lunes, 25 de noviembre de 2019

Rincón de los animadores


Emaús un camino de encuentros…


Para comenzar el encuentro sugerimos alguna dinámica de motivación, sencilla, ágil…puede ser presentar imágenes con rostros que manifiesten distintas expresiones, de diferentes edades…o bien noticias de actualidad de la realidad mundial…diarios, revistas que dispongamos.

Les pedimos que mirando las imágenes o noticias elijan algunas para compartir porqué perciben esperanza, confianza, pasión… y cuáles les manifiestan fracaso, derrota, pesimismo.
Ponemos en común y a medida que lo hacen pedimos que compartan a modo personal una situación que les transmita alegría y otra que los desanime.

Podemos cerrar este momento con un canto…

En un segundo momento les entregamos el texto del Evangelio de Lucas 24, 13-35, los discípulos de Emaús para realizar un momento de reflexión, oración. Nos sentamos en ronda y colocamos en el medio algún elemento que represente un camino.

El relato de los discípulos de Emaús nos enseña a reconocer en los caminos de la vida la presencia del Resucitado. Hoy nosotros vamos a recorrer este itinerario.

v  Uno de los participantes lee el texto en voz alta.
v  El que guíe el encuentro va leyendo  los textos e invitando a realizar los gestos.

I  Dos discípulos se alejan de Jerusalén

El camino de Emaús es un camino de alejamiento de Jerusalén. Los dos discípulos, Cleofás y su compañero, se alejan poco a poco del lugar donde experimentaron el gran dolor de la pasión. La comunidad de Jesús, sin el Maestro ya no significa nada para ellos.
Jesús se acerca y camina junto con los discípulos, pero no lo reconocen. Es su modo de ver la Pasión lo que les impide reconocer a Jesús resucitado.
Jesús comienza a educar a los dos peregrinos. Los hace hablar con él. Entonces le cuentan lo que pasó: una esperanza frustrada. En sus palabras se nota el desgano. Todos los sueños se vinieron abajo, todo acabó.
Jesús se sitúa al mismo nivel en el que están ellos y los va conduciendo gradualmente hasta el nivel de comprensión que Él tiene. Jesús desciende hasta el escándalo de la cruz y los atrae hacia su experiencia de resurrección.

A veces a nosotros nos pasa lo mismo: en nuestra vida hay situaciones duras, contradictorias, incluso muy dolorosas; si nos encerramos en nuestro dolor, en nuestra decepción y solo vemos el lado negativo de las cosas, nunca vamos a poder darnos cuenta de la presencia de Jesús que está ahí caminando a nuestro lado, dispuesto a darle sentido y esperanza a nuestras penas.

(les entregamos una cruz de papel en la que cada uno anotará algo que le esté pasando similar a la decepción de los de Emaús….y la colocamos en un camino)


I  Jesús les explica las Escrituras

La luz de la Palabra de Dios es la primera en comenzar a encender la esperanza en la oscuridad del corazón de los discípulos.  Jesús los guía en una lectura del sentido de la Pasión en la Escritura. Ahí entienden que “era necesario que el Mesías padeciera para entrar en su gloria” (24,26).  El sufrimiento puede convertirse en un camino de gloria.

A lo mejor los discípulos conocían esos textos de la Biblia, pero les pasaba como a nosotros muchas veces.  Hemos recibido toda una formación, sabemos las enseñanzas de la Biblia y de la Iglesia, pero cuando llega el momento, no sabemos ponerlas en práctica. A veces le ofrecemos todo al Señor, pero cuando nos vemos en situaciones penosas nos enredamos en nuestros sentimientos negativos, nos ofuscamos, protestamos, no vemos cómo encaja eso en la experiencia de Dios.

colocamos en el centro del camino la Palabra con una vela grande encendida. Le entregamos una velita a cada uno. Les pedimos que cada uno comparta con el que tiene al lado una palabra de Dios que sea muy importante, que esté grabada en su corazón. “Tú eres mi hijo muy querido”…”Eres valioso a mis ojos”…Cuando lo hayan hecho pasan juntos y dejan encendidas sus velas al lado de las cruces)

I  Jesús acepta el hospedaje que le ofrecen los dos discípulos y se da a conocer

Jesús no sólo comparte la casa de ellos sino también su mesa. Allí renueva el gesto de la última cena.  Los discípulos lo reconocen en la fracción del pan, o sea, en el gesto del don de la pasión: la generosidad de Jesús hacia nosotros, su amor que llegó hasta el extremo de dar la vida.

I Los discípulos regresan a Jerusalén

Con el corazón ardiente, con el rostro de Jesús impregnado en sus retinas, con una nueva fuerza –después de que primero andaban tristes- los discípulos transformados recorren el camino inverso para contar a todos el encuentro con el Resucitado.

I  Si es posible se puede traer el Santísimo y hacer un rato de adoración. Si no, se puede colocar en el camino un pan y que cada uno vaya diciendo a modo de intención qué anuncio se siente invitado a compartir, qué buena noticia cree que tiene que comunicar. Se puede responder con un estribillo a cada oración.

El encuentro puede terminar escuchando algunas palabras del Papa Francisco sobre este Evangelio.
“hay siempre una Palabra de Dios que nos guía en nuestra desorientación. Y que, en nuestro cansancio y desilusión, hay siempre un pan partido que nos ayuda a ir adelante en el camino”.
Papa Francisco 4/5/2014

[…] Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en la noche de ellos. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarlos en su camino. Necesitamos una Iglesia capaz de entrar en su conversación. Necesitamos una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de Jerusalén, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo, impotente para generar sentido. […]
[…] Hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar; una Iglesia que acompañe en el camino poniéndose en marcha con la gente; […] Jesús le dio calor al corazón de los discípulos de Emaús. Se necesita una Iglesia que vuelva a traer calor, a encender el corazón.
A los obispos brasileros en la JMJ 2013
Hacemos todos juntos un canto a la Virgen y podemos rezar una oración de envío.
Terminamos compartiendo una merienda si es posible.

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