miércoles, 2 de abril de 2025

¡JESÚS ES NUESTRA ESPERANZA!

Cuando caminamos, el por qué caminamos, determina en gran medida la manera, el modo, la predisposición, etc como lo hacemos. Si vamos al médico o a darnos una inyección, tendremos un modo de caminar seguramente distinto a si vamos a una fiesta, una celebración, un recital. Cada uno encontrará sus ejemplos.

Animarnos al desafío de ser Peregrinos de Esperanza nos exige hacerlo con Alegría. En palabras de Francisco que nos trae nuestro arzobispo en el primer capítulo de su carta apostólica: “La alegría hace fuerte la esperanza y la esperanza florece en la alegría”. Lo desafiante de esto radica en el hacerlo vida: gesto y palabra. Lo desafiante es que no sea solo una frase, sino una expresión concreta, cotidiana y testimonial de nuestra experiencia apostólica. Lo desafiante es descubrir en nuestras comunidades, los signos, las palabras y los gestos que expresen claramente que somos Peregrinos de Esperanza. La esperanza de tender la mano con alegría, la esperanza de escuchar con alegría, la esperanza de cuidar con alegría, la esperanza de asistir con alegría, la esperanza de hablar con alegría, etc, etc. Tenemos que acordar que queremos que nuestra alegría sea el testimonio cotidiano de la Esperanza que nos llega de Jesús Resucitado.

Los chicos y las chicas son portadores naturales de esperanza y alegría. A nosotros adultos nos toca cuidar que ese tesoro no quede en el camino de su crecimiento. Somos responsables directos porque nos ven y nos escuchan.

Que de la mano de María, podamos con un corazón generoso, animarnos al desafío de  ser Alegres Peregrinos de Esperanza.

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