sábado, 12 de abril de 2014

VÍA CRUCIS: EL CAMINO SEÑALADO



VÍA CRUCIS
EL CAMINO SEÑALADO
Pastoral Católica Scouts de Argentina AC


Material enviado por Pastoral Católica - "Hagamos Servicio desde Nuestra Fe" - Zona III Devoto

"Un Paso al Futuro" - Scouts de Argentina AC


El Vía Crucis denomina el camino señalado con diversas estaciones de cruces y altares, y que se recorre rezando en cada una de ellas, en memoria de los pasos que dio Jesucristo caminando al Calvario.
Para los católicos la señal de la cruz es la que nos distingue de otras creencias religiosas y es resumen de nuestra Fe.
A la señal de la cruz acudimos habitualmente en las más diversas ocasiones de la vida cotidiana y en nuestras prácticas de piedad. A veces nos recogemos ante el crucifijo para orar. Solemos hacer la señal de la cruz sobre nuestra frente y nuestro pecho. Somos bendecidos por el sacerdote, o por nuestros padres, con la señal de la cruz. Llevamos con nosotros una pequeña cruz. La señal de la cruz nos acompaña a lo largo de nuestro caminar por la vida, desde nuestro bautismo hasta la unción cristiana en períodos de enfermedad o ancianidad. Y nosotros acompañamos de algún modo el camino que hizo Jesús cargado con la cruz hasta el monte en el que fue clavado en ella, mediante el Vía Crucis que significa precisamente El Camino de la cruz.
Andamos un trecho de camino en las calles del barrio, o en una plaza, o en el campo o en las iglesias, o aún dentro de nuestro hogar, imitando así el camino recorrido por Cristo con su cruz, alternamos el caminar con diversas paradas o “estaciones”, en cada una de las cuales es representado un episodio particular de la vida de Jesús. Pero no se trata de caminar distraído sino meditando interiormente en los dolores de Cristo, en su muerte en cruz y en su sepultura hasta la mañana de la Resurrección. Al mirar estos episodios con los ojos, meditamos con el corazón el misterio que se esconde en ellos: el misterio del amor del Padre, que nos dio a su Hijo; el misterio del amor de Cristo, que se entregó por nosotros; el misterio de nuestra salvación, el de nuestro dolor y de nuestra vida.

Iª Estación: Jesús es condenado a muerte
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
 -Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Llegada la mañana todos los príncipes de los sacerdotes, los ancianos del pueblo, tuvieron consejo contra Jesús para matarlo y atado lo llevaron al procurador Pilato.”  (Mt 27, 1-2)
Desde mi promesa acepté incondicionalmente tu estilo de vida: “Ayudar siempre al prójimo” sin esperar por ello algo a cambio, y mejor si ese prójimo es uno de los tantos desprotegidos de la sociedad como nos enseñaste: Los pobres, los enfermos, los despreciados, los débiles de cuerpo y carácter. También acepté “vivir la ley scout”. Sí, vivir, no observar formalmente sus preceptos, sino vivirla con convicción. Pero eso molesta al mundo que –como a Vos porque les molestabas- nos condena a muerte. Porque la luz que brilla en las tinieblas, las tinieblas no la reconocen. Entonces me critican por ingenuo, se burlan de mi actitud de servicio, traicionan mi amistad para no enemistarse con otros que no comparten mis mismos ideales, se ríen de mi uniforme, me tratan de tonto por intentar ser puro, me evitan en público. En definitiva, me condenan a morir, o a matar el ideal de vida scout. ¡Ayúdame Jesús a enfrentar cada día esta injusta condena como lo hiciste Vos sin tener culpa alguna! ¡Ayúdame a que no me avergüence jamás de haber abrazado el ideal cristiano y scout!
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

IIª Estación: Jesús con la cruz a cuestas camino al calvario
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Entonces se lo entregó para que lo crucificasen. Tomaron pues a Jesús, que llevando la cruz, salió al sitio llamado Calvario que en hebreo se dice Gólgota.” (Jn 19, 16-17)
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

IIIª Estación: El Gran Jefe cae por primera vez
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Dijo Jesús: El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame, pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida, ese la salvará.”( Mt 16, 24).
¡Qué tristeza la primera vez que después de mi promesa, quebranté mis ideales! ¡Qué mal me sentí! Pero con el tiempo descubrí que cada caída, al levantarme fortalece mi espíritu al retomar el camino de mi ley y promesa, con la alegría de reencontrarte Señor. Vos que caíste con tu cruz, pero no por tus errores, dame fuerza Jesús en cada una de mis caídas para levantarme, decir ¡siempre listo! y no abandonar el camino.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

 IVª Estación: El Gran Jefe encuentra a su madre
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“¿Quiénes son mi madre y mis parientes? Y extendiendo su mano sobre sus discípulos dijo Jesús: he aquí a mi madre y mis parientes quienquiera que haga la voluntad de mi Padre.”( Mt 12, 48-50).
Camino al Monte Calvario te acompañó tu mamá, que como corresponde a una madre, sufre en silencio las derrotas de su Hijo. ¡Cuántas veces le respondo ingratamente a mi vieja Señor, porque no me comprende, porque no me permite algo, porque me avergüenza con su protección desmedida, y tantas otras excusas que invento! Pero como la tuya, siempre está ahí en los peores momentos de mi vida. Madre de Jesús y madre nuestra, Señora de los Scouts, intercedé en silencio por nosotros tus hijos, ahora y hasta la hora de nuestra muerte, como lo hiciste con el Gran Jefe.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

Vª Estación: Simón de Cirene ayuda al Gran Jefe a llevar la cruz.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Cuando lo llevaban a crucificar, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo y le obligaron a ayudarle a llevar la cruz.”( Lc 23, 26).
Porque gané un torneo, porque me eligieron guía de patrulla o de equipo, porque llegué a la última etapa de mi progresión, porque recibí la Insignia de Madera, porque me nombran Jefe, porque llevo un totem, empiezo a creer que me las sé todas, que con mi saber y experiencia puedo afrontar todas las dificultades, que puedo enseñar a otros sin necesitar ayuda alguna. ¡Qué vanidoso! Si solo fueron dones y talentos que recibí gratuitamente de tus manos, y que no siempre pongo a disposición de los demás, antes bien, a veces los uso como mis servidores. ¡Enséñame Jesús, algo de la modestia y humildad que necesito!, como vos que humildemente aceptaste que el Cireneo te ayude a cargar la cruz del destino que tu Padre, nuestro Padre, te había dado, como el que nos dio a nosotros para dejar el mundo mejor de los que lo encontramos.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

 VIª Estación: La Verónica enjuaga el rostro del Gran Jefe
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada”. (Is. 53,3).
Siempre me llama la atención Señor la imagen de esa mujer que quiso llevarse tu imagen, en el lienzo con el que secó tu rostro. Parece que al saber que vas a morir se compadece, y quiere recordarte para siempre con una foto tuya. Te ví ya tantas veces sufrir, en cada Semana Santa, en cada película que te conmemora, en cada foto del Vía Crucis, y en fin, en cada una de mis faltas a la ley scout, y sin embargo nunca hice muchos esfuerzos por retener tu rostro sufriente para recordar que fue por nosotros. ¡Ayúdame Señor a que –como la Verónica- retenga permanentemente tu rostro en mi corazón para poder transmitirte a los que me rodean!
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

VIIª Estación: El Gran Jefe cae por segunda vez.
- Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias. Llevaba el pecado de muchos e intercedía a favor de los culpables.” ( Is. 53,4 y 12).
Prometí ser leal y digno de confianza. Cuando te contemplo, tu caída reincidente me recuerda mis reiteradas caídas que me demuestran no haber sido digno de confianza, no cumplir con mi promesa, no ser leal al ideal que abracé con ella. Pero –como vos- sabiendo que el esfuerzo tiene un sentido, reemprendo este camino de la vida scout, haciéndome sano y fuerte desde joven para poder así ser útil a los demás, como me aconsejó B.P. en su último mensaje, como lo fuiste vos con la Misión que te encomendó el Padre.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

 VIIIª Estación: El Gran Jefe reprende a las hijas de Jerusalén.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se lamentaban y lloraban por El. Vuelto hacia ellas les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras mismas y vuestros hijos.”( Lc 23, 27-28).
Mujeres de Jerusalén que al ver tu sufrimiento en el camino de la cruz, lloran por vos. Les das lástima, te tienen pena, pero vos les decís que no lloren por vos sino por ellas, por sus pecados. Acepté voluntariamente ser generoso, cortés y solidario, pero a veces cuando ayudo a los demás, también lo hago por lástima. Como cuando con mi grupo ayudamos con provisiones, con trabajo o con dinero que juntamos, a los más necesitados. No siempre lo hago por amor, por generosidad, por solidaridad, sino por pena, como esas hijas de Jerusalén. Ayúdame Jesús a descubrir la dignidad que cada hermano tiene por ser hijo de Dios, para poder brindar mi servicio pero hacerlo por verdadero amor al prójimo.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

IXª Estación: El Gran Jefe cae por tercera vez.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Os he dicho esto para que tengáis paz conmigo. En el mundo tendréis tribulaciones, pero confiad: yo he vencido al mundo”. (Jn 16, 33).
Al filo de mi resistencia, me caí como vos Jesús, tantas veces. Es que –como a Vos que los soldados casi al llegar a la cima del monte te seguían pegando- también me pegan a mí las dificultades y doblegan mi espíritu. Dame fuerza, Señor, para que teniendo en vista el objetivo final, no me deje vencer por los golpes que me pegan las tentaciones, lo malos pensamientos, las malas acciones; que aprenda Señor a obedecer tus mandatos divinos, que sepa elegir Señor tu camino, y actúe con responsabilidad frente a los deberes que para con Vos, la Iglesia, los demás y conmigo mismo asumí.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

Xª Estación: El Gran Jefe es despojado de sus vestiduras.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos  
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Los soldados sortearon sus ropas y se las repartieron; y sentándose allí, se quedaron para custodiarlo”. (Mt. 27, 33-36).
¡Como desearía esas zapatillas de marca que usan mis compañeros! ¡Y esos pantalones desmontables de tela sintética tan facheros! ¡Qué contento me puse cuando me regalaron la campera impermeable que llené de parches scouts para el campamento! ¡Y el kit de aquel Jamboree! Nunca me voy a olvidar del rompevientos y los borceguíes que conseguí con tanto esfuerzo. Te veo siendo despojado de tus vestiduras, solo encontrándote desnudo con tu condición humana y tu cuerpo que –para más- ya era un despojo por las numerosas heridas, y me conmueve. Pero... ¿sería yo capaz Señor de resignar todas esas pertenencias que solo son cáscara? Ni el pudor de exhibir tu desnudez respetaron. Y pensar que a veces me empeño en ocultar esos kilos de más que tengo, me avergüenza no tener el cuerpo que los modelos publicitarios imponen como moda, y vos por nosotros tuviste que exhibir ante el mundo la peor imagen: la de las marcas que deja en el cuerpo –pero también en el alma- el pecado. Dame sabiduría Señor para darle valor a las cosas que verdaderamente lo tienen, y vivir desapegado de los bienes puramente materiales como el vestido, calzado, etc., que como vos bien dijiste alguna vez: Ni el rey Salomón en todo su esplendor vestiría tan elegante como los lirios del campo a quienes nuestro Padre Dios viste sin que se tengan que desvivir por ello. Enséñame a valorar los bienes como patrimonio de todos y ser en consecuencia económico, trabajador y respetuoso del bien ajeno. Padre Nuestro – Ave María – Gloria

 XIª Estación: El Gran Jefe es clavado en la cruz.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí con dos malhechores. Jesús decía: Padre perdónalos no saben lo que hacen. “(Lc 23,33).
En cada campamento hacemos construcciones. Un amarre, un encastre son el método para unir dos troncos, a veces una horqueta que indica la bifurcación de un tronco común que da origen a las ramificaciones, también nos sirve para sostener otros troncos que a su vez sirven de soporte a una mesa en la que compartimos el pan. Para el Gran Jefe en cambio esas maderas encastradas (la cruz) tuvieron otro significado, su muerte, el odio de una parte del pueblo que no era precisamente el que compartía su mesa. Pero sus brazos abiertos en ella, que se abrían a nuestra humanidad no fueron amarrados ni encastrados, fueron clavados para unirse de manera sufriente pero indisoluble a todos los hombres y mujeres que quería salvar. Por eso cada vez que hago un servicio con mi patrulla, con mi equipo, siento el martillar de esos clavos en el trabajo que hago, como un mensaje de amor y generosidad para con aquellos que nos necesitan. Entonces, con el ejemplo de tus brazos abiertos de entrega clavado en la cruz, me entrego al servicio como la única forma en que seré salvo, es decir, en comunidad.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

 XIIª Estación: El Gran Jefe muere en la cruz.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Sabiendo Jesús que todo se había realizado dijo: “Tengo sed”… Después de beber vinagre Jesús dijo: “Todo está cumplido”. E inclinando la cabeza entregó el Espíritu”. Jn 19, 28-30. (De rodillas durante un minuto)
¡Padre, Padre! ¿Por qué me has abandonado? Suenan dolorosas las palabras del Gran Jefe en mis oídos y tantas veces llegan también a mis labios ante las dificultades que debo afrontar cada día. Y ninguna de esas dificultades tiene punto de comparación con el sufrimiento de Jesús en su pasión, sabiendo que se preparaba para la muerte. Apenas a veces es el rechazo de un amigo, otras un aplazo en mi estudio, en ocasiones una discusión o pelea con mi novia/o o mi esposa/o, un mal momento en mi trabajo, se nos inundó la carpa en campamento, o nos llovió todos los días, me quemé al cocinar, perdí parte del equipo. Ninguna se aproxima siquiera al sufrimiento que voluntariamente elegiste por nosotros: La muerte más humillante de ese tiempo, la muerte en cruz. Ojalá sepa Señor decir cada vez que me encuentre frente a una dificultad leve o grave, tus palabras al morir ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Eso seguro hará más fácil que supere la dificultad.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

XIIIª Estación: El Gran Jefe es bajado muerto de la cruz.
Seguramente María, con gran dolor, te recibió en sus brazos
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Después de bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro cavado en la roca, donde nadie había sido sepultado”. (Lc 23, 54).
Todo parece haber terminado, el sueño de la redención, la esperanzas de algo mejor, la desilusión nos inunda. Un Cristo que parece derrotado porque murió finalmente, y parece no haber hecho justicia con los que lo agredieron sin motivo. Ese momento del descenso de la cruz se parece mucho a nuestras derrotas cotidianas, como cuando se nos muere un pariente querido, cuando nos echan del trabajo, cuando la patrulla o equipo vuelve dividida por las discusiones y desacuerdos en un campamento, cuando perdimos un torneo o competencia, cuando nos enfrentamos por una idea en el Consejo o Comité Ejecutivo. En esos momentos de desfallecer, como con el Gran Jefe al bajar de la cruz, estará para refugiarnos y consolarnos Nuestra Madre y Señora de los Scouts, madre también de la gran familia humana, la de los hijos de Dios, esa familia que prometimos defender y valorar al adoptar la ley scout. Cuando sintamos que nos abate o deprime una derrota, pongámonos en brazos de nuestra madre la Virgen para que ella interceda ante el Gran Jefe, quien ante ese pedido no podrá negarse a concedernos la gracia de recuperar nuestro espíritu scout.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

XIVª Estación: El Gran Jefe es sepultado para luego resucitar.
-Te adoramos Cristo y te bendecimos
-Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
“Había un huerto cerca del sitio donde fue crucificado Jesús, y en él un sepulcro nuevo, en el cual aún nadie había sido enterrado y pusieron allí a Jesús.” (Jn 19, 41-42).
Finalmente es sepultado, allí se entierran con El los odios, la envidia, la soberbia, la ambición, las injusticias de la humanidad. ¿Seré capaz Señor de sepultar mis faltas a la promesa, a la ley scout que prometí vivir, a los principios? ¿Podré dejarlas enterradas allí, como cuando prometí hacerlo por mi honor y con tu gracia? ¿O seré tan pusilánime que lo único que podré sepultar será mi honor? Ayúdame Señor a morir y sepultar mi vida de desencuentros con vos y mis hermanos, y resucitar junto a vos a la vida de un verdadero Hijo de Dios, al servicio de mis hermanos. Porque sé que el que no vive para servir, no sirve para vivir.
Padre Nuestro – Ave María – Gloria

Señor, sabemos que seguirte no es fácil pero deseamos, a pesar de nuestra debilidad y de todas nuestras caídas, serte fiel y ser testigos de la experiencia de tu amor; por eso te pedimos que nos bendigas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Canción: EL DIARIO DE MARÍA…
Te miro a los ojos y entre tanto llanto
parece mentira que te hayan clavado.
Que seas el pequeño al  que he acunado,
y que se dormía tan pronto en mis brazos,
el que se reía al mirar el cielo
y cuando rezaba se ponía  serio.
Sobre este madero veo aquel pequeño
que entre los doctores hablaba en el templo,
que cuando pregunté,  respondió con calma
que de los asuntos de Dios, se encargaba.
Ese mismo niño, el que está en la cruz,
el  Rey de los hombres, se llama Jesús.
Ese mismo hombre ya no era un niño
cuando en esa boda le pedí más vino.
Que dio de comer a un millar de gente
y a pobres y enfermos los miró de frente.
Río con aquellos a quienes más quiso,
y lloró en silencio, al morir su amigo.
Ya cae la tarde, se nublan los cielos,
pronto volverás a tu Padre Eterno.
Duérmete pequeño, duérmete mi niño,
que yo te he entregado todo mi cariño.
Como en Nazareth, aquella mañana,

¡He aquí tu sierva, he aquí tu esclava!

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