miércoles, 12 de julio de 2017

Nuestro Altarcito

Nuestro Altarcito es un espacio de reflexión para acompañar la religiosidad y espiritualidad de nuestros niños,  recuperando y recreando los diferentes modos de expresar el Don de la Fe.
Con la plena certeza que vamos de camino viviendo la dulce y confortadora alegría de seguir acompañando a nuestros niños en su caminito espiritual, nos dejamos iluminar en esta ocasión por el corazón materno de María, mamá de Jesús y nuestra.
Si nos animamos a conocer más el corazón de nuestra Madre, descubrimos un estilo nuevo de caminar, que tiene la fuerza transformadora en la acción pastoral compartida con los niños.
Como agentes pastorales en camino, miramos e invocamos a María como Madre de la evangelización, ella es la Madre del anuncio generoso y gozoso. Estamos convencidos de que sin María no terminamos de comprender el espíritu de nuestra acción pastoral (Cfr. EG 284). Todo discípulo misionero tiene bien claro que, María no es un mero apéndice en la vida cristiana, personal y comunitaria.
Así como Jesús entregó al discípulo amado a María por Madre, también hoy la sigue entregando a cada uno de nosotros, porque no quiere que caminemos sin la Madre... (Cfr. EG 285).
En el camino que Jesús nos invita a recorrer y dejar huellas de misericordia, María es el signo de esperanza, de encuentro, de salida, de alegría generosa, de ternura que hace sentir siempre en casa...; en el camino, ella es la misionera que se acerca a nosotros..., es la Madre que camina a nuestro lado y nos enseña a mirar con sus ojos, por eso fijamos en ella la mirada, para que nos ayude a ver lo que ella ve, y así, salir al encuentro de los niños que necesitan nuestra atención cuidadosa y alentadora.
Mirando a María y desde su corazón, descubrimos cuál es el estilo de nuestra acción evangelizadora con los más pequeños en la Iglesia. Es un estilo que nos abre el corazón para volver a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño; es un estilo que nos hace tomar conciencia de que la humildad y la ternura no son las virtudes de los débiles, sino de los fuertes, de quienes no necesitan maltratar los límites de los demás para sentirse importantes; es un estilo que nos ayuda a poner calidez de hogar en la carencia de escucha y mirada atenta que los niños necesitan; es un estilo que nos pone en actitud de prontitud porque, como ella, deseamos dar respuesta comprometida a la fragilidad de los más pequeños. (Cfr. EG 288). 
Si nos dejamos acompañar en el camino por María, no podemos caer en la indiferencia ante las voces de los niños...; ellos están esperando que les demos la posibilidad para acercarse al corazón de María y poder decirle: ¡qué linda que sos!, ¡te quiero mucho!, ¡sos la mamá que siempre me cuida!, ¡gracias por escucharme siempre como Jesús!... y así podríamos seguir dejando resonar en nuestro corazón, tantas expresiones y experiencias de ternura y cercanía con María que tienen los más pequeños.

María nos enseña el estilo creativo en el anuncio del amor de Jesús, por eso, no podemos dejar de suscitar espacios y momentos para que los niños sienten la presencia cercana de María, para que ellos, con signos y gestos concretos le expresen su amor. Los medios para hacerlo no nos faltan, sólo necesitamos empezar a vivir en el estilo que María nos anuncia en el camino. 

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