martes, 2 de marzo de 2021

Siete Iglesias

Siete 7 Iglesias para recorrer en familia 

El recorrido de las siete iglesias en la noche del Jueves Santo –que en algunos lugares se extiende a la mañana del Viernes Santo– es sin duda una de las tradiciones más comunes de la Semana Santa en toda América Latina.

Estas visitas, y la oración en cada una de ellas, simbolizan el acompañamiento de los fieles a Jesús en cada uno de sus recorridos desde la noche en que fue apresado hasta su crucifixión.  (Aci/prensa)

Las oraciones y meditaciones se realizan en cada iglesia frente al monumento.

 

 

1º Iglesia: El Señor Jesús en el huerto de los olivos.

Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos  líbranos, Señor, Dios nuestro.  En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

 

«Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron. Llegado al lugar les dijo: ‘Pidan no caer  en tentación’. Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: ‘Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya’. Entonces se le apareció un ángel venido del cielo que lo confortaba. (En Lc. 22, 39-43).

 

En todo momento de su vida, Jesús recurre al diálogo con el Padre con la confianza de ser Su Hijo.

 

Pedimos el don de la oración.

 

Rezamos Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

 


2º Iglesia: El Señor Jesús es llevado atado a la casa de Anás.

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos  líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: “He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho.” (Jn. 18, 19-21)

Jesús responde siempre con la verdad y con serenidad.

Pedimos el don de la paciencia ante las adversidades de la vida.

Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.


3º Iglesia: El Señor Jesús es llevado atado a la casa de Caifás

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos  líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

El Sumo Sacerdote le dijo: “Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”.  Jesús respondió: “Sí, tú lo has dicho. Y yo les declaro que a partir de ahora verán al hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo.” (Mt. 26, 63-64)

Jesús reconoce, una vez más, que es el Hijo de Dios.

Pedimos que nos conceda la gracia de sabernos hijos del Padre y hermanos entre nosotros..

Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.


4º Iglesia: El Señor Jesús es llevado ante Poncio Pilato.

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

Pilato continuó: «¿Y qué haré con Jesús, llamado el Mesías?». Todos respondieron: «¡Que sea crucificado!». Él insistió: «¿Qué mal ha hecho?». Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: «¡Que sea crucificado!».(Mt. 27,22- 23).

 Jesús es condenado a muerte de cruz, flagelado, coronado de espinas.

Pedimos no ser indiferentes ante las injusticias.

Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.


5º Iglesia: La Verónica limpia el rostro de Jesús.

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

 

“No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado”.(Is. 53, 2-3)

Esta mujer no se deja contagiar ni por la brutalidad de los soldados, ni inmovilizar por el miedo de los discípulos. Es la imagen de la mujer buena que, en la turbación y en la oscuridad del corazón, mantiene el brío de la bondad, sin permitir que su corazón se oscurezca. El acto de amor imprime en su corazón la verdadera imagen de Jesús: en el rostro humano, lleno de sangre y heridas, ella ve el rostro de Dios y de su bondad, que nos acompaña también en el dolor más profundo.

Pedimos la capacidad de ver el rostro bondadoso de Dios aun en medio del dolor.

Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

6º Iglesia: Simón de Cirene carga la cruz de Jesús.

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

“Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús.” (Lc. 23, 26)

Simón de Cirene se hace prójimo de Jesús y Jesús nos muestra la necesidad de que haya otro que lo ayude a cargar su cruz.

Pedimos por quienes cotidianamente se hacen prójimos de nuestros hermanos sumidos en el dolor.

Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.

 

7º Iglesia: El Señor Jesús es llevado a su pasión.

Por la señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

V: Te adoramos, Señor, y te bendecimos.
R: Que por tu Pasión y Muerte reconciliaste al mundo.

«Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de Él a toda la corte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas se la pusieron sobre su cabeza y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de Él, le hacían burla diciendo: “¡Salve, Rey de los judíos!”; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de Él, le quitaron el manto, y le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.» (Mt. 27, 27-31)

Jesús, te acompañaremos en el silencio estos días, en la espera de que tu palabra germine en nuestros corazones y contigo resucitemos hombres y mujeres nuevos en tu Resurrección.

Pedimos por todos aquellos que no tienen fe ni esperanza.

Rezamos Padre nuestro, Ave María y Gloria.

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