Coleccionista de corazones
Tiempo de Navidad...
¡Jesús re nace en nuestros
corazones!
¿Alguna
vez has coleccionado algo?
La
colección es un conjunto de cosas de la misma clase reunidas
y clasificadas.
Hay colecciones de todo tipo y
a los niños les encanta coleccionar cosas.
Los niños tienden a coleccionar
figuritas, autitos, muñecas, juguetes de esos que vienen en la cajita con en el
menú infantil de las más conocidas casas de comidas rápidas y un montón
de otros objetos que para los mayores pasarían totalmente desapercibidos pero
que para ellos tienen ciertas características exclusivas; por su parte los adolescentes también buscan coleccionar
juegos, Cds, fotografías, libros, revistas, etc.
Esta costumbre nos puede acompañar a lo largo de
toda la vida, encontrando en algunos de
estos elementos un significado distinto, algo sentimental, o mágico, o
simplemente un detalle de carácter estético que le dé un cierto valor añadido
al objeto en cuestión, un significado nuevo frente al resto.
Se han coleccionado Pokemones,
Gogos, y años atrás figuritas que venían con brillantina, muñequitos de un
famoso chocolatín, también chapitas y soldaditos.
¿Recuerdan alguna colección en
particular?
También se puede coleccionar
monedas, billetes y hasta estampillas y sellos, a esto último se le llama
Filatelia.
Dios también es un gran coleccionista. Es una gran coleccionista de corazones...
Pero... ¿por qué coleccionaría
corazones..?
Porque Él ama a los corazones.
Sí, sí fue Él mismo quien al hacer al Hombre a
su imagen y semejanza, se encargó de ponerle dentro un corazón, porque Él ha formado el corazón a cada uno (Sal 33,
15), con el gran deseo: que el hombre ame de corazón,
y que lo ame con todo el corazón. El corazón
sólo le pertenece a Dios pero ha querido compartirlo con el hombre (Jr 7, 17;
Ba 2, 31). Él conoce el corazón de todos los hombres (1R 8, 39; 2Cro 6, 30).¡¿?
¿Y qué tipo
de corazones colecciona?
Colecciona corazones de todo
tipo, corazones como piedra, esos que son bien duros, corazones contentos, de
esos que no paran de sonreír, corazones dulces como un puñado de caramelos,
corazones aventureros, esos que sienten que nada los puede parar y hasta desean
tocar las nubes, también corazones enojados, que gritan, patalean y parecen que
están siempre a punto de explotar,
corazones tranquilos, que parecen flotar en el aire, corazones dolidos ,
tristes, donde las angustias y preocupaciones ocupan mucho lugar, corazones
miedosos, que laten más fuerte, corazones impacientes, que no pueden quedarse
ni un minuto quietos, corazones solitarios, que buscan esconderse; corazones
como de goma espuma, que todo lo
absorben; corazones alegres, que siempre buscan el lado positivo de las cosas,
corazones entendidos, agradecidos, apacibles, amables y agradables; algunos son
limpios pero otros están tan llenos de polvo, que
necesitan una buena barrida.
Colecciona todo tipo de corazones...
Para
Él todos son de igual importancia y no
los deja exhibidos como en un museo sino
por el contrario cada día observa maravillado su colección y
se ocupa personalmente de cada uno de sus corazones, "porque cuando Dios
mira a una persona no se fija en las apariencias sino en el corazón" (1S
16, 7), mimándolos, abrazándolos,
animándolos, sanándolos, reparándolos. Reparando corazones tiene mucho trabajo porque hay personas a
las que les duele el corazón porque alguien lo lastimó o por desamor. Tiene
recetas para reparar los corazones rotos por el motivo que sea y receta jarabes
de perdón, anteojos para ver las cosas de otra manera o tiempo para estar con
uno mismo y quererse. De
esta manera, Dios sondea el corazón humano porque sólo Él lo conoce (Si 42, 18;
Sal 17, 3; 44, 22; Jdt 8, 14)
¿Y cómo es tu corazón?
Un
día Dios vio que el corazón del hombre estaba endurecido, cerrado y andaba por
caminos equivocados entonces decidió hacer algo para transformar esos corazones
y llenarlos de Paz, Luz y Amor.
Pensó y creó una fórmula mágica que cambiaría para
siempre los corazones de las personas.
Esa
fórmula más que mágica sería Divina! Y diseñó un plan, al que llamó Salvación.
Para
llevar a cabo ese plan iría buscando
corazones de personas buenas, justas, personas de fe, abiertas a su Palabra y
por suerte ¿Saben qué? Las encontró!
Así
que el plan empezó...y duró muchos años.
Hasta
que encontró un corazón más que especial, un corazón Inmaculado, amoroso,
humilde, virgen, puro, capaz de escuchar su Palabra, practicarla, guardarla y meditarla.
Entonces
a este corazón, de los más lindos de los corazones que hemos visto, le pidió ser parte de este maravilloso plan y
él respondió con un Sí grande,
convirtiéndose en un corazón de Madre.
Y
así fue como un 25 de diciembre la historia de los corazones de toda la
humanidad cambió para siempre. Porque
el corazón de Dios descendió hasta un establo y el Cielo vino a la Tierra, y la Tierra se lleno de Luz y
Alegría. Y la Tierra se vio renovada.
Dándonos
la oportunidad de tocar el corazón de Dios y dejarnos alcanzar por esa alegría
y hacer de este mundo, un lugar mucho más luminoso. Y poder decir: "Jesús vive en mi corazón, y yo vivo en su
corazón"
y...¿
Cómo hacemos para tocar el corazón de Dios y dejarnos habitar por él?
Tendremos que
poner manos a la obra!
Preparamos nuestro corazón para hacer de
él,
una cunita para Jesús.
♥
Paso
1: Mirar cómo está nuestro corazón.
Recordemos
que en esta Navidad, Jesús quiere nacer en él. ¿Pero nuestro corazón está en
condiciones de recibirlo?
Cuando
con amor se recibe a un bebé se le prepara la cunita, se busca un lugar
acogedor, cálido, así como lo hizo San José. Bueno lo mismo tendremos que hacer con nuestro corazón, para que así Jesús
pueda nacer en él.
También
recordemos el lugar donde Jesús nació, era un lugar sencillo, tranquilo,
humilde.
Para
esto vamos a buscar un momento especial animado por el Catequista o Guía, que
nos lleve a mirar nuestro interior. Dividiremos el momento en dos partes, la
primera será a modo grupal donde desarrollaremos el tema, podemos ayudarnos y
ayudarlos con diferentes imágenes de corazones, y jugando siempre con la metáfora, se van mostrando
ideas para gestionar actitudes, sentimientos y emociones y ver
con cuál o cuáles nos identificamos, (podremos leer qué tipo de corazones colecciona
Dios). Tomaremos todas las expresiones sin invalidar ninguna de las emociones
que pudieran surgir, y haremos un buen
discernimiento.
Para
el segundo momento cada uno deberá tomarse un tiempo personal y a solas para
mirar su corazón.
Este
encuentro lo podremos plasmar realizando
dibujos de los corazones de cada uno o poniéndoles colores a corazones
prediseñados, según los sentimientos y emociones expresados.
♥
Paso
2: Ahora que ya sabemos cómo está nuestro
corazón, vamos a ponerlo en forma.
Para
ello podremos hacerlo rezando, entre otras oraciones con la oración Sinodal para niños que pueden
encontrar en www.viacarianiños.org.ar,
o con la jaculatoria: "Jesús vive
en mi corazón y yo vivo en su corazón", practicando alguna de las
obras de Misericordia, podemos aprovechar para repasar lo trabajado en el Año de la Misericordia, recordar también
el lema de la Jornada Mundial de los
Pobres: "No amemos de palabra
sino con obras", y participando del Sacramento de la Reconciliación,
teniendo en cuenta en qué etapa está cada niño.
♥
Paso
3: Ya con el corazón limpio y ordenado,
solo quedará esperar el mágico momento de la Navidad. Y mientras esperamos, y
como símbolo de que queremos que en esta Navidad Jesús re nazca en nuestros
corazones podremos fabricar unos pesebres, que tengan forma de corazón y que
simbolicen nuestros propios corazones. Se podrán realizar con cajitas de
cartón, o en cartulina, porcelana fría, goma eva, paño lenci, fibro fácil,
figuras huecas de poly fan, poniéndole viruta gruesa o musgo; el niñito lo
podemos modelar, realizarlo con palito de helado vestido o bien lo podremos
agregar adquiriendo los que ya vienen hechos. Por supuesto que cada uno podrá usar su impronta y
creatividad.
♥
Paso
4: Los corazones pesebres los llevaremos a
Misa para ser bendecidos y luego a casa para ponerlos debajo del arbolito o en
un lugar muy especial, con el compromiso
de hacer de esta Navidad, una Navidad a
puro corazón!
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