martes, 28 de noviembre de 2017

Rincón de los animadores

Seguro en estos días, todos estarán empezando a pensar y preparar el pesebre en las comunidades. En medio de tanta tarea, pueden hacerse un espacio y rezar juntos mientras continúan con los preparativos.


Sugerencia: tener preparadas las imágenes de María, San José y el niño, textos del Evangelio, una vela, una canasta con cartelitos con palabras como…. y las que crean oportunas conociendo a sus grupos. 



Podemos comenzar haciendo algún canto que nos motive en el tiempo de Adviento y que todos conozcamos.

Leemos serenamente estos textos del evangelio: Mateo 1,18-21. 24-25; Mateo 2, 13-15; Mateo 2, 19–23.
Colocamos la imagen de san José y la contemplamos un momento en silencio.
Hacemos un canto e invitamos a conversar y compartir.
¿Qué nos pasa por el corazón al escuchar estos textos sobre San José? ¿Qué rasgos de su vida nos impresionan más? ¿Por qué? ¿Le rezamos a san José?


Del Papa Francisco:
"Yo quisiera también decirles una cosa muy personal. Yo quiero mucho a san José. Porque es un hombre fuerte y de silencio. Y tengo en mi escritorio una imagen de san José durmiendo. Y durmiendo cuida a la Iglesia. Sí, puede hacerlo. Nosotros no. Y cuando tengo un problema, una dificultad, yo escribo un papelito y lo pongo debajo de san José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por ese problema...
Al igual que san José, una vez que hemos oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar. La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en él. Es muy importante...
A san José el regalo de la Sagrada Familia le fue encomendado para que lo llevara adelante. A cada uno de ustedes, y de nosotros, porque yo también soy hijo de una familia, nos entregan el plan de Dios para llevarlo adelante. El ángel del Señor le reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándolos a huir a Egipto y luego a instalarse en Nazaret...
José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la llamada de Dios a cuidar de Jesús y María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una bendición no sólo para la sagrada Familia, sino para toda la humanidad. Con María, José sirvió de modelo para el niño Jesús, mientras crecía en sabiduría, edad y gracia” (cf. Lc 2,52).

 Si se animan pueden poner en común alguna intención, pedido, acción de gracias a san José. Respondemos un estribillo cantado….


Leemos serenamente estos textos del evangelio: Lucas 1, 26-38; Lucas 1, 39-45; Lucas 1,46-56

Colocamos la imagen de la Virgen y la contemplamos un momento en silencio.
Hacemos un canto e invitamos a conversar y compartir.
¿Qué nos pasa por el corazón al escuchar estos textos sobre la Virgen? ¿Qué rasgos de su vida nos impresionan más? ¿Por qué? ¿Le rezamos a María?¿Tenemos experiencia de la presencia y cuidado de la Virgen en nuestra vida?

Del Papa Francisco en Fátima

Francisco destacó que en Santa María “vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes”.
“Llevados de la mano de la Virgen Madre y ante su mirada, podemos cantar con alegría las misericordias del Señor. Podemos decir: Mi alma te canta, oh Señor”, aseguró.
El Papa destacó también que “ninguna otra criatura ha visto brillar sobre sí el rostro de Dios” como Santa María, quien “dio un rostro humano al Hijo del Padre eterno; a quien podemos ahora contemplar en los sucesivos momentos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de su vida, como recordamos en el rezo del Rosario”. “Con Cristo y María, permanezcamos en Dios”.

Si se animan pueden poner en común alguna intención, pedido, acción de gracias a María. Respondemos un estribillo cantado….

Acercamos la imagen del Niño que colocaremos entre san José y María. Encendemos la vela y contemplamos en silencio.

Leemos Lucas 2, 6-7

“Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue”.

¿Qué nos provoca este versículo del Evangelio? ¿A qué nos invita Jesús, Dios – hombre recién nacido?
Compartimos el sentir de nuestro corazón.

Mientras hacemos una canción de Navidad, un villancico…nos acercamos a la canasta con los carteles con palabras para recibirlas como regalos que Jesús quiere hacernos en esta Nochebuena.

De una catequesis del Papa Francisco:

“Como se ve, sabemos poco del Niño Jesús, pero podemos aprender mucho de Él si miramos la vida de los niños. Es una bella costumbre, que los padres, los abuelos tienen que es aquella de mirar a los niños, qué hacen”.
“Es una enseñanza para nosotros. Delante de Jesús estamos llamados a abandonar nuestro reclamo de autonomía, y este es el centro del problema, el reclamo de autonomía para acoger en cambio la verdadera forma de libertad, que consiste en el conocer a quien tenemos delante y servirlo. Él es el Hijo de Dios que viene a salvarnos. Ha venido entre nosotros para mostrarnos el rostro del Padre rico de amor y de misericordia”.
“Abracemos, entonces, entre nuestros brazos al Niño Jesús, pongámonos a su servicio: Él es fuente de amor y de serenidad. Y será una bella cosa hoy cuando volvemos a casa ir cerca del pesebre y besar al Niño Jesús y decirle: “Jesús, yo quiero ser humilde como Tú, humilde como Dios” y pedirle esta gracia”.

Podemos terminar acercándonos a besar al Niño y cantando.

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