miércoles, 11 de marzo de 2015

Revista Semana Santa: Oración Colegios


Te ofrecemos estas cuatro oraciones para rezar en nuestros colegios, tomado como eje la alegría que Jesús nos regala y que nos pueden servir para acompañar esta semana tan especial.




Viernes (previo al Domingo de Ramos): ¡Qué alegría! Jesús es nuestro Rey

Esta oración podemos realizarla al momento de la despedida del día escolar. Entonces también podemos tener preparados una buena cantidad de ramos de olivo para entregar a los chicos e invitarlos a compartir con sus familias la misa del domingo de ramos en sus comunidades.
Leemos en el evangelio que escribió San Juan :
Al día siguiente, la gran multitud que había venido para la fiesta, se enteró de que Jesús se dirigía a Jerusalén.  Y, tomando hojas de palmera, salieron a su encuentro y lo aclamaban diciendo: «¡Hosana! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel!»
Celebrar el domingo de ramos nos presenta a nosotros dos desafíos. El primero, es dejar que nuestro corazón se llene de alegría, porque el que viene, al que recibimos muy contentos, es el  Señor que nos viene a traer la salvación. El otro desafío, es que ahora tenemos que ser testigos de esta alegría, porque la tenemos que contagiar y le tenemos que decir a todos que Jesús está entre nosotros para renovar la alegría de nuestro corazón y llenar de esperanza nuestra vida.
Recemos juntos.
Jesús, Rey y Señor nuestro
una vez, este año
te abrimos nuestra vida
y nuestro corazón.
LLenanos de alegría y esperanza
para que podamos vivir esta semana
dispuestos a resucitar con vos.
Amén.
(Para terminar podemos cantar alguna canción de domingo de ramos que encontraremos en la página de la vicaría)


Lunes santo: ¡Qué alegría! ¡Jesús nos comparte su pan!

Leemos en el evangelio que escribió San Marcos:
Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen, esto es mi Cuerpo». Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella.  Y les dijo: «Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos.  Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios».

¿No es lindo que nos inviten a una fiesta? Es lindísimo. Empezamos a pensar que nos ponemos, que regalamos, queremos que llegue el día. Jesús nos comparte su pan y esta es nuestra gran fiesta. Nuestra vida se llena de alegría porque el mismo Señor nos comparte su amor para que podamos ser felices. La fiesta de Jesús es la fiesta de la alegría, de la felicidad.
Vamos a rezar juntos y a pedirle a Jesús que nos dé siempre de este pan, que nos da vida, que nos llena de alegría y que nos hace muy felices.
Terminamos nuestra oración cantando.

Martes Santo: ¡Qué alegría! Jesús nos llama amigos

Leemos en el evangelio escrito por San Juan:
“Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos.”

Ayer hablábamos de la fiesta y la alegría que nos da sabernos invitados. Hoy, Jesús nos asegura que siempre vamos a estar invitados a su fiesta, porque somos sus amigos. Claro, nos pone una condición, como una prueba para asegurarnos la entrada: Ser capaces de amarnos como Él nos ama. Hagamos esto: cerremos los ojos, pensemos en aquellos que queremos mucho… Pensemos ahora en aquellos que tendríamos que querer más… Pidamos juntos, con la oración que Jesús nos enseñó que podamos vivir siempre la alegría de regala su amistad.


Miércoles Santo: ¡Qué alegría! Jesús resucitó!

Dice San Juan en su evangelio:
“Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes!”

¡Qué alegría! Jesús resucitó. Con esta frase, vamos a disponernos a vivir este camino que nos regalan estos días de la semana santa. Este lema ya nos dice cómo va a ser el final. Jesús se hace presente resucitado. El llena con su esperanza nuestra vida. Pero para acercarnos a la alegría de su resurrección, necesitamos antes animarnos a recorrer el camino que nos trae hasta aquí. Entonces, estos días de la semana santa, le pedimos a María que nos tome de la mano y como una mamá que siempre guía a sus hijos, queremos que nos ayude a celebrar la alegría del pan que Jesús nos regala, la amistad que nos comparte y el servicio que nos confía. Queremos que nos ayude a transitar sin miedo el camino de la cruz, porque nos llena de esperanza saber que Jesús nos regala un final feliz y todos juntos podemos gritar al mundo: ¡Qué alegría! Jesús resucitó.

Dios te salve María…

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