Vía Crucis
Introducción
Celebramos
la Pasión y muerte de Jesús. El momento de la entrega de su vida. Esta entrega
por cada uno de nosotros nace de su infinito Amor. Es una manifestación de
cuánto nos ama. Jesús no se guardó nada para sí mismo. Por el contrario, dio su
propia vida en la cruz para unirnos siempre a Dios. ¡Cómo dar gracias por tanto
Amor! Quizás, el silencio que produce este misterio en lo más profundo de
nuestro corazón es nuestra mejor respuesta.
Señal de la Cruz
Primera estación:
Jesús es condenado a muerte.
Jesús es traicionado por un amigo llamado Judas. Los
soldados lo toman preso y lo llevan delante del gobernador, que se llama
Pilato. Lo condena a muerte.
Es acusado injustamente, pero Él no critica, ni agrede.
Nos enseña que el amor transforma los corazones.
Rezamos a nuestra
Mama del cielo.
Segunda estación:
Jesús carga la cruz.
Juan 19, 17: “Jesús
cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado
“del Cráneo”, en hebreo “Gólgota”.”
Para cumplir la condena, Jesús debe cargar una cruz muy
pesada sobre sus hombros y caminar hasta el lugar llamado Gólgota. Lo hace por
amor a todos nosotros, cargando nuestras equivocaciones.
Rezamos a nuestra
Mama del cielo.
Tercera estación:
Jesús es ayudado por el cireneo.
Lucas 23, 26: “Cuando
lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo
cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús.”
Jesús empieza a tambalear por el peso de la cruz, está muy lastimado y necesita ayuda. Eso nos
enseña a amar, ayudar y servir a los demás.
Rezamos a nuestra
Mama del cielo.
Cuarta estación:
clavan a Jesús en la cruz
Lucas 23, 33-34:
“Cuando llegaron al lugar llamado “del Cráneo”, lo crucificaron junto con los
malhechores, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos,
porque no saben lo que hacen”. Después se repartieron sus vestiduras,
sorteándolas entre ellos.”
Jesús en su momento de mayor dolor, perdona a todas las
personas que lo golpean, y se burlan.
Rezamos a nuestra
Mama del cielo.
Quinta estación: Jesús
y su madre.
Juan 19, 25-27:
“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María,
mujer de Cleofás y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al
discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”.
Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el
discípulo la recibió en su casa.”
Mientras Jesús va
caminando, su madre lo acompaña. Y no lo deja solo. Está al pie de la cruz, sufriendo
y amando con Él. Nos regala a su mamá para que nos acompañe a todos nosotros.
Rezamos a nuestra
Mama del cielo.
Sexta estación: Jesús
muere en la Cruz
Juan 19, 30: “Después de beber el vinagre, dijo Jesús: “Todo se ha cumplido”. E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.”
Jesús entrega su vida por amor. Hace algo que cuesta
mucho por los demás. Por eso, cuando vemos sufrimiento, nos acordamos de Jesús.
Porque el amor es capaz de ganarle a la muerte y al dolor.
Rezamos a nuestra Mama del cielo.
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