
cruz, para que la llevara detrás de Jesús.” (Lc. 23, 26)
Simón
de Cirene se hace prójimo de Jesús y Jesús nos muestra la necesidad de que haya
otro que lo ayude a cargar su cruz.
Pedimos
por quienes cotidianamente se hacen prójimos de nuestros hermanos sumidos en el
dolor.
Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.
7º Iglesia: El Señor Jesús es llevado a su pasión.
Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos,
Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte
reconciliaste al mundo.
«Entonces
los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron
alrededor de Él a toda la corte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de
púrpura; y, trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre su cabeza y en
su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de Él, le hacían burla
diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!”; y después de escupirle, cogieron la
caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron
el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.» (Mt. 27,
27-31)
Jesús,
te acompañaremos en el silencio estos días, en la espera de que tu palabra
germine en nuestros corazones y contigo resucitemos hombres y mujeres nuevos en
tu Resurrección.
Pedimos
por todos aquellos que no tienen fe ni esperanza.
Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.
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