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Bicicleteada de la Misericordia
2do domingo de Pascua ¡¡¡Sigue la fiesta!!! Celebramos el Amor grande de Dios que siempre es Misericordia y que nos empuja a compartirlo y a contagiarlo amando más a todos.
Proponemos realizar la
fiesta con toda la comunidad, barrio, cole, familias con una bicicleteada, con
sentido misionero y compasivo.
Va a ser necesario
prepararla antes con los animadores, dirigentes y catequistas, distribuyendo
tareas para que todos estén protegidos y cuidados.
Algunas cosas a tener en
cuenta:
·
Elegir el recorrido: tener en cuenta las calles más seguras, con
menos circulación de vehículos, asegurarse de tener los permisos necesarios y
la presencia de seguridad. Se Pueden hacer postas en ermitas del barrio, otras comunidades
parroquiales, o capillas.
·
Tener un equipo que acompañe con hidratación y botiquín. Prever
qué hacer con alguna bici que se pinche.
·
Disponer la animación con sonido que se escuche y contenga a los
bicicleteros, que genere fiesta y alegría en el andar.
·
Que estén preparadas las postas con algún cartel, altar, gente de
la cercanía que esté esperando, o los recursos que se hayan pensado.
·
Entregarles una credencial o identificación de “Discípulos de la
Misericordia” o “Peregrinos de la Misericordia” a la salida.
·
Pensar un lema para repetir en cada estación.
Sugerimos hacer las postas o
paradas (cada comunidad lo adapta o modifica según su realidad y posibilidades)
rezando con algunas obras de misericordia.
Podemos tener un esquema
sencillo para repetir y agilizar en cada parada:
N Señal de la cruz
N Estribillo de
canción conocida
N Texto del
evangelio, breve, adaptado
N Comentario en una
o dos frases sobre la obra de misericordia
N Gesto, compromiso
misionero
N Repetición del
lema
Salida
– Inicio en la puerta del templo
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la
montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta
oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena
del Espíritu Santo, exclamó: « ¡Tú eres
bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy
yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?…
María permaneció con Isabel unos tres meses y
luego regresó a su casa. Lc 1,39-43.56
Palabra del Señor
María nos enseña a estar siempre disponibles, en salida, en
servicio, anunciando la Buena Noticia que es Jesús. Como Ella queremos llevar
su presencia a todos.
Nos ponemos en marcha como misioneros de la misericordia.
Dar
de comer al hambriento
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan,
benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado
desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer;
tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me
vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".
Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te
vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo
o preso, y fuimos a verte?".
Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo
hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". Mt
25,34-40
Palabra del Señor
Qué
lindo si podemos dar, no de lo que nos sobra, sino de lo que nos gusta o
necesitamos y elegimos privarnos para compartirlo y hacer el bien.
Pensamos
y decidimos qué golosina vamos a ser capaces de compartir o donar. En familia
podemos pensar en llevar alimentos a algún comedor.
Vestir
al desnudo
Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían
sus ofrendas en el tesoro del Templo. Vio también a una viuda de condición muy
humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre, y dijo: «Les aseguro que esta
pobre viuda ha dado más que nadie. Porque todos los demás dieron como ofrenda
algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía
para vivir». Lc. 21, 1-4
Palabra del Señor
Seguramente
en nuestro barrio o cerca de casa conocemos a alguien que no tiene una casa,
una cama para dormir, le falta abrigo…quizás nosotros mismos tenemos alguna
necesidad, pero también podemos ser generosos con el que tiene menos.
Vamos
a pensar en algo nuestro que podamos llevar a algún vecino necesitado, o acercarlo
a la parroquia para Cáritas.
Visitar
al enfermo
Al
salir de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha
fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús
increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a
servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas
dolencias se los llevaron, y él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos,
los curaba. Lc. 4,38-40
Palabra del Señor
Cerramos
los ojos y pensamos en nuestros abuelos, nuestros amigos, amigas, compañeros… ¿sé
de alguien que esté enfermo? ¿Me acerco a verlos, a acompañarlos y estar un
rato con ellos?
En
esta semana voy a tratar con mucho cariño a mis abuelos, voy a ofrecerles ayuda
con mucha ternura.
Perdonar
las ofensas
Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y
odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus
perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace
salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e
injustos. Mt 5,43-45
Palabra del Señor
Ponemos
una mano en nuestro corazón y le pedimos a Jesús que nos regale un corazón
manso, que busque la unidad y sea capaz de perdonar cuando nos ofenden.
Vamos
a darnos un abrazo de paz con los que tenemos cerca.
Consolar
al triste
María Magdalena se había quedado
afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y
vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los
pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron:
«Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y
no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que
estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús
le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era
el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime
dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo
reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jn. 20,11-16
Palabra del Señor
Muchas veces andamos
tristes, preocupados, tenemos el corazón estrujado y con ganas de llorar. Nos
pasa como a María Magdalena, que sentía que Jesús estaba lejos. Pero el
encuentro con Jesús le devuelve la alegría. Jesús es su fuerza y consuelo.
Nosotros sabemos que el
amor que Jesús nos tiene es nuestra fuerza y alegría. No podemos guardarlo sólo
para nosotros. Cuando lleguemos a casa vamos a decirle a alguien: “Jesús te ama”.
Rezar
por todos
Llegada al templo.
Se puede sacar el Cirio
pascual, colocarlo en el centro de todos los que están presentes, repartir
velas, encenderlas compartiendo la luz.
Un día, Jesús estaba orando en cierto
lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a
orar, así como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo entonces: «Cuando
oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada
día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros
perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación».
…También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se
les abrirá. Porque el que pide, recibe;
el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre…. el Padre del cielo dará el Espíritu
Santo a aquellos que se lo pidan». Lc. 11, 1-4.9-10.13
Palabra del Señor
Jesús nos enseña a rezar, a
pedir unos por otros…podemos decir nuestras intenciones en voz alta.
Rezamos juntos el
padrenuestro, hacemos un canto y recibimos la bendición. Podemos finalizar
compartiendo una merienda.
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