¿No les pasa muchas veces con algunos lemas,
que dicen algo que esperamos pero al mismo tiempo, de tan esperado no
terminamos de aprovechar su profundidad y oportunidad?
Cuando los discípulos de Emaús caminaron con
Jesús y al partir el pan lo reconocieron, lo que hallaron fue otra oportunidad.
Cuando Pedro escuchó a Jesús preguntarle si lo amaba, lo que encontró fue otra
oportunidad. Cuando María y Juan escucharon a Jesús en la cruz que les decía
que se tenían como Madre e hijo, lo que encontraron fue otra oportunidad.
Cuando José en sueños escuchó al Ángel, se encontró con otra oportunidad.
Cuando Jesús nació, nos dio otra oportunidad, y con su resurrección hizo plena
esta oportunidad.
Nuestro Dios, el Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo, es Dios de oportunidades. La Esperanza que despierta su amor en nuestros
corazones es oportunidad constante de encuentro con su Amor, para que una vez
en nosotros, nos animemos a construir su Reino.
Celebrar la Navidad, celebrar la Pascua,
festejar Pentecostés y todas las fiestas de la Iglesia, es disponernos a la
oportunidad.
En tiempos de Black Friday, Black Monday y el black que quieran, con todo el mundo
desesperado por encontrar la oportunidad; nos pasan por delante de la vida las
oportunidades del Dios de la Vida sin darnos casi cuenta.
Con Jesús renace
la Esperanza.
Una vez más la oportunidad de poner a Jesús en
el centro de nuestra historia, está “al alcance de la mano” (así, como un
slogan publicitario).
A nosotros, catequistas, sacerdotes,
religiosos, obispos, agentes de pastoral, pueblo de Dios, nos toca abrazar esta
oportunidad. Y abrazarla es poner en movimiento nuestra creatividad e
inventiva, nuestra oración y escucha. Estamos llamados a encontrar modos nuevos
para un mundo que ofrece oportunidades vacías. La llegada de Jesús es la
“oportunidad”, es Dios con nosotros siendo uno de nosotros, llenando nuestra
vida para llenarla de su Amor.
Y nos toca no callar aquello en lo que hemos
creído, visto y oído.
Entonces, somos llamados a agudizar las ideas
y las estrategias de nuestra tarea evangelizadora, para que sin apartarnos ni
una línea de lo que encontramos en el Evangelio, descubramos los modos que
ofrezcan oportunidades que a nuestros chicos y chicas en la catequesis, en el
colegio, en los grupos de aspirantes, scouts o niños, los acompañen para
abrirse a la oportunidad de experimentar que Jesús es lo mejor que nos puede
pasar, que su nacimiento da nueva vida al mundo y su resurrección hace nuevas
todas las cosas.
Entonces, porque queremos que esta oportunidad
no pase de largo y aprovechar al máximo lo que nuestro lema nos regala, digamos
juntos y bien fuerte: Con Jesús renace
la Esperanza.
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