martes, 31 de marzo de 2020

Cuaresma: ¿Qué es? ¿Cuándo es? ¿Para qué sirve? ¿Qué se hace?


La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. El color litúrgico de este tiempo es el morado.
En Cuaresma recordamos los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto mientras caminaba hacia la tierra prometida, fue para los israelitas una gran travesía por el desierto. Imagínense caminar por 40 años, seguro se habrán cansado mucho, habrán sentido hambre y sed, pero gracias a Dios, al fin después de todo ese tiempo, pudieron encontrar una tierra maravillosa, llena de miel y frutos; lo que para el pueblo era súper importante.
También recordamos los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto antes de comenzar su vida pública.
La Cuaresma es el tiempo en que nos preparamos para la Pascua. Fiesta, en donde celebramos el paso de la muerte a la vida, de la tristeza a la alegría, la gran fiesta de la Resurrección.
Pero ¿cómo podemos prepararnos?
Escuchando la Palabra de Dios, rezando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas.
Este es el tiempo para vivir una serie de actitudes que nos ayudan a parecernos más a Jesús, y a estar más cerquita de Dios.
Lo primero que tenemos que hacer es darle un miradita a nuestro corazón.
Mirada al corazón.
¿Cómo está mi corazón?
Sería bueno poder tomarnos un ratito para examinar nuestro corazón.
Para ello necesitaremos de mucho silencio y de una mirada interior, que se logra concentrándonos en nosotros mismos, estando un ratito a solas y como haciéndonos un bicho bolita, meternos muy para adentro y repasar qué cosas nos alejan de Dios, y no nos dejan ser buenos amigos de Jesús y de los demás. Sí nos ayuda podemos tomar nota de eso.

PREPARAMOS EL CORAZÓN
¿QUÉ QUIERO QUE DIOS RENUEVE EN MI CORAZÓN?
¿QUÉ QUIERO CAMBIAR DE MI CORAZÓN? ¿QUÉ QUIERO SACAR DE MI CORAZÓN?

Un diálogo de corazón a corazón
Una vez que fijamos la mirada en nuestro corazón qué les parece si todo lo que de ahí surja lo hablamos con Dios, de amigo a amigo, siendo bien sinceros, pudiendo decir toda la verdad, porque a Dios no podemos engañarlo y además porque decir la verdad nos ayuda a sentirnos más tranquilos.
Hablar con Dios es hacer oración.
Será una buena oportunidad entonces, para pedirle a Dios que nos ayude a convertir, a cambiar nuestro corazón.
A cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir así más cerquita de Jesús y de nuestros hermanos.
Hay una canción que puede ayudarnos…podemos escucharla y también leer su letra.

JESÚS DANOS TU CORAZÓN

Jesús te quiero pedir
 que me cambies el corazón
que lo hagas como el tuyo
para que ame como Vos.
Si esta triste…
que sonría con tu amor.
Si está enfermo, un poco enfermo
que se cure con tu amor.
Si está chico…
que se agrande con tu amor,
y si está muy enojado
que se amigue con tu amor.
Si está oscuro, muy oscuro,
que se encienda con tu amor
Y si se quedó dormido
despertalo con tu amor.
Y si está un poco cansado,
que se anime con tu amor,
y sí está muy egoísta
que se entregue como Vos.

Gómez /Pisano


Tiempo de perdón y de reconciliación.
 Ahora que ya sabemos cómo esta nuestro corazón y lo hemos hablado con Dios será la Cuaresma una buena oportunidad, no sólo para sacar de nuestros corazones las actitudes que no nos dejan vivir en el amor, como el odio, el rencor, la envidia, los celos, y muchas otras, sino también para pedir perdón por ellas y comprometernos a tratar de no hacerlas más.
(Se propone el Sacramento de la Reconciliación. Si el grupo no estuviera aún preparado, se podrá hacer una celebración en el templo lo más cerquita posible del Sagrario)

Tiempo de compartir con los demás.
La Cuaresma es el tiempo ideal para compartir nuestros sus bienes o sea nuestras cosas con los demás, sobre todo con los más necesitados.
Y todos necesitamos algo…algunos más, otros menos, algunos una cosa y otros otra. Pero… ¿Qué tengo yo para dar?
Esa sería una buena pregunta para hacernos. Otras preguntas podrían ser: ¿Quiénes necesitan de mi ayuda? ¿Cómo puedo ayudarlos? No hay que irse muy lejos para ayudar, solo estar atentos a las necesidades de nuestros amigos y de nuestra comunidad. Podríamos repasar las obras de Misericordia. Una vez que tengamos las respuestas habrá que poner manos a la obra. Y así, poder ser como Jesús dice de sus discípulos, “sal de la tierra y luz del mundo”.

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